Con Gaza en el corazón.
Todavía hoy en día desconocemos los procesos neuronales que activan el sueño, la capacidad de penetrar en una realidad paralela. La vigilia es cuando estamos despiertos, cuando estamos o somos presos del aquí y el ahora; en pocas palabras, de la realidad. Podemos evadirnos en pensamientos y abstracciones, pero permanecemos sometidos a la realidad en el presente. Pensamos, pero nuestro cuerpo y nuestros actos están sujetos o presos por el ahora.
Lo interesante es cómo y por qué se genera el sueño. Aún desconocemos cuáles son las vías de comunicación y qué genera esta actividad en la fisiología cerebral. Ahora bien, conviene recordar que no es lo mismo dormir, una actividad fisiológica indispensable, que soñar.
La interpretación de los sueños siempre se ha relacionado con el magisterio de Sigmund Freud (1856-1939), el afamado neurólogo austriaco, padre de una escuela de pensamiento y estudios de la evolución de la conducta: el psicoanálisis. Sus hipótesis de trabajo son complejas de demostrar, puesto que nos legó una teoría subjetiva en la que relacionó o, mejor dicho, creó un mundo de símbolos interpretativos del estado de los sueños. Los categorizó e interpretó con la información suministrada por el paciente y los signos clínicos que este manifestaba. Así, abordó la angustia interpretada en los sueños, la inhibición y la represión psíquica que los generaba, la fuerza del inconsciente, el pensamiento del que no tenemos conciencia, todo lo que repercute en el sujeto y que motiva el comportamiento.
En la actualidad, los neurocientíficos todavía carecen de una hipótesis sobre la neurofisiología de los sueños. Estos pensamientos fantásticos, no sujetos al ahora, pueden hacernos sufrir o vivir el más hermoso de los momentos o la más horrenda de las pesadillas. ¿Los sueños son los deseos o los miedos? ¿O, más bien, son efectos de la descarga y del reciclaje de la información irrelevante que gestiona el cerebro mientras dormimos?
Se trata de múltiples incógnitas de la actividad inconsciente sobre la que más se ha escrito y todavía existen preguntas sin respuestas. Mientras tanto, los estudios con los nuevos modelos neuropsicológicos en sujetos con patologías mentales y neurológicas, el análisis del contenido de los sueños, ya sean gratificantes o pesadillas horribles, siempre serán una fuente inagotable de información.