Para muchos es algo alarmante que una joven profesional, trabajadora, dedicada, hermosa, esté soltera a la edad de 40 años. Muchas veces hasta yo me lo he preguntado, no se los puedo negar, pero solo puedo decir “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo el cielo tiene su hora” Eclesiastés 3:1.
Según la psicóloga Bella DePaulo, experta en personas solteras, autora de Singled Out y otros libros desde las décadas de 1950, 1960 y 970 era inusual que las personas con edades entre los 30 y 49 años fueran solteras o que nunca habían estado casadas.
DePaulo indica “que las cosas son dramáticamente diferentes ahora. A partir de 2020, el 29 por ciento de los adultos estadounidenses de mediana edad nunca se han casado, según muestra un informe de Francesca A. Marino de la Universidad Estatal de Bowling Green”.
Aunque esta percepción ha venido cambiando a través del tiempo, no deja de sorprender la soltería a los 40 y más en mi país República Dominicana
A los 40 particularmente buscamos estabilidad, paz mental, una relación madura, estar con alguien que comparta tus mismos valores, que podamos crecer juntos, alguien con miras a formar una familia, sin embargo, si esa persona con la que quieres formar una familia no ha llegado a tu vida, no tenemos por qué satisfacer la necesidad de una persona o la sociedad misma en su afán por hacernos creer que debemos seguir el mismo guion de los demás.
Bella DePaulo, señala:
“Al mismo tiempo, las personas que se sienten poderosamente atraídas por la vida en pareja pueden continuar siguiendo ese camino de vida. El estado de la relación romántica se convertirá en algo más cercano a una elección que a un mandato cultural”.
Muchas veces me siento incomoda con los comentarios de las personas: cuando tendrás un hijo, debes ir pensando en tu edad, porque no te casas, mira el hombre perfecto no existe, por qué no me hago una inseminación artificial, que por qué no adopto, uuuuffff son muchas las interrogantes y comentarios que recibo día a día, en todos los ámbitos que me desenvuelvo.
Como creyente y temerosa de Dios pienso que formar un hogar, una familia es más importante que tener un hijo, para mí los hijos llegan cuando se fecunda el amor entre dos personas. Un hijo no debe ser algo para satisfacer las necesidades y egocentrismo de una persona o de la sociedad, como si se tratase de un producto de laboratorio debe gestarse en el amor de sus padres.
El decidir tener un hijo para satisfacer una necesidad, para no quedarme sola, para que me cuide en el futuro, lo veo como acto atrevido, egoísta, donde estoy tomando el lugar de Dios sin pensar en las consecuencias que esto pudiera generar.
Actualmente me siento feliz, realizada, completa y si algún día llegase la oportunidad de formar una familia pues será bienvenida con la bendición de Dios.