Los usos y modos de creación en la modernidad tardía involucran huellas, modos de recordar, vivir el pasado, la tradición y relaciones sociales, comunicativas y productivas entre sujetos dinámicos y antropológicos. Lo cual implica una práctica y un saber sociocultural de los objetos culturales y artísticos, en contexto y en significación. La sociología de los diversos vocabularios artísticos está sujeta a las diversas productividades artísticas, pero dicha problemática parte de una dialéctica productiva de los actos memoriales y de una semiótica de la cultura, integradora de signos, imágenes y objetos de creación.

De esta manera, encontramos parámetros de creación en las prácticas sociológicas de Mauss, Durkheim, Weber, Marx, Claude Lévi-Strauss, Malinowski, y muchos otros.

Las sociologías históricas del arte y la memoria analizan estratégicamente los contenidos y registros de experiencias socio-culturales.  Las mismas han producido ideas sobre la praxis del arte, el sujeto en tiempo, espacio y voluntad de trabajo estético-cultural. Como dominio de análisis e investigación artística, la sociología de los bienes y objetos de creación, supone lecturas orientacionales de la praxis creadora, a partir de una matriz social y antropológica. El arte y sus significados constituyen los cuerpos de creación basados en estéticas generales y particulares propias de situaciones humanas y culturales.

Una pintura de caballete o mural, así como también una escultura monumental o celebratoria del arte público inducen a distribuir mensajes y significados visuales, híbridos y socio-artísticos. Los ejemplos están en el espacio urbano, fronterizo, geográfico y comunitario.

Las diversas iconografías que han incidido en sujetos de respuestas, han producido también efectos socioestéticos en contexto y expresión. Lo que dará lugar siempre a una búsqueda crítica de la memoria sociopolítica de las imágenes.

Desde esa perspectiva la memoria dinamiza las imágenes de mundo y lenguaje. Memorias históricas, individuales y colectivas representadas en el arte latinoamericano y caribeño conforman una estética de lo mágico y la subjetividad como imaginario abierto al sujeto receptor.

En el caso de una sociología de la memoria creadora aparece el sujeto,  las formas, los pliegues cognitivos y la iconicidad ordenada como cuerpo, signo y cultura de las huellas y lo social. Así también los objetos visuales conforman estados de sentido y expresiones legibles que los artistas divulgan desde sus talleres y miradas estéticas en movimiento.

Aby Warburg y Gertrud Bing dialogan a partir de su estancia en Roma (ver, Diario romano, Ed. Siruela, Madrid, 2016), sobre el imaginario simbólico visible en las imágenes ortodoxas y heterodoxas de la Roma, que seduce por el encuentro de generaciones de artistas incidentes en el arte occidental clásico, barroco, manierista, rococó y otras tendencias, esto es, la orientación sociológica y psicológica vinculante.

La obra como fenómeno, evento perceptivo y estético enuncia mundos, formas, sentidos y contenidos socioartísticos.

Algunos semiólogos como Iuri M. Lotman y su histórica Escuela de Tartu, (Estonia), llevaron a cabo una investigación sobre los llamados modelos semióticos secundarios y significantes; esto produjo dos momentos en la llamada escuela de Tartu. Las primeras tesis a comienzo de los años 60 que abarcaron la tipología de las culturas y las tesis del 66, se apoyaron en una reformulación del estatuto epistemológico de la “Semiótica de la cultura”. Iuri M. Lotman fue el líder, el orientador de este grupo de investigación conformado por: Uspensky, S. Averincev, G. Minc, T.V. Civjan,V.V. Ivanov, D.M. Segal, Piatigorski y otros que partieron hacia el extranjero.

Desde ahí la semiótica tomó valor de semiótica de los sistemas modelantes secundarios; esto quiere decir que, el equipo de la Universidad de Tartu empezó a estudiar y a difundir la semiótica de la historia, las variedades semióticas de las culturas orales y escritas;  la semiótica del arte y los códigos artísticos; la semiótica de los textos artísticos y literarios, los llamados estratos de la cultura, la semiótica de los lenguajes indoeuropeos y de los relatos legendarios,  la semiótica del cine y del teatro, entre otras.

¿Dónde está situado Tartu? Desde el punto de vista geográfico, este condado está situado al sureste de Estonia y el espacio de superficie que comprende es de 45,339 km cuadrados.

En Tartu se habla el estonio y sus variantes influidas por el ruso. Las variantes idiomáticas son indudablemente dialectales y sociolectales. Aunque a finales del siglo XIX se ha considerado el estonio meridional como un estonio estándar.

La semiótica de las formas culturales estudia las expresiones recordadas, vivientes, grabadas de los signos e imágenes producidos y convertidos en propuestas de investigación. Existe una escuela semiótica de Tartu y una escuela semiotica de Moscú, pero fuera de estos lugares existen también universidades donde se estudia la semiótica de la cultura y la literatura. La semiótica rusa y estonia, así como la semiótica sociológica del grupo activado por Mijail Bajtín, propuso una visión transdiciplinaria del carnaval, desde “la Cultura desde Arriba” y “la Cultura desde abajo”, que estudió en su libro La cultura popular de la risa en la Edad Media y el Renacimiento. El contexto de François Rabelais (1998 (2003). La llamada cultura de la risa y del carnaval con sus textos, símbolos e influencias, es analizada por el semiólogo y filólogo ruso en contexto y fiesta cultural.

La llamada sociología de la memoria cultural y del arte está ligada a sociedades transicionales y modernas, así como a productividades artísticas y lenguajes artísticos que se codifican y transcodifican como expresión o expresiones sígnicas y comunicativas.

De ahí que la Escuela de Tartu plantea sus tesis sobre tipología de culturas e imágenes artísticas diversas, tal y como lo ha explicado Lotman en diversas ocasiones (Ver, Iuri  M. Lotman Estructura del texto artístico, versión en español del año 1988; Estética y semiótica del cine, Eds. Gustavo Gili, Barcelona, ediciones) y La semiosfera (vols.1, 2,3) en Eds. Cátedra, Madrid, en traducción de Desiderio Navarro.

Los estudiosos de la conocida Escuela de Tartu se marcharon hace muchos años asumiendo el exilio, debido a conflictos políticos y sus miembros se dispersaron por Francia, USA, Alemania, Israel y otros lugares y universidades del mundo. En la actualidad en Tartu (Estonia), se ha dado una transformación de la enseñanza de las artes y las humanidades, donde se han tomado en cuenta los aportes de la semiótica de modelos simbólicos y científicos.

Las traducciones de los textos de la semiótica soviética y de la Escuela de Tartu, circulan en el ámbito hispanoamericano siendo conocidos sus principales contribuciones a los estudios semióticos, culturales y literarios.