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La sociedad mulata vs. la sociedad negra.

Cuando se habla de las diferencias entre los dominicanos y los haitianos existen las diferenciales culturales, religiosas, de idioma, costumbres, tradiciones, nivel económico, historia, música folclórica, recursos naturales, pero también diferencias étnicas y raciales, aunque comparten una misma isla en Caribe que todos conocemos históricamente como La Isla de Santo Domingo para los hispano hablantes y de “Saint-Domingue” para los francófonos, recurramos al siguiente enlace:

https://www.bbc.com/mundo/articles/cy9zk78gnldohttps://www.bbc.com/mundo/articles/cy9zk78gnldohttps://www.bbc.com/mundo/articles/cy9zk78gnldo

Por el otro lado, el Gral. José Miguel Soto Jiménez se presenta en el programa de  Colombia Alcántara, tratando este tema recientemente, en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=-5r3jDYRyy8

Para iniciar el debate: ¿Cuál es la diferencia principal de las dos sociedades? No son las raíces taínas –como pretende cierta narrativa haitiana-, ya que la desaparición de esa raza se produjo mucho antes de la nefasta orden de Felipe II, Rey de España, a Osorio para producir las famosas “Devastaciones” y generar las condiciones para que los filibusteros franceses desde la Isla de la Tortuga ocuparan la banda occidental, germen de la «Republique D´Haiti».

La diferencia cultural tampoco viene por la colonización hispánica –en el caso dominicano- o francesa –en el caso haitiano. Viene de la condición de los esclavos que trajeron los españoles a la isla de Santo Domingo (esclavos conversos al cristianismo o “ladinos”) y los franceses a su colonia de «Saint Domingue» (esclavos no cristianizados o “bozales”, con sus creencias naturistas intactas que conocemos como «Vudú»).

El negro esclavo hispano-dominicano nunca se identificó con su contraparte franco-haitiano, de ahí la frase  auto-identitaria de “soy negro por fuera, pero blanco por dentro” del esclavos del Este de la Isla. Por otro lado, las relaciones inter etnias en la parte española produjo un mestizaje que llega a crear la única nación “mestiza” en el mundo, como lo estableció “Corpito” Pérez Cabral en su libro “La Sociedad Mulata”.

En ese sentido, la sociedad mulata, creada en su historia colonial, no contiene ninguna distinción racista en la auto identidad nacional. Difiere, sí, del odio racial que marcó la independencia haitiana que quemó las haciendas de los blancos y sus capataces mulatos. Ese rasgo de “quema y saqueo” no es parte de la idiosincrasia de la sociedad mulata.

Este artículo lo escribo con especial dedicatoria para aquellos tomadores de decisiones de la comunidad internacional (sean de la ONU, del Caricom, Francia, Canadá y los EE.UU.) que consideran que somos dos naciones iguales en su formación y sujetas a su asimilación. Nosotros somos una sociedad mulata, Haití es una sociedad negra.

Ellos tienen derecho a estar orgullosos de su “negritud”; nosotros, de nuestro “mulataje”. Por algo, un viajero del siglo XIX nos definió como el país de la familia “arcoíris”.