Los mapas de Koppen son, sin lugar a dudas, uno de nuestros temas de investigación favoritos.

Desde pequeño disfrutamos de los atlas de geografía de nuestro abuelo, especialmente uno de ellos que para aquella época era más grande y pesado que nuestra morfología corporal. Recordamos las horas y horas junto a aquellas inmensas láminas y como abuelito nos explicaba sobre los territorios que íbamos descubriendo navegando esos océanos de papel con nuestros diminutos dedos. Años más tarde, en nuestra primera juventud, asistíamos como oyentes a sus clases de geografía bíblica en el seminario de la iglesia protestante en la que crecimos.

Nunca pensamos que gracias a aquellas “clases domesticas” de geografía, el amor por el estudio de los territorios nos acompañaría hasta nuestra tesis doctoral en arquitectura.

Investigamos, conocimos, aprendimos; y en eso nos encontramos, de nuevo con los Mapas de Koppen. Además de los artículos indexados JCR, se han consultado otras fuentes documentales científicas, académicas y técnicas, que quedan referenciadas en la bibliografía de nuestra vida y nuestros trabajos académicos.

Entre estas publicaciones destacan los artículos de Pelli, en los cuales se hace referencia  los mapas de Koppen como herramienta válida para el estudio y calificación geográfica de las zonas climáticas del planeta.

En estos artículos se resalta el hecho de que, basándose en estudios botánicos sobre las especies de cada zona del planeta, ha sido posible establecer un patrón climático de coincidencias análogo a las coincidencias de especies tipológicas en diferentes partes del mundo.

Estos mapas de clasificación climática llevan el nombre de Wladimir Peter Koppen que fue el investigador y científico que hizo esta aportación en 1900.

Esta clasificación, modificada posteriormente en 1918 y 1936, identifica los climas con un código de letras y colores que configuran un mapa mundial por zonas, con características climáticas parecidas por el tipo de vida vegetal que se reproduce allí, tomando en cuenta los factores de la naturaleza como la temperatura y fenómenos atmosféricos.

El mapa que se reproduce en algunas de nuestras aportaciones científicas,  resulta ser la evolución del mapa original y es parte de los estudios realizados por Pelli.

Hoy compartimos parte de esa calificación en la imagen a continuación y en otras entregas de nuestra columna, volveremos sobre el tema. Hasta la próxima.