1.
“Trabajar muchas horas o irse”, ha dicho el famoso administrador de una empresa poderosa, Elon Musk.
El poder así de explícito, basta una frase para imponer respeto; como los antiguos emperadores –una orden no es una frase, es una amenaza– en caso de que no se cumpla. Es una frase en forma de potencial látigo, en forma-fantasma de despido; es una violencia, es un poder imperial ejercido sin pudor alguno en 2022.
2.
En 2022, en medio de los sindicatos y del viaje a Marte y de promesas de vida casi doméstica en la Luna, aquí estamos, al final, mucho antes que 1960; las ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de sueño prometidas en esa década, han quedado muy atrás.
El futuro está allí al fondo y terriblemente no es hacia delante. El futuro de quien trabaja, parece, en 2022, estar por detrás de los años sesenta del siglo pasado, cosa rara. El futuro está allí al fondo, pero el “allí al fondo” está a nuestras espaldas.
3.
Una nueva especie humana anda por ahí: los que se miden por la resistencia al número de horas por día de trabajo.
Longevidad en la vida versus longevidad en el trabajo en empresas en las que “o trabajas muchas horas o te vas”.
La ampliación extra del trabajo es una anulación de la vida que sobra; se sale de la empresa como quien está casi muerto.
Se llega a casa –y decir hola a los compañeros y a los hijos supone un esfuerzo sobrehumano-: se cae en la cama como quien ha sido abatido por un tiro tranquilamente laborable en la espalda.
A la mañana siguiente, el casi-humano-casi-máquina se levanta para ir al trabajo-de-muchas-horas-o-te-vas, y se levanta no como un organismo encendido por un on cualquiera; un on más o menos humanizado, más o menos cruel.
4.
Freud, en 2022, tendría poco que hacer. Sería sustituido por un técnico informático cualquiera que explicaría mejor las averías humanas que la antigua y la moderna psiquiatría.
Los humanos ya no están despiertos, durmiendo o soñando y teniendo pesadillas super interpretables. Están on o están off. Funcionales en altísima densidad, desempleados o averiadísimos.
5.
Los cansados, los sonámbulos; los ojos abiertos para el trabajo y cerrados para el resto de la mucha vida que existe; he aquí los nuevos trabajadores de esas empresas que, violentamente, les exigen a los trabajadores “trabajar muchas horas o irse”.
Empresas que hacen de los seres humanos ‘máquinas de hacer’, máquinas con estómago que salen de sus funcionalidades, por la noche adentro, en formato zombi, hacia la cama, hacia la depresión o hacia la fatiga sin retorno.
Se trata, en el fondo, de una manera de absorber la energía-sangre de los trabajadores mientras estos funcionan. Cuando se estropeen, serán lanzados al almacén de los cucú de la cabeza. Absorbidos durante 10-12 años (como mucho), salen de esos diez, doce años como viejos; se quedarán sentados en sofás repitiendo bla bla como un recién nacido; cortocircuitos en la cabeza y en los cuerpos que trabajan en exceso y han llegado al kaput mental.
Empresas que hacen de los seres humanos ‘máquinas de hacer’, máquinas con estómago que terminan sus funciones ya con la noche encima, en formato zombie, y van para la cama, para la depresión o para la fatiga sin regreso.
Reducción brusca de la longevidad de la vida activa –los humanos dejarán así de medirse por la duración de la normal respiración de la vida (ochenta y dos años, ochenta y cuatro, las medias de vida de los países industriales) y pasarán a medirse– por las empresas que exigen “trabajar muchas horas o irse” – por el número de años que aguantan trabajando doce, catorce o dieciséis horas al día.
Seis, siete, ocho, diez -doce años los más resistentes– esta es la duración de lo que importa: la resistencia a trabajar largas horas.
En el fondo, son humanos reducidos a leña para mantener la hoguera encendida, o a combustible para mantener la máquina en movimiento.
Humanos leña; humanos combustible – he aquí el 2022, en medio de viajes a Marte y promesas de que, en poco tiempo, muchos humanos estarán viviendo en la Luna.
6.
¿Quién no preferirá vivir en la Luna con tanto trabajo en la Tierra?
7.
Y los humanos por ahí están, se ven por las calles, en las casas de sus padres o en los hospitales, ahí están, sumergidos en averías varias. Kaput, KO, off, suicidas, dementes, enfermos, exhaustos y deprimidos.
—–
Traducción de Leonor López de Carrión. Originalmente publicado no Jornal Expresso