En 1944 y a propósito del Congreso Medico del Centenario el doctor Jacinto Mañón Gottos publicó un interesante trabajo sobre las características de los accidentes de trabajo en la primera mitad del siglo XX en la República Dominicana.
Expresaba el doctor Mañón que otros países de la América hispana legislaron sobre los accidentes de trabajo en las primeras dos décadas del siglo XX, en nuestro país fue en 1932 que se promulgó la ley 352 sobre accidentes de trabajo.
Las estadísticas en este trabajo son particularmente interesantes ya que ofrece el dato de que en el período de 1933 a 1943 se produjeron en el país un número importante de accidentes de trabajo así en 1933 se produjeron 3135 accidentes de los que 932 fueron graves. 18 empleados fallecieron como consecuencia de los accidentes en el trabajo. La lesión más frecuente fueron las contusiones, seguida por las heridas. En el 1934 se produjeron 3668 accidentes pero solo 130 calificaron como graves. Ese año fallecieron 12 personas y las heridas fueron la lesión más frecuente. Luego las contusiones, las amputaciones, quemaduras, hernias , facturas esguinces, funiculitis y orquitis. Llama la atención el reporte de 217 lesiones oculares no especificadas. En 1935 la cifra de accidentes subió a 5666. De nuevo llama la atención la gran cantidad de lesiones oculares, 262. Como en otros años las heridas y contusiones fueron las lesiones más frecuentes. En 1936 subieron a 5809 accidentes, con 9 fallecidos. Las lesiones oculares fueron 450. En 1937 se reportaron 7469 accidentes de trabajo, las heridas casi el doble de las contusiones y 385 lesiones oculares. En ese año fallecieron 14 personas. Consideramos que a medida que se tomó conciencia de los accidentes y su reporte subían las estadísticas y por otro lado a medida que se abrían nuevas empresas también. En 1938 se reportaron 7439 accidentes y 942 lesiones oculares. Así sigue la estadística de esos años con similares características.
La mayor parte de las heridas se debían a objetos punzantes como clavos o astillas de madera y otras maquinas asociadas a la construcción. Las contusiones de igual forma se asociaban a la construcción y tenían que ver con caídas de andamios o materiales de construcción. Las quemaduras se asociaban a agua caliente, gasolina, metales o melaza caliente. En la descripción de las lesiones oculares decía el trabajo del doctor Mañón que “casi todas ellas producidas por incrustaciones en la córnea de partículas de metal, piedra de esmeril, de carbón, de arena o de vidrio. Las heridas cortantes corneales se asocian a objetos como cuchillos, clavos, hojas de caña de azúcar o instrumentos de trabajo. Se presentaban contusiones sobre el globo ocular, que producían úlceras o lesiones graves del fondo de ojo. Se reportaban hernias del iris por rotura de la cornea. Se presentaron en estas series casos de panoftalmía así como casos de quemaduras corneales asociadas a cal viva potasa caustica así como aceite caliente. Se incluían también heridas de los parpados y las conjuntivitis de piscina.
En otra parte de su trabajo el doctor Mañón describía las facilidades de consultorio que tenía la Compañía de seguros San Rafael. Se contaba con dispensarios, áreas de consulta, laboratorio y rayos X. Como dato interesante los hospitales a los que se referían los pacientes eran el Hospital Internacional en la ciudad capital, el Hospital San Antonio en San Pedro de Macorís, la Clínica San Nicolás en Santiago y mencionaba que los centrales azucareros de La Romana, Barahona contaban con centros de salud asociados con todas las facilidades. En Puerto Plata la clínica del Doctor Vázquez. Interesantes los datos de este trabajo.