La región Este de nuestro país está compuesta por 5 provincias (San Pedro de Macorís, La Romana, Hato Mayor, El Seibo y La Altagracia) que ocupan un área geográfica de 8,023 km2 (un 16,5% del territorio nacional) y, según la Oficina Nacional de Estadísticas, una población estimada (2020) de 1,055,875 habitantes (un 10% de los habitantes del país).

Los datos que se extraen de fuentes nacionales e internacionales nos dicen que existen marcadas diferencias demográficas, sociales y económicas entre dichas provincias. El Seibo, con  93, 508 habitantes y Hato Mayor con algo más de 85 mil,  están lejos de los 218 mil de La Romana, los 304 mil  de  San Pedro de Macorís y los 353 mil de La Altagracia.

En lo atinente a lo económico, El Seibo es la provincia del Este con peor índice de calidad de vida y es la que tiene mayor cantidad de hogares pobres y en extrema pobreza a la vez que el menor índice de desarrollo humano. Es, en suma, una de las provincias más deprimidas de todo el país. Esto contrasta con La Romana, cuyas valoraciones son las mejores de dicha región y con La Altagracia, que aunque recibe un flujo continuo de migración interna, puntúa por detrás de La Romana.

Existen otras discrepancias socioeconómicas que marcan severas diferencias entre  estas provincias del Este: población rural versus urbana, tasa de desempleo, analfabetismo, tasa de mortalidad infantil, entre otras, que delatan las inequidades del reparto de las oportunidades de desarrollo en nuestro país. El Seibo y Hato Mayor frente a las otras provincias del Este son el mejor ejemplo.

En sentido general, el turismo, las remesas, la inversión extranjera y las zonas francas han convertido a la República Dominicana en la segunda economía de mayor crecimiento en América Latina en la última década, pero ese crecimiento económico sostenido no ha evitado las grandes desigualdades sociales, que como en el caso de la región Este, no sólo se evidencian en el desarrollo entre las provincias que la componen sino, sobre todo, en el descuido de nichos vitales como es la salud, en particular, la salud mental.

En el argot de la psiquiatría y la psicología se utiliza una expresión que es una verdad de Perogrullo: no puede haber salud sin salud mental. Y aunque para el gremio en cuestión esto es consabido, no lo es ni para los demás trabajadores de la salud ni para las autoridades oficiales, sean estas del Ministerio de Salud, del Servicio Nacional de Salud. Ni siquiera para el gobierno central, incluido el ciudadano presidente de la República.

Las cifras generales son elocuentes: se estima que más del 20% de la población del país adolece de una condición mental, en donde cerca de 700 mil personas tienen algún problema de ansiedad, cerca de medio millón padecen de depresión en cualquiera de sus formas y el número de cuadros psicóticos severos abarrotan las camas disponibles y cuando no, los vemos deambular por nuestras calles. Solo citamos esos tres ejemplos y dejamos de lado otras patologías que como el trastorno bipolar, el uso de sustancias ilícitas y el abuso de otras sustancias, nos convocan a un drama social y humano que debe tener respuesta desde el sector salud pero que en la actualidad no tiene dolientes.

En toda la región trabajan únicamente 12 psiquiatras y 39 psicólogos  para el sector público. En donde La Romana no tiene ningún psiquiatra  y El Seibo y Hato Mayor, con un psiquiatra por cabeza, con el agravante de que no residen en dichas  provincias, lo cual limita de manera severa su accionar comunitario. Para que tengamos una idea de la falta de este recurso humano, la Organización Mundial de la Salud recomienda que cada país tenga un mínimo de 10 psiquiatras por 100 mil habitantes. La región Este apenas llega al 1,1.

Si analizamos la cantidad de camas psiquiátricas por 100 mil habitantes que nuestro país debe tener, y si observamos las dos recomendaciones internacionales que señalamos a continuación, el drama es mayor y el descuido inaceptable: hace unos años se pedía que para un país de ingresos medios, como el nuestro, tener 6 camas por 100 habitantes. Recientemente, el Consejo  Mundial de Expertos sobre el número mínimo y máximo de camas psiquiátricas determinó que 30 es el número mínimo y 60 el número óptimo. La región Este no tiene ninguna cama psiquiátrica. En el año 2020 debió entrar al servicio la Unidad de Intervención en Crisis para salud mental en el Hospital Antonio Musa de San Pedro de Macorís, al momento de ser reinaugurado. El hospital Musa fue entregado por las actuales autoridades pero esas camas  no fueron entregadas. Tampoco se llevó a feliz término la habilitación de camas en el hospital provincial de Higuey, mismas que estaban muy avanzadas en 2020.

El Plan Nacional de Salud Mental 2019-2022 marcó, con sus líneas estratégicas, las políticas públicas en torno a la salud mental: 1) fortalecimiento de la rectoría y la gestión técnico administrativa, 2) promoción de la salud mental y prevención de los trastornos mentales y problemas psicosociales, 3) gestión de la cobertura y acceso a una atención de salud mental, integral y de calidad, a través de la descentralización basado en un modelo comunitario, 4) fortalecimiento del monitoreo y cumplimiento de las directrices para la producción y utilización de la información sobre salud mental.

Dado que las actuales autoridades no han refrendado dicho Plan ni mucho menos han dado otro paso de avance, como por ejemplo, la implementación de la  estrategia mhGAP (que busca llevar la atención en salud mental al primer nivel de atención), ni ha implementado el programa de Centros de Salud Mental Comunitarios (en la región Este no existe ni la implementación de dicha estrategia ni se ha creado el primer Centro Comunitario), cuando todos estos documentos y avance de los mismos quedaron en los archivos del Ministerio de Salud, podemos afirmar que estas limitaciones, retrocesos y deficiencias encontradas en lo relativo a la salud mental en la región Este, al alejarse de las políticas públicas establecidas, nos presentan un cuadro  muy crítico.

Fuentes:

1-Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).

2-Banco Mundial (2020-2021).

3-Programa Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

4-SNS nómina fija y nómina contratados (agosto 2022).

5-Mund, AP, Rozas Serri el al. Consejo de expertos mediante un proceso Delphi. Mol psiquiatría 2022.

6-Oficina de Acceso a la Información MSP.

7-Repositorio de Información y Estadísticas SNS (2019).

8- Ministerio de Salud Pública. Plan Nacional de Salud Mental República Dominicana 2019-2022. Santo Domingo: MSP; 2019.