Un servicio tan vital como es la electricidad, no puede estar sujeto a la casualidades de si llueve mucho o hace mucho calor.

En la República Dominicana que el servicio eléctrico hasta finales de los años noventa del siglo pasado era proporcionado por lo que se llamó la empresa pública Corporación Dominicana de Electricidad (CDE).

En 1997 esa empresa fue sometida a un proceso de capitalización para buscar inversión privada, que empezó a regir en 1998. Se dividió la industria eléctrica en tres sectores: la generación o producción, la trasmisión y la distribución. El Estado se quedó con parte de la producción, con la totalidad de la transmisión y de la comercialización o distribución; es así que se crean las EDE (EDESUR, EDENORTE y EDEESTE).

(Las EDE volvieron a ser de propiedad estatal completa en dos fases: EDESUR y EDENORTE durante el gobierno de Hipólito Mejía (2000-2004) y EDEESTE durante el gobierno de Leonel Fernández 2004-2012. En consecuencia, el sector eléctrico es propiedad estatal, excepto en la parte de generación. No obstante, en algunas regiones, como en el Este, operan empresas privadas en la generación y distribución.)

Mediante el proceso de reestructuración y capitalización privada del sistema eléctrico, tanto desde el punto legal, operativo y administrativo, se logró reducir el déficit de energía y financiero, lográndose a su vez establecer en muchos lugares del país los llamados circuitos de energía 24 horas, hasta el año 2020.

Pero en los últimos 4 años, que aunque se ha argumentado que no existen apagones financieros (falta de pago a proveedores privados de energía) y no obstante se ha aumentado la capacidad instalada de energía, como por ejemplo la planta de Punta Catalina, que se presentó en principios como la panacea para solucionar el déficit en la generación de energía, los apagones siguen y en aumento haga frío o calor.

Un dato importante con relación a la situación del sistema eléctrico, como muestra del déficit financiero del sector, según informaciones del Ministerio de Economía, es que para el 2022 el subsidio que debió dar el gobierno al sector eléctrico en el año 2022 fue de 41,963.60 millones de pesos y para el año 2023 el mismo había sobrepasado los 50,000 millones y para finales de este año 2024 el subsidio sería de más de 89,000 millones de pesos.

El mismo presidente Abinader había indicado el año 2023, que las empresas de distribución de electricidad necesitaban US$2,000 millones para enfrentar averías. Y por otro lado, Celso Marranzini nuevo presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED), señala que se necesitan 650 millones de dólares para rehabilitar las redes eléctricas y ampliar la infraestructura.

El licenciado Marranzini se ha sincerizado al señalar que existe "el circulo vicioso del sector eléctrico que está formado por las pérdidas, tarifas, la falta de recursos para la inversión, el mal estado de la redes eléctricas, el hurto (robo de electricidad), mal estado de las redes…".

Y con relación a las EDE, Marranzini señala que "han sido víctimas de ineficiencia y fraude". Precisamente, señalo yo, que ahí está lo esencial para que el déficit siga aumentando.

Para disminuir el creciente subsidio se debe hacer una transformación profunda de estas empresas estatales, tanto desde el punto gerencial administrativo, como de una real supervisión por parte de las instituciones públicas responsables de dicha supervisión comenzando por el CUED.

Mientras tanto los hogares dominicanos pagan un servicio eléctrico cada vez más caro y simultáneamente los apagones aumentan sin límites.