Los epónimos son nombres o apellidos con los que se denominan lugares, objetos o incluso enfermedades… Así, el explorador Américo Vespucio da nombre a nuestro continente, América. No obstante, en algunas ocasiones los epónimos tienen un pasado oscuro y se suprimen de las nomenclaturas, como es el caso del Síndrome de Asperger.
Hans Asperger (1906-1980), pediatra austriaco, fue conocido por sus estudios sobre el autismo y se adoptó su apellido para bautizar el trastorno del espectro autista.
En marzo de 1938 con la anexión de su país por parte de la Alemania nazi, el desarrollo profesional quedó sometido a la ideología oficial de este régimen totalitario y genocida. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como oficial médico en la ocupación de Croacia por las potencias del Eje y, además, en revisiones retrospectivas de su vida y su relación con el fascismo y su implicación política y profesional con el nacionalsocialismo se encontraron documentos que cuestionaban seriamente importantes aspectos de su trabajo e incluso su vinculación con procedimientos horribles de políticas homicidas de “higiene” étnica.
Su biografía, hasta entonces enaltecida, se desplomó a partir de 2016 tras ser revisada y contrastada con nuevas fuentes que desmintieron un relato previo que destacaba su figura. Los años trágicos del fascismo no habían sido explorados previamente por el control del régimen sobre la información. Pero las nuevas evidencias eran tan contundentes que los organismos internacionales reaccionaron. Ya en 2013 se eliminó el concepto que se refería al trastorno del espectro autista del DSM versión V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatria).
Y en mayo de 2018 la Organización Mundial de la Salud instruyó la eliminación de forma definitiva de la denominación de Síndrome de Asperger y acordó nombrarlo solo como otra de las condiciones del trastorno del espectro autista (TEA). Esta decisión obedece a la necesidad de honrar la ética médica ante los antecedentes reprobables de este médico austriaco de cuyo nombre no queremos acordarnos.