Porque: Cuando el enemigo pacta algo

contigo, no significa que es tu amigo.

Un hombre es más que un nombre

en singular, pues este vale por

incontables plurales.

En realidad, este pueblo, después de la debacle que causó toda una camarilla que desconocía hasta lo que significaba estar bien vestido, pero que llegaron a creerse de la alta alcurnia, aun se le vieran los jarretes de los pies, que por demás crearon un gobierno de descaro y una arrogancia nunca vista o padecida en este país, con una inmensa capacidad para el engaño y un desprecio más que manifiesto por este pueblo, necesitábamos un gobierno totalmente diferente.

Hasta ahora es eso pero, al igual que sucedió con el anterior arrogante gobierno, que hizo y deshizo al tener de frente una oposición sin rumbo, sin garras, que solo estaba pendiente de las migajas que antojadizamente les dejara caer el pichón acomplejado de tirano o los miembros del desacreditado comité, hoy, por desgracia, estamos notando la misma tendencia a permitir hacer, siempre y cuando el gobierno los riegue con algún tipo de agua bendita, es decir, sin cuestionamientos que mantengan determinado control sobre los que aspiran a convertirse en émulos de aquel fatal gobierno.

Siendo claro con este asunto, no me gusta el mando absoluto sin que cuestionamiento alguno llame a reflexión. Aprendí de los recientes tiempos pasados, que las lacras que logran posicionarse dentro o alrededor de quien o quienes ejercen el poder dentro del Estado, llega un momento que pierden hasta el más mínimo temor a las consecuencias de sus actos. Las catástrofes nos hacen o deberían hacernos reflexionar sobre el cómo, ya en otros tiempos, han actuado determinados funcionarios, donde la osadía es su principal Norte y la repartición de los beneficios que obtienen, son desconocidos hasta donde pueden llegar.

Difícil será si no nos protegemos y somos proactivos, porque esa gente, esa mafia, ese dejar hacer dejar pasar, esa acción vacilante y que en ocasiones dan la sensación de miedo a actuar en contra de estos, incluyendo claro está, ya que forman en conjunto,  un dúo maldito en contra del progreso y la seguridad del país, con las prejuiciadas y descontroladas gentes del Oeste, quienes como buitres y yuxtapuestos en su accionar criminal, podrían, sin importar el tiempo, armarnos un pogromo que nos dolería y maltrataría como nación por sécula seculórum. Ya que, al igual que ha sucedido en los Balcanes, por igual lo hemos tenido nosotros y, esa amenaza, al igual que allá, permanece latente y por desgracia, manifestándose.

Mi humilde parecer es que el Estado debe ser temido por la rigidez en la aplicación de las leyes y no por el comportamiento medalaganario de algún político, militar o policía. Temerle a la acción del Estado ante las tropelías de políticos y consorciados honorables, abogados o familiares, debería ser la constante sin importar las aspiraciones de quien sea y, si ese momento llegase, entonces podríamos todos sentirnos orgullosos de ser dominicanos, no como un spot publicitario sino, como un accionar patriótico.

A lo que me refiero es a ponerle fin a esa mafia que todo el mundo sabe y percibe que existe; esa en la que aparecen negocios con el Estado en los que de una u otra manera siempre son las mismas gentes los que aparecen y, no me refiero a los lobistas. Más bien, es a esos que hacen obras de envergadura utilizando a otros infelices como testaferros, donde se podría poner hasta el tema de los aeropuertos como ejemplo, o quizás definir el por qué no se ha podido resolver el problema de los pasaportes biométricos y ni hablar de las mafias del transporte, porque, de así ser, el hedor no permitiría siquiera leerlo. ¡Sí señor!