“Porque: “Tanto si piensas que puedes como si no puedes, estás en lo cierto”

“Lo malo de ser una persona observadora es que terminas entendiendo cosas que era mejor no saber”.

Incierto sería decir que por encima de todos los temas que en la actualidad se tratan en esta campaña política -no declarada, pero, si presenciada-, ninguno me causa algo de pesar, porque el problema real no se está tratando, más bien, en ocasiones, se hace de soslayo. Todo esto, a pesar de que nuestros callejones, cañadas y barrios, diariamente, reciben la presencia de los aspirantes a cualquier cosa en las próximas elecciones, pero, los mismos no ven lo que deberían de ver, ya que, lo importante, no son los problemas nacionales, sino, aquellos que colmarán sus ambiciones personales.

Es todo un estropicio lo que está ocurriendo con la inmigración ilegal haitiana, pero, nadie la escucha o la ve y solo cuando un organismo internacional, pletórico de teorías y estudios realizados desde algún cómodo sillón de escritorio o desde el balcón de algún hotel de cinco estrellas, es que se escuchan algunas voces -muy tímidas, por cierto- por un lapso muy corto.

Domingo siete de la mañana y nos da la sensación de estar desplazándonos en medio de cualquier Departamento del Oeste. Ya no es una coincidencia o error, es simplemente que estamos copados por inmigrantes ilegales, que inocultablemente están imponiendo sus costumbres y, comenzando por nuestros “honorables”, hasta los organismos encargados de regularizar estas acciones, simplemente, ninguno los ven.

Los organismos internacionales, dirigidos por los intereses de potencias claramente identificadas, pretenden y proponen, como solución para el gran problema que día a día se profundiza más en las tierras del Oeste, que nosotros nos hagamos cargo de este y, peor aún, con una malsana intención de que solo exista un país, donde algunos, sin vergüenza alguna, tienen el tupé de proponerlo. Pero todos se olvidan de la historia, la misma que en ocasiones se ha dicho tantas veces que algunas veces se presenta como un drama y en otras como toda una tragedia.

O será que exprofeso, pretenden borrar el gran fracaso Inglés en Nigeria, cuando trataron -como imperio al fin-, de reunir varios pueblos irreconciliables, donde lo más que lograron fue acentuar las diferencias existentes y que, por demás, después de décadas de esta acción, la sangre y el fracaso han sido la norma, ya que, las fuerzas confinadas dentro de ese territorio, solo han servido para que esos pueblos o tribus continúen explotando cual si fuesen un polvorín, que hasta el día de hoy, se mantiene encendido.

Por igual sucedería con el polvorín del Oeste, no precisamente por la pobreza que ellos mismos han contribuido a engrandecer con el azote indetenible contra la naturaleza, sino, por aquel salvajismo tribal subyacente que no cede y solo las dictaduras -dentro de su ilegalidad-, han podido controlar parcialmente a esa amalgama de tribus. Al parecer, y no es nada alocado, porque en el fondo es lo que han propuesto algunos aquí y allá, es establecer un “Acuerdo de Berlín”, donde cualquier potencia o país que haya tenido incidencia en los motivos por los cuales ahora se encuentran esas tribus, y que desee explotar las riquezas que se puedan encontrar en ese territorio, sea designada potencia administrativa y disueltos los clanes que ahora gobiernan.

Y es que estas tribus se independizaron sin pensar en ningún momento el cómo iba a funcionar la cosa con tantos jefes tribales y jamás han logrado superar ese comienzo de rebeldía, ya que nunca han respetado otras leyes que no sean las propias de cada uno. Y, ante este innegable hecho cabría preguntar; ¿qué nos asegura como país, que aquellas invasiones no se producirán nueva vez, si las causas subyacen bajo una débil capa de seguridad? Responderá el tiempo. ¡Sí señor!