Este tipo de signos puede ser ubicado en los diversos desarrollos de la cultura, el arte y la sociedad, debido a que los fenómenos de proliferación de los signos son conjugables en los diversos modos de producción de imágenes culturales y dinámicas. Este fenómeno de “cruzamiento” y de intercontacto fenoménico entre los signos se aboca a diversos modos comprensión de la semiótica como ciencia general  y particular de los signos. Los signos cruzados se reconocen como parte de un modo de existencia de la razón semiótica.

En esta perspectiva el ordenamiento y razonamiento semiótico tiene su base el cruzamiento dialéctico de la significación y la convergencia entre las diversas productividades e interpretaciones del mundo del arte, la cultura, donde encontramos diversas líneas de movimiento e interacción surgentes de lo semiótico, lo artístico y lo cultural. (Textos híbridos, carnaval, fiestas populares, intertextualidades aglutinantes y otros fenómenos intersígnicos).

El hibridismo artístico-cultural, el poliglotismo de las indicaciones estético-culturales, así como los contactos interproductivas producidas por las rotaciones y traslaciones mentales, así como los diversos movimientos de traslación conceptual le van a servir de base a todo cruzamiento de los signos, de las imágenes sociales artísticas y culturales. (Ver, Iuri M. Lotman (1987,1988), Néstor García Canclini (1979, 1990), A. J. Greimas (1984,1991), David R. Olson y Nancy Torrance y otros (1998), Giorgio Raimondi Carmona (1999).

De ahí que el videoarte, la videoinstalación, la escultopintura, el cine antropológico, el arte urbano, las fiestas populares, el cine ecológico, el teatro público, la opera merengue, el rap, el reggaeton, el hip hop, la danza urbana, contemporánea y otras mediaciones semióticas y artísticas produzcan resultados metodológicos en el contexto de  las  acciones artísticas interdisciplinarias,   intradiciplinarias y transdiciplinarias. Todo lo cual es indicador de contextos, e producciones fundamentadas en el campo educativo, de creación y trabajo miltidisciplinario.

En este sentido los signos cruzados dejan de ser simples mezclas para convertirse en aquel intercontacto productivo, cultural y artístico donde la productividad estetizada logra sus valores mediante la práctica, reflexión y creación de tipos híbridos (ideológicos), con una base intensa de creación.

Las etapas significativas de los signos cruzados producen una movilidad de los significantes puestos en diálogos en discursos o transcursos culturales que generan lo que se ha llamado textos artísticos y textos culturales. (Para un conocimiento más profundo sobre el tema, Ver, AAVV: Mitos de los pueblos del mundo (1957-1988), Vols. 1 y 2; ver, también la selección traducida del ruto al español, El árbol del mundo, con glosario y notas de Rinaldo Acosta revisada por Desiderio Navarso, Colección Criterios, Casa de las Américas/ UNEAC, La Habana, 2002.

Las diferentes coralidades musicales, literarias, artísticas, culturales y étnicas del Caribe y Latinoamérica se expresan, se pronuncian y enuncian en el movimiento, o los movimientos dialógicos del arte y la cultura. El chamanismo afrobrasileño, indigenista, rural de la Amazonia, así como toda la ritología y la antropología religiosa sudamericana y caribeña, son una muestra enriquecedora de los signos cruzados que producen universos de significación y representación, así como las diversas miradas propias de cada espacio cultural ubicado en una determinada geografía sociocultural.

En otro caso la música, el folklore, las coreografías individuales o colectivas producen convergencias, acciones visibles específicas que luego se convierten en obras de arte o textos artísticos dinámicos e internacionales.

Todo este proceso dará lugar a fundaciones colectivas, individuales intraculturales, transculturales y multidireccionales en el ámbito de las creaciones tradicionales, modernas y contemporáneas. Se trata de un fenómeno dialógico y comprensivo que se produce a partir de las diferentes posibilidades etnoculturales, geoculturales y socioculturales que encontramos de manera progresiva en la América continental, África, India, el Medio Oriente, Australia y otros espacios de memorias culturales.

Como hemos visto ya, signos cruzados son signos híbridos, polisémicos y policulturales. Esto indica que se producen mediante contactos dentro de una cultura, o entre culturas diferentes o bajo el fenómeno intercultural que admite migraciones de signos, imágenes y símbolos. Esto indica un proceso donde la productividad cultural, oral, literaria o artística se convierte en un registro semiótico-perceptivo y polisensorial. (Ver el ejemplo de Philippe Descola, en Las Lanzas del Crepúsculo. Relatos – Jíbaro, Alta Amazonia, (1973(2005)

El cruce o cruzamiento en este caso, es un proceso de semiosis o movilidad sintáctica, semántica y pragmática concurrente en cualquier narrativa artística y cultural. Encontramos signos cruzados en las danzas tradicionales de la América continental, en el teatro ritual moderno y contemporáneo de la América continental, en las diferentes creaciones artísticas basadas en búsquedas creacionales y en las experiencias del videoarte, la videodanza, la fotografía poética, el carnaval, la fiesta rural, el chamanismo mágicorreligioso, la creación de espacios no-convencionales de la plástica, la etnodanza, los carnavales populares y otras expresiones sincretizadas, como muy bien lo han puesto de relieve los antropólogos y folkloristas Dagoberto Tejeda Ortiz , José Guerrero y otros en República Dominicana.

La travesía de un fenómeno identitario está en alcanzar su valor semiótico cuando el mismo se interpreta desde la interacción artística y cultural. Las visiones del arte se van conformando a partir de símbolos, iconos, interpretantes, grafos, grafías y otros sistemas interfuncionales de producción artística.

En el contexto de una semiótica de la danza actual podemos observar también un movimiento estético productivo y otros gestos y movimientos coreográficos libres, toda vez que en la base del movimiento y el cuerpo encontramos un orden figural o metafigural que reproduce los principales contenidos artísticos, perceptivos y sensoriales de muchas propuestas actuales.

Si la danza conforma un movimiento de subjetividad del cuerpo y otros de objetividad del espacio, ambos funcionan unidos en un pensamiento-discurso del cuerpo danzario. Y eso se debe a un dinamismo integrador y organizador de fases de desarrollo de la danza contemporánea y de todas las artes escénicas y se debe, en consecuencia, al hibridismo artístico-cultural que observamos como producto híbrido donde encontramos universos de creación y recepción. Se puede reconocer en dicho orden una conjunción de conceptos y elementos multiplicados mediante un contexto de significación y de atributos significativos.

En efecto, lo que se caracteriza como signos híbridos es un texto-contexto animado por las formas y contenidos de ciertas historias y prácticas individuales o colectivas, es propio de un sistema de búsquedas socio artísticas. Todo lo cual hace que se investigue el imaginario cultural y artístico en base a las acciones que serían convertidas  en ideales.

La definición y la productividad de los signos cruzados alcanzará su valor desde perspectivas multidisciplinarias, pero también desde movimientos activadores de significantes culturales e imaginarios que funcionan en relación permanente de “cruzamiento” o cruce cultural con focos de cuerpos artizados mediante la expresión y el movimiento conjunto.

El concepto de signos cruzados reconocido en el contexto de los signos híbridos facilita el conocimiento de aquellas formas de creación, donde se establecen las claves para el desarrollo de un discurso cultural. Esto hace que desde un punto de vista más abierto, el concepto de mestizaje se pueda elaborar y producir en un espacio dialógico de signos cruzados en base a un poliglotismo semiótico basado en estrategias de la comunicación, significación y productividad biosensible.

Desde esta perspectiva del conocimiento, y el reconocimiento de los signos híbridos o cruzados se justifican a partir de diferentes implicaciones, en base a ciertos modos de comunicar, significar, resignificar, interpretar objetos de valor estético, interpretación y comprensión de espacios direccionalmente semióticos.

Los mestizajes artísticos y culturales van acentuando procesos cada vez más ligados a los universos creados y constituidos por signos, imágenes específicas, imágenes reales y virtuales. Cada universo sincrético o híbrido genera imágenes, signos y símbolos caracterizados y visualizados tanto en superficie como en profundidad.

Los diversos cuadrajes artístico-visuales poseedores de núcleos temáticos y formales confluyen en un significado fundamental, que conforma el espacio mismo de lo artístico y del elemento creacional diferenciador mediante uno o varios lenguajes.

Todo un marco antroposemiótico se revela mediante intercontactos etnoartísticos, etnosimbólicos y etnoculturales. La experiencia de un patrimonio inmaterial premiado por la UNESCO, Los Congos de Villa Mella en Mata los indios, el teatro y la coreografía convertidos en expresión artística y teatral de los Guloyas en San Pedro de Macorís, el Carnaval de Santo Domingo Oriental y las fiestas populares del sur del país; el festival cimarrón celebrado en san Juan de la Maguana y otras experiencias artísticas y culturales llevadas a cabo por afrodescendientes constituyen un campo de estudio semiótico-cultural y sobre todo  centralizado en un universo plural de formas creadoras.

La imagen materializada o sincretizada a través de iconogramas, mapas etnoartísticos, rituales agrarios, ciclos temporales y otras manifestaciones constituidas por algunos signo híbridos, van a cualificar mediante atractores espaciales y temporales imágenes fundamentales de  creación  identiraria.

La concepción según la cual los signos cruzados se explican y cobran valor en cardinales específicas implica un ejercicio de búsqueda, creación, relación, identificación, metamorfosis, sujeción y transformación; todo lo cual se logra en una línea de narración, acentuación,  artisticidades visuales, donde los signos cruzados operan sobre la base de un proceso performático de semiosis artística.

La conceptualización y la calidad de las imágenes logradas sobre la base de una conversión directa o indirecta de creación piden un espaciamiento de los símbolos y signos propios de la cultura dominicana y de otras propias de la región.

Toda la experiencia vivida en este sentido apunta al entendimiento de manifestaciones que se salen del canon habitual de las preceptivas artísticas, y en cambio motivan otro acercamiento a la creación híbrida  y sintética.

En ese sentido los signos cruzados se reconocen como mediaciones de un espacio y un tiempo donde el lenguaje, el arte y la cultura adquieren significados, valores específicos,  generales y particulares generadores de artisticidad.

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