El asesor turístico del Poder Ejecutivo, Joel Santos, ha afirmado que uno de los problemas de los polos turísticos este y norte ha sido que nacieron primero que la planificación.
Lo ha afirmado en el talkshow radiofónico Zol de la Mañana, en el contexto del edición 42 de la Feria Internacional de Turismo, celebrada en Madrid, España, del 19 al 23 de enero de 2022.
Su referencia vino a cuentas para justificar el proyecto de desarrollo turístico de Pedernales, que –enfatizó- se ejecuta desde cero, con una planificación adecuada.
Fue claro: No esperar que el destino comience a desarrollarse para planificar; hay que comenzar con un ordenamiento territorial claramente definido para evitar arrabalización.
https://www.youtube.com/watch?v=qztPytjR_2w.
Dirán que su discurso sobra porque representa un axioma conocido al dedillo hasta por aficionados a la planificación situacional.
Pero, salido de su boca, adquiere otros colores. Así que excelente que lo remarque. Muy oportuno. Él ha sido presidente de la Asociación Nacional de Hoteles, Bares, Restaurantes y Turismo (Asonahores) y es un funcionario de la actual gestión.
Siempre que se hable de la construcción del destino turístico Pedernales debe mediar el concepto planificación. Entre ceja y ceja deben tenerlo los actores estatales, periodistas turísticos y opinantes en general; sobre todo, las autoridades y las organizaciones locales.
En República Dominicana, a muchos decisores estatales y privados parece que, al nacer, les han instalado un chip en sus cerebros para que se decanten por un pragmatismo pernicioso que obvia cualquier asomo de sistematización.
“No teorices, resuelve rápido y luego hablamos”, suelen decir.
Esa práctica es histórica en RD. A lo más que se llega es a caros documentos de planificación normativa elaborados en cuartos fríos distantes de los beneficiarios. Documentos que luego engavetan de por vida, por estériles.
He ahí una de las causas potentes de fracasos estrepitosos o anarquías en muchos proyectos de inversión en RD.
En cuanto al desarrollo turístico de Pedernales, no debería haber brechas para la improvisación, ni para chapucerías. Quienes desde el Gobierno lideran el proceso han recalcado que todo se hace con estricto apego a lo pensado, desde cero. Y debemos tomarles la palabra para que tal discurso se traduzca siempre en práctica.
Las fuerzas organizadas de la provincia no deberían perder de vista que la integración y la participación en cada fase del proyecto son vitales para que no repliquemos allá los negativos antecedentes de otras experiencias.
El que comencemos de cero es importante porque da la magnífica oportunidad de construir el desarrollo integral para lograr el bienestar general de la sociedad pedernalense y la preservación de los recursos naturales.
De nada servirían muchos hoteles, miles de alojamientos y amenidades, si persiste el viejo modelo de enclaves o guetos de bienestar solo para los turistas, paralelo al progresivo empobrecimiento económico y cultural de la gente, y a la proliferación de todo tipo de vicios.
El Gobierno y los inversores deben apostar, sin desmayo, a la participación y al bienestar general de las comunidades del destino. A la planificación con la gente, desde la gente y para la gente. Es redituable.
Pero también debe apostar a ello la provincia toda, porque –desde la escabrosa acera de la indiferencia, sin sinergias- se llega a la frustración y al “muro de los lamentos”.