Debo empezar diciendo que la democracia no tiene género. Se expresa por el universo de ciudadanos y ciudadanas que legitiman autoridades y consensos, simplemente, por la mitad más uno. O por decisión de la mayoría simple. Pero en el caso de la democracia política es igual, con alguna diferencia , que es, que la Constitución en el artículo 39, numeral 5 establece que el Estado debe promover y garantizar la participación equilibrada de mujeres y hombres en las candidaturas a los cargos de elección popular para las instancias de dirección y decisión en el ámbito público (…), en consecuencia, los cuadrantes sociales se subdividen, y en dicha subdivisión están mujeres y hombres-y yo digo de cualquier edad siempre que sean mayores de 18 años-. Es decir, constituyen el padrón de electores que gozan del derecho a elegir y ser elegible. Y en torno a esto, ha de precisarse que este derecho fundamental se expresa como derecho activo o pasivo. El primero es la prerrogativa de votar por otra persona. Y el segundo, el derecho de que por uno, otros voten. O sea, que ese voto te otorgue una curul o representación en tu persona.
En tal virtud, tenemos entonces, que el electorado, por asumir una correlación de facultado a la participación electoral actualizada, está compuesto para las elecciones del 2024, por un padrón de 8,103,291 para febrero-municipales-, y 8, 118,214 para mayo-o sea, las presidenciales y congresuales-
A partir de esas cifras se inicia la ¨competencia¨, hombres y mujeres. Y ese padrón compuesto por; 3,948,355 (48.72% hombres), y 4,163,097 (51.28 % mujeres), (diferencia mujeres/hombres de 214,742) y no importa los rangos para este análisis, sino que sean hombres o mujeres, y que estas últimas, en caso hipotético asuman solo votar por mujeres, y de ahí es que digo, si así se diera, la democracia fuera femenina. Veamos los siguientes numeritos para poderlo comprender mejor.
Mi presupuesto es simple. Una proyección y, es que en las elecciones del 2020, con un total de inscritos de 7, 529,932 de inscritos, 4, 103,362 votos válidos, se eligieron; Un presidente y su vice, 32 Senadores, 190 diputados, 158 Alcaldes-dije alcalde, no alcaldesa-, etc.
En resumen, el panorama municipal fue el siguiente (Alcaldes de 158, salieron 139 hombres, Alcaldesa, salieron 19 mujeres, Directores, salieron 213 hombres y 22 mujeres, Regidores, 812 hombres y 352 mujeres, Vocales, 533 hombres y 202 mujeres…. El hecho es que; hombres salieron-electos-, 1,697 y mujeres, 595. O sea, que 2,292 cargos el porcentaje de mujeres fue de 26% y de hombres el 74%. Ahora bien, cuando vamos al cargo de subdirectora y vice alcaldesa, tenemos que, el primero alcanzó 213 mujeres (Hombres 22, o sea, un escasísimo 9%), pero en el segundo rango, (Vice Alcaldesa, 137 (de 158). Y de suplentes, ni hablar.
Observemos bien. La ecuación sería la siguiente: 4,163, 097 (51.28 % mujeres), lo que indica que si para elegir todos los puestos de elección popular del país, bastaron 4, 103,362 votos válidos, entonces, solo con las mujeres hubiera sido suficiente para hacerlo, y sobraban 59,735 votos. ¿Qué quiere decir esto?, sencillamente que, discriminar las mujeres es una amenaza para la democracia, o por lo menos que se den dos cosas. 1) Que estas por no tener trascendencia política, se contraiga el voto de este segmento, 2) Que ellas, decidan correr solas en partidos feministas, y ahí es que la puerca retuerce el rabo. Ahí es que de verdad, la democracia se vuelve femenina. Y no es que es nada, es una amenaza para el sistema político patriarcal con grandes ribetes de machista. ¡Cuidado con eso!
¡Señores, no es relajando que estoy !. Esto es de verdad, y solo resulta suficiente ver la fuerza política de la mezcla hombre-mujer en las urnas partiendo de las elecciones del 2020: PLD , sacó 1,352,842 votos (32%), PRM, 1998 (48%) ,407, PRSC, 73,913 (1.80%), PRD, 97,665 (2.83%), y FP (233,538 (5.69%)-no cuento los partidos minoritarios, tienen sus votos, pero nos he suficiente el escenario como muestra de mi premonición. Y entiendo que mi hipótesis quedaría mejor demostrada, presentando la sumatoria total de votos de eso cinco (5) partidos mayoritarios respecto a la capacidad numérica del voto femenino, solo alcanzaron 3,756,365, es decir, que el padrón del segmento femenino le lleva en votantes, 406,732,-sumatoria mayor a todos los partidos minoritarios-, lo que hace que nuestra premisa de que si las mujeres votaran por mujeres, la democracia fuera femenina. Y voy más lejos, gobernaran ellas.
Ese artículo 39.5 mencionado más arriba, cuando viene a ver ni falta haría si las mujeres se empoderan, ya que voto a voto su segmento social supera con creces la participación política natural y tradicional, que es el voto del todo en un mismo registro político. Ante todo lo dicho, con esta entrega numerológica de la trascendencia de la matrícula de empadronamiento de la mujer, pero aun no canalizado hacia su representación femenina, es que entiendo el afán de la JCE, cuyo abanderado fue el Magistrado Román Jáquez, su presidente, de empujar que en las nuevas legislaciones se estableciera la paridad. O sea, 50-50, hombres y mujeres, naturalmente, asistido de las acciones afirmativas del Estado que se establece en el artículo 39.5 ya referido más arriba. Entonces, cabe decir, que en relación al ataje de las mujeres, incluso, del 40-60 actualmente-que hasta se lo regatean-, previsto en el artículo 53 de la ley 33-18, los hombres, y muchísimas mujeres, se muestran en resabioso y resabiosa por esto.
Y me perdonan por la posible afrenta que esto pueda causar, pero el merthiolate (Mertiolé en el argot popular) pica en las heridas, pero las curas. Y quiero decir a propósito de lo dicho, sin la participación de la mujer en la democracia cerrada, se provocaría, que como cada necesidad genera su propia solución, en el caso de las mujeres se podría dar al traste que el fin de la discriminación sería vía la segregación o secesión, lo que significa separación o disociación. Y esto es peligroso para la democracia y más, sería un gran golpe para la misma. Y me agrada la frase célebre del profesor Juan Bosch, y la uso, ¡Comprenden!
Y que conste, que la definición de democracia orienta a la diversidad y no al estrangulamiento de los actores, que somos todos. Y que no se olvide, la salud del sistema de partidos y de fortaleza de la democracia, no radica en la castración de la participación, como me dijo un profesor cuando cursaba la maestría en asuntos políticos y electorales, ¨mientras más se sumen a la democracia, más perfecta esta se torna, porque ella es la libre voluntad, tanto de unos como la de todos. Y que no cunda el pánico, pero como dijo Galileo, sin embargo, si las mujeres votan por las mujeres, la democracia fuera femenina. Y más, yo digo como dicen algunos organismos, sin mujeres, no hay democracia, y lo que digo no es sensacionalismo, con esos números resumidos, si las mujeres-repito-, votaran por mujeres, la silla de alfiler fuera de una mujer y el sistema de partidos, más que de hombre, fuera feminista. ¡Cuidado, no jueguen con eso, y no digan que no les fue advertido a los hombres!