Santiago de los Caballeros no solo tiene partido el corazón de Abel Martínez Durán. Las calles y las principales vías de la Ciudad Corazón están partidas por las cuatro esquinas. El caos se asemeja a un pipián liniero.
Así como se lee, la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (CORAASAN) hace meses se enfrascó en la reparación de las múltiples averías del sistema. Por un lado, en las tuberías de distribución del agua potable, y por el otro en los conductos del drenaje pluvial y sanitario. Una decisión plausible.
¿Cuál es el reclamo entonces?
El enojo radica en que —según parece— a los ejecutivos se les fue la mano en la planificación de las intervenciones. Su visión es poco objetiva. En vez de resolver una avería y luego de concluir marcharle a la otra, quisieron abarcar todo. Por eso ahora se les hace imposible apretar.
A CORAASAN le pasa ahora igualito que a Danilo Medina Sánchez que en su primer mandato decidió remodelar ciento diez hospitales en todo el país. Terminó su gestión, pero en 8 años de gobierno los hospitales siguen sin terminar.
¿Será que son pésimos planificadores o prefieren actuar bajo la improvisación?
Veamos, por ejemplos, la carretera Don Pedro la rompieron a la altura de la Parada Vieja hasta llegar a la planta de gas. Acabaron los trabajos hace varios meses. Pero el desastre sigue ahí. Parece que el pavimento lo repondrán después que mueran varios en accidentes.
La intervención se agrava debido a que poco más adelante, en la intercepción entrada de El Dorado I, la misma vía se encuentra intransitable. Como si esto fuera poco, cerca de ahí hay otro tramo que está averiado desde hace añales.
Para colmo, la Av. Juan Pablo Duarte fue perforada próximo a la entrada de Villa Olga. Igual que lo anterior, terminaron, pusieron asfalto, pero este se hundió a los tres días. Habría sido mejor dejarla sin talvia para que los conductores pudieran ver los hoyos. El remedio fue peor que la enfermedad.
En el mismísimo frente del Palacio Municipal, la Av. Juan Pablo Duarte también está bloqueada casi por completo.
Inconforme con las barbaridades señaladas, los ingenieros se metieron directo a Villa Olga y, llegando al final de la avenida principal, la partieron largo a largo. Para ser especifico, a la altura del cruce entre la calle 13 con la Av. Benito Juárez.
Todo lo anterior quiere decir que en un área —más o menos— de dos kilómetros a la redonda, la Hidalga de los Caballeros está intransitable. CORAASAN la partió, la hizo picadillo.
Suficiente con las muestras reseñadas.
Resulta imposible saber cuándo se va a reventar una tubería por la presión del paso del agua, cuándo una alcantarilla, cuándo una cloaca, etc. Lo mismo sucede con las calles y avenidas rotas por CORAASAN. Nadie sabe cuándo serán rehabilitadas.
Pero la ingeniería si puede establecer con precisión cuándo se prevé terminar los trabajos.
¿Quiere decir, entonces, que el Ing. Andrés Burgo está negado a terminar lo antes posible las intervenciones en el centro de Santiago de los Caballeros?
Más le vale que se espabile pues ya corre el rumor de la gente: dicen que el director de CORAASAN actúa —aparentemente— contrario a la reelección del presidente Luis Rodolfo Abinader Corona.
Con todo, a Santiago nunca le faltan dolientes. El primer mandatario de la nación es el mejor ejemplo. Parece le contaron del desastre. Por eso, hace unos días mandó a adelantar la apertura de la Av. Las Carreras para aliviar la carga.