Una semana bendecida por las lluvias, baja en tasas de interés, auspiciosa visita a Guyana, luz al final del túnel de la crisis histórica en educación y desafío de Abel a Leonel.
Las buenas lluvias con que nos bendijo en esta semana la madre naturaleza puso fin a una larga sequía que nos hundía en el polvo y la resequedad, empezando a llenar las presas y a liberar los canales de riego para la producción agropecuaria.
Los bosques han vuelto a reverdecer mientras la agricultura tiene buena provisión de riego y la pecuaria agua para los animales.
Ese buen augurio ambientó las alentadoras noticias del viaje a Guyana del presidente Luis Abinader, funcionarios de su gobierno, representantes del empresariado y ejecutivos periodísticos.
Guyana se ha convertido en pocos años en uno de los principales productores de petróleo y gas natural, y acaba de registrar un crecimiento ascendente al 50% en su PIB.
El presidente Abinader vino con un auspicioso portafolios que incluye un convenio de cooperación en políticas de desarrollo que, lógicamente, incluye la agenda energética y oportunidades de intercambio productivo y comercial entre empresarios de ambos países.
A su regreso, el presidente Abinader, Celso Juan Marranzini y Julio Brache, líderes del Consejo Nacional de la Empresa Privada y de la Asociación de Industrias, expresaron satisfacción y esperanzadas expectativas por la visita.
Las otras buenas noticias para el país provinieron de la Junta Monetaria que liberó recursos por 94 mil millones de pesos, para financiar a cómodas tasas las actividades productivas.
Dispuso además bajar en 50 puntos básicos su tasa de interés de política monetaria, de 8.50 a 8.00 por ciento anual, “considerando el retorno de la inflación al rango meta de 4 por ciento ± 1 por ciento al cierre de mayo de 2023”, explicó el órgano rector monetario.
Ambas medidas están dirigidas a continuar bajando la inflación y a promover la recuperación del crecimiento económico ralentizado por los efectos adversos del Covid19 y la guerra Rusia-Ucrania.
Aunque observadores distraídos y otros política y penosamente interesados se escandalizaron con las revelaciones del Ministerio de Educación sobre los grandes rezagos del sistema educativo, los datos abren la oportunidad de asumir a fondo la dimensión histórica de la crisis.
Histórica, porque ya desde 2014, 2015, 2018 y 2019 y 2020, el Foro Económico Mundial, las Pruebas Pisa, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y la Unesco habían establecido que la calidad de la educación preescolar de República Dominicana estaba en los últimos lugares del mundo y la región, incluso por debajo de Haití, el país más pobre del Hemisferio.
El conocimiento de la magnitud de la enfermedad nos da oportunidad a concertar las estrategias de inmediato, mediato y largo plazos que se requieren para recuperar el atraso que registramos al menos desde 1996, cuando se empezaron a realizar las mediciones y monitoreo del tema.
Tanto el presidente Luis Abinader como el ministro de Educación, Ángel Hernández, han mostrado buena disposición a que el estado asuma su rol frente a esta falla vieja y sistémica, lo cual es un excelente augurio.
En el aspecto político, los retortijones que se verifican en el laberinto de la matriz PLD-FUPU saldan la semana con el balance del desafío de Abel Martínez a Leonel Fernández.
Propuso el candidato PLD al de la FUPU que acudan separados a las elecciones municipales a celebrarse en 8 meses y días, y que el tenga más saliva (el que saque más votos) trague más hojaldres, encabece la alianza para las presidenciales de tres meses después.
La propuesta es justa, pues se trata de la más precisa y grande encuesta para decidir quién es quién en el largo y cansón debate PLD=FUPU.
Pero aunque así se proclama, Leonel no está seguro de ser el líder de la oposición y escurre el reto alegando que él “no responde a los que están abajo”, vaya usted a ver.