Jerry Seinfeld en la escasez de estacionamientos en New York también falla en economía básica. Con esto pone su registro en un batazo de cuatro esquinas, del softball que tanto disfruta, y dos ponches. En artículo anterior comenté su jonrón con el Sopero Nazi, un episodio que es un verdadero monumento a la libertad de elección de los consumidores; y el primer ponche con el desprecio a los asesores financieros que buscan por una comisión competitiva obtener rendimientos superiores al dinero que “descansa” en cuentas de ahorro de los bancos.

El strike-out de los parqueos ocurre al cargar a las empresas que fabrican automóviles la culpa de que están fabricando más autos de los que es posible estacionar en grandes ciudades. Una falla que provoca llegue a ser tristemente literal eso de que “la gente se mata por un parqueo” y colme de frustraciones a todo el que no puede llegar a tiempo a sus actividades de ocio o trabajo en grandes ciudades. ¿Su solución? Que en la próxima gran feria anual el evento principal de la noche sea mostrar a los asistentes un espacio de estacionamiento, no el carro del diseño más futurista hasta ese momento.  Es el “Ojalá que llueva café, parqueos, petróleo y medicina” con que la farándula y política colectivista cree que se resuelve todo.

El maná bíblico fue una medida de excepción y privilegio para el pueblo escogido de Dios.  Para resolver cualquier otra situación donde lo que hay no da para todos nos dotó del discernimiento para, actuando en libertad, encontrar vía intercambios pacíficos la mayor cantidad posible que permiten las preferencias individuales en un momento del tiempo.  En el caso de los parqueos la oferta de espacios se agradece a los Rafael Valera que anticipan la demanda de personas por un lugar cercano y seguro para ellos y su automóvil cuando van a divertirse a conciertos populares, restaurantes o discotecas de moda o participar en otras actividades de naturaleza laboral.

Me tocó recientemente ser testigo de excepción de la actividad de uno de esos emprendedores que ofertan estacionamientos y asistencia para parquear (valet) en San Juan, Puerto Rico. En la activa zona turística y comercial de Condado hay, por fortuna, poca participación de autoridades municipales en la provisión de estacionamientos. Genial tener una carga fiscal menos y dejar que Valera Parking y otras empresas compitan en presentar opciones directamente a los turistas o visitantes o por intermediación de hoteles y empresas para los huéspedes o empleados.

Y, como siempre pasa cuando para entrar no se reserva el derecho de admisión y no salen de perímetro privado ni los beneficios que superan el costo de oportunidad de los que se quedan ni las pérdidas o menores utilidades relativas de los que se marchan, las opciones que surgen de la iniciativa empresarial acomodan todos los gustos y presupuestos.  La oficina de Valera Parking está en una pequeña plaza con restaurantes, tienda y gimnasio donde opera un estacionamiento con el menor precio por hora que el de uno gigantesco, propiedad de un hotel de cadena internacional, y de otro similar en área que tiene sistema automatizado. Otra derrota al falso mantra de la gula exitosa del pez grande. La ocupación es alta por la mejor tarifa y la variedad de formas para contratar por mes, por días a huéspedes de hoteles o apartamentos rentados por Airbnb o modalidad prepago de una hora y media para socios del gimnasio o de una hora que restaurantes compran y otorgan de cortesía a sus clientes.

En dos espacios pequeños, a pocos metros de la oficina, la tarifa es fija, pero por una sola entrada, que resulta más conveniente que pagar por hora a quienes van a la playa cercana o diligencias largas. En otro, a siete minutos en auto, hay uno con decenas de espacios que es bendición para colaboradores de un supermercado trabaja tres turnos y clientes de salones belleza, clínicas, veterinarias y cannabistorios. Maravillosa la función de los precios en conectar las preferencias de todas estas personas vía la intermediación empresarial que logra acuerdos para la mejor rentabilidad a los propietarios de lotes, salarios ajustados a las competencias requeridas para posiciones similares en otras actividades y la tarifa que se puede considerar de equilibrio porque permite se ocupen todos los espacios sin tener que poner muchos “pillados”.

Las empresas como Valera Parking también son contratadas para eventos especiales, como fiestas o bodas en residenciales, o para la administración de los estacionamientos de centros comerciales (Plaza San Patricio, Plaza Las Américas).  En el caso de conciertos o funciones de teatro esta empresa administra dos cercanos del Coliseo José Miguel Agrelot y uno próximo al Centro de Bellas Artes Luis Ferré. Este domingo 30 de abril, precisamente, se espera un lleno completo para el concierto de Juan Luis Guerra tanto en los asientos como en los espacios de estacionamientos del “choliseo”. ¿Caerán del cielo los que faltan a lo JLG o los traerán las automotrices a lo Seinfeld? No. El emprendedor Rafael Valera ya se encargó de tener dos lotes disponibles para acomodar en conciertos de este nivel unos 450 autos. Y el mismo participa en las instrucciones a los conductores y sus colaboradores para que queden estacionados de la forma óptima para evitar embotellamientos al salir (“fundillo con fundillo”, las camionetas grandes en aquella zona, los compactos de este lado, esta zona VIP para los autos de mayor lujo que pagan extra).

Del “Niágara en bicicleta” con los parqueos, o con cualquier otra necesidad que se perciba habrá demanda efectiva, se logra salir con emprendimiento competitivo. Empresarios que se enfrentan solos a la incertidumbre de la aceptación de sus propuestas deberían ser fuente de inspiración a los artistas, pero, lamentablemente, es en el manifiesto de un beodo, vividor y holgazán que han encontrado su musa favorita.