En las últimas dos semanas, el sistema financiero de Estados Unidos nueva vez se estremece con la crisis que afectan a varios bancos de los principales del sector financieros. La primera información destaca que el banco Silicon Valley Bank(SVB),ubicado en Califonia,seguido por el cierre del Centenario banco suizo Creditt Suisse,sumándosele las dificultades financiera del First Republic Bank, que operaba en San Francisco y que provocó el auxilio desesperado de varios bancos como Banco de America,Citigroup,JPMorgan Chase y Wells Fargo, provoca pánico en el sistema financiero norteamericano.

De igual modo, no hace tanto que se conoció el colapso del tercer banco más grande en la historia de los Estados Unidos, Signature Bank, con un capital de 118 mil millones de dólares en activos. A pesar del esfuerzo que hacen los apologistas burgueses por querer presentar esta crisis financiera como un hecho aislado, como resultado al fallo de gestión y que no serían extrapolables al grueso del sector, los hechos demuestran otra cosa.

El Silicon Valley Bank era el banco elegido por las empresas que realizan actividades tecnológicas y empresas de salud. En los últimos cuatro años acumuló 153 mil millones de dólares, para rentabilizar estos ingresos exorbitantes, el banco buscó una inversión a largo plazo en la Reserva Federal, lo que parecería un negocio redondo; el mismo fue cayéndose por un despeñadero.

La guerra de Ucrania, la crisis energética y la subida de los tipos de interés hizo desplomar el valor de los bonos. A estos se suma las dificultades en el sector informático que llevaron a grandes pérdidas económicas en empresas como Google, Meta, Microsoft,Amazon,Apple, generando que miles de empleados perdieran sus puestos de  trabajos en el 2022 y comienzo del 2023.

Como se puede observar, la flexibilización de los controles financieros y la especulación con los bonos para conseguir mayores ganancias generaron el escenario propicio para la caída de estos bancos. Estos hechos podrían ser los primeros síntomas de una nueva crisis financiera de connotaciones globales, en un mundo en el que se están incubando las condiciones para una nueva crisis económicas del capitalismo y la posibilidad del estallido de una guerra de carácter global.

Es indudable que las medidas que están tomando la Reserva Federal (RF) y el Banco Central de la Unión Europea (BCUE) para reducir la inflación están generando problemas de liquidez en varias instituciones financieras. Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, al tomar las medidas de alza de los intereses señaló que era necesaria una recesión grave para mantener los salarios lo suficientemente bajos, como para mantener altos los beneficios de las empresas estadounidenses y, por tanto, el precio de sus acciones.  Opinión que desnuda el carácter explotador y expoliador del sistema capitalista.

Frente a los hechos de Silicon Valley Bank, la Reserva Federal procedió a reducir las tasas de interés, pero ese manejo financiero no oculta los problemas reales de la economía. Las deudas con intereses crecen exponencialmente, pero la economía no se reactiva e incluso puede ir a la baja.

Lo ocurrido en estos bancos ha encendido las alarmas en las bolsas de valores del mundo, se habla de salvatajes para tratar de frenar el contagio, entregando millones de dólares a los banqueros, en detrimento de las necesidades imperiosas de los trabajadores.  La Reserva Federal de Estados Unidos imprimió 300 mil millones de dólares en una semana para salvar bancos en quiebra y rescatar a los oligarcas de Silicon Valley. No es en vano que los grandes monopolios controlan el aparato del Estado. A pesar de todo, se desmorona el sector financiero norteamericano.