El singular pacto suscrito entre los partidos de la Liberación Dominicana (PLD) y Fuerza del Pueblo (FP), dos organizaciones opositoras que compiten entre ellas mismas por ocupar el segundo lugar en las próximas elecciones, es, por tal razón, contrario a la lógica de las alianzas.

Con excepción de la extraña alianza PLD-FP, cada pacto ha sido tradicionalmente conformado por un partido grande, que lo personifica, y otros pequeños, que le aportan votos a cambio de candidaturas a cargos de elección popular, así como de la preservación de la personería jurídica, como el que suscribieron, en el actual proceso electoral, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y veintiún partidos emergentes, los cuales no compiten entre ellos ni con el que encabeza la alianza.

Igual ocurre con las alianzas exclusivas entre partidos pequeños, que tampoco compiten entre ellos y se unen con el objetivo de ganar candidaturas y preservar su reconocimiento.

Como muestra de la importancia de los partidos pequeños en una alianza está el hecho de que la suma de sus votos ha sido muchas veces decisiva para el triunfo en primera vuelta de los grandes partidos.

De conformidad con el artículo 136 de la Ley 20-23, Orgánica del Régimen Electoral, las alianzas o coaliciones de partidos, agrupaciones y movimiento políticos pueden producirse, sin que se permita en ningún caso el fraccionamiento del voto para candidatos de un mismo nivel, sólo dentro de las modalidades siguientes: 1) para las candidaturas del nivel presidencial; 2) para las candidaturas en el nivel senatorial, para una, varias o todas las provincias y el Distrito Nacional; 3) para las candidaturas del país en el nivel de diputados, para una, varias o todas las circunscripciones o provincias y el Distrito Nacional; 4) para las candidaturas en el nivel de alcaldías, para uno, varios o todos los municipios; 5) para las candidaturas en el nivel de regidurías, en uno, varios o todos los municipios; 6) para las candidaturas en el nivel de directores distritales, para uno, varios o todos los distritos municipales; y 7) para las candidaturas en el nivel de vocalías, para uno, varios o todos los distritos municipales.

La individualización y aumento de los niveles de elección a siete, sin arrastre, pone en riesgo el cumplimiento efectivo de los pactos de alianzas, sobre todo, en casos como el de la alianza PLD-FP, en el que dos de los partidos que la integran luchan por el segundo lugar de las elecciones.

Ahora no se puede garantizar que, por ejemplo, la alianza del PLD-FP se cumpla con efectividad, debido a que por el alcalde se votará, sin arrastre, en una boleta y por el regidor en otra distinta, sin que el elector al votar por el candidato a regidor de su partido vote de forma automática, como antes, por el candidato a alcalde del partido aliado. Lo mismo ocurrirá al votar, en mayo, por el senador y el diputado, los cuales van en boletas separadas.

Por tanto, podría ocurrir que electores de Fuerza del Pueblo, para no fortalecer al PLD, con quien compiten por el segundo lugar, en vez de votar por Domingo Contreras lo hagan por el candidato o candidata a alcalde de un partido contrario a la alianza “Rescate RD”.

Siendo así, ¿votarían en mayo los peledeistas por el candidato a senador de la alianza, Omar Fernández?