Pese a que todas las encuestas dan a Trump como el ganador de las próximas elecciones americanas de noviembre, el retiro de Biden de la contienda y la salida al ring de Kamala Harris (posible candidata del Partido Demócrata) le complican las cosas al candidato republicano, que lleva hasta ahora una importante ventaja, pero no insuperable, como muestra el siguiente cuadro.
Comparación de los resultados de las más recientes encuestas, mediados de julio 2024
Los recientes movimientos obligan a ambos contendientes a modificar sus estrategias.
Para Trump, deja de ser una eficaz arma de guerra su insistencia en la ineptitud de Biden, debido a su avanzada edad y declive físico y mental. Este argumento se revierte ahora contra él (79 años), 19 años más que Harris (59 años). Él pasa a ser ahora el anciano en declive.
Con sus dos otras armas de guerra, inflación e inmigración, tampoco iría muy lejos frente a una Kamala Harris que, con su demostrada capacidad de conceptualización, podrá fácilmente demostrar la inconsistencia de los planteamientos de Trump sobre esos temas (tanto la inflación como la presión migratoria son problemas que conciernen a casi todos los países del mundo, no exclusivos de los Estados Unidos).
Por otra parte, Harris es mujer, negra, de origen inmigrante y reconocida defensora de los derechos civiles, atributos que podrían ser atractivos interesantes para ciertos segmentos de la población, mujeres, afroamericanos, inmigrantes, electores que hasta ahora vacilaban entre un Biden senil y un imprevisible Trump.
Para atenuar estas posibles ventajas, hubiera sido preferible para Trump escoger una mujer de origen inmigrante para la vicepresidencia, pero ya se decidió por un varón.
Para Harris sería lo contrario, creo que le convendría como compañero de boleta un varón WASP (White Anglo-Saxon Protestant) de pensamiento liberal, ser mujer, negra y de origen inmigrante no siempre es una ventaja, también puede ser mal percibido por determinados sectores.
Pero tal vez el mayor problema del candidato republicano es que ahora tendrá que confrontar una contrincante con una extraordinaria capacidad de debate.
El ataque frontal que acaba de lanzar la vicepresidenta en su primer discurso electoral es un preámbulo de lo que le espera a Trump.
Comparando al candidato republicano con los criminales que ella confrontó durante sus años de procuradora de California, le acaba de lanzar esta perla:
“Me he confrontado a todo tipo de malhechores. Depredadoras que abusan de las mujeres, estafadores que engañan a los consumidores, tramposos que burlan las reglas, evasores de impuestos. Escuchen bien, yo conozco muy bien a los tipos como Donald Trump.”
Ahora bien, la indiscutible capacidad de debate de Harris no será suficiente para frenar a un Donald Trump que lleva ya una cierta ventaja en esta campaña. Para frenarlo, tendría que producirse un nuevo giro en la campaña del Partido Demócrata.
Le convendría lanzar una plataforma enfocada en el porvenir, que frene la tendencia a percibir a Harris como la candidata de la continuidad, un más de lo mismo. Para ello, Harris tendrá que decir cosas nuevas sobre los temas de campaña, control de inflación, inmigración, amenaza del calentamiento global, derechos civiles. En fin, propuestas que entusiasmen a jóvenes, mujeres, afroamericanos, inmigrantes y, en general, a los electores indecisos.
En las próximas semanas se comenzará a ver hasta donde los recientes movimientos modificarán la tendencia en favor de Donald Trump, aunque para ver con mayor claridad hacia donde se inclinará finalmente el electorado americano habrá que esperar, por lo menos, hasta después del segundo debate presidencial, programado para el 10 de septiembre. A seguir.