Hace unas semanas leí sobre la ola de saqueos que golpea a EEUU con pérdidas aproximadas de más de 100 millones de dólares. Dicho movimiento ha sido bautizado como Smash and Grab. Esta noticia ha despertado mi interés en estudiarla dentro del marco de la Criminología Crítica y la Teoría Conflictiva, que se fundamentan, principalmente, en que la delincuencia es un producto inventado por la misma sociedad cuya estructura se funda en las bases del capitalismo. En este sentido, sería el resultado de la estructura inicua de la sociedad que mediante sus instituciones discrimina y es más contundente con la clase marginada, para la cual se ha creado dicha “etiqueta”.

Si nos ponemos a analizar con detenimiento esta noticia podemos verificar que no se trata de robos sin conexión, sino de una operación que más allá que buscar hacerse con ganancias ilícitas, su objetivo es crear el conflicto y el desorden, desestabilizando el sistema, lo cual se ha manifestado con el cierre de varios establecimientos ya que no pueden sostenerse como consecuencia de las pérdidas millonarias, y para evitar poner en riesgo a sus propios empleados y clientes, según la información que he podido leer.

Reitero que esta actividad delictiva no se trata de casos aislados, sino de una aparente maquinaria que la está controlando con la finalidad de sembrar el caos en las corporaciones y al propio sistema económico, así como el punitivo. En una de las noticias pude leer que lo que inició los recientes saqueos, fue el hecho de que se declarara no culpable a uno de los oficiales que había dado, supuestamente, muerte a un joven hispano; es decir, siendo esta la causa propulsora.

La Criminología Crítica, como la Teoría del Conflicto, dentro de la disciplina de la Sociología, enmarcan este tipo de actos estudiándolo desde un macronivel, es decir, más allá de los factores individuales que puedan dar explicación a la delincuencia y delincuente.

Dentro de la perspectiva sociológica, la teoría conflictiva, establece que se mira a la sociedad como una especie de competición por los recursos limitados. De aquí quiero afirmar que estos saqueos se enmarcan dentro de lo que establecen las perspectivas sociológicas y críticas cuando trata de explicar que estas son producto de una sociedad que desde su estructura social adolece de grandes desigualdades económicas, marginando y etiquetando a aquellas clases menos favorecidas.

Evidentemente, se sustenta sobre la idea de que la delincuencia es producto o el reflejo de grandes desigualdades dentro del marco de una sociedad, donde se criminalizan actos menos lesivos, pero de manera más contundente, que aquellos que tienen un impacto mayor sobre el orden económico, en específico, la delincuencia de cuello blanco, inclusive, sosteniendo el sesgo que se presentan en las estadísticas al momento de tratar a unas en comparación con otras.

Garrido y Redondo (2013) sostienen que “las perspectivas conflictuales sostendrían que la sociedad estaría en realidad formada por grupos distintos, con valores e intereses contrapuestos, de manera que “no puede considerarse que la organización del estado represente los valores e intereses del conjunto de la sociedad”, sino más bien “los valores e intereses de grupos que tienen suficiente poder para controlar el funcionamiento del estado”.

Morais De Guerrero, citada por Herrero Herrero (2007), expresa lo siguiente: “existen básicamente dos tipos de violencia: la que viene de arriba hacia abajo y la que va de abajo hacia arriba. La primera es la propiciada por las estructuras sociales inicuas y las que emanan de las instituciones que ejercen el poder. Allí se distingue la violencia estructural y la violencia institucional. La segunda es la ejercida por una o varias personas, distinguiéndose en violencia individual y violencia colectiva. Entre estos dos tipos de violencia existe una relación dialéctica, puesto que la primera provoca y estimula la segunda, y la segunda exacerba la reacción de la primera y así la sociedad entra en la escalada de violencia”.

Según la posición de la Criminología Crítica esta es más definitorial, es decir, no existe, sino que es un producto creado por la sociedad. No obstante, es preciso aclarar que dichas teorías son objeto de crítica cuando se trata del estudio de aquella delincuencia que afectan bienes jurídicos de mayor impacto (vida, libertad, integridad).