Gran parte de la sociedad ha albergado el deseo de un modelo justo y eficiente en el gasto público, que genere calidad de vida y bienestar a la colectividad. A lo largo del tiempo, se han intentado muchos planes y proyectos, sin embargo, no han alcanzado el éxito rotundo para descifrar una ruta adecuada que conduzca a un desarrollo sostenible y que guíe al equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social. Hoy surge la iniciativa de Santo Domingo 2050, un proyecto ambicioso que procurará garantizar la calidad de vida de la ciudadanía a través de una planificación estratégica, intentando servir de modelo para otras provincias, incluso para la región caribeña.

 

Este proyecto impactará los 7 municipios de la provincia de Santo Domingo, recorriendo alrededor de 91 millones de metros cuadrados a través de la Av. Circunvalación, donde se pretende construir en porciones de terrenos una semilla de esperanza. Esta propuesta intenta englobar a varios sectores como actores, de manera que la sociedad se sienta representada en su mayoría, es un triángulo  que involucraría al Estado, el mercado y la sociedad civil.

 

Durante años, el modelo de sociedad que queremos ha sido una nebulosa, la indecisión de una pareja que no ha querido asumir el rol de comprometerse, sencillamente, una mala suerte. Hoy, quizás contamos con esa brújula que nos permitirá conocer hacia donde podemos dirigimos. Y es por ello, que consideramos propicio aplaudir este proyecto y apoyarlo, abrazarlo y cuidarlo, pues en él no hay un color, una simpatía o una ideología, sino que es un proyecto nacional que pretende enarbolar el bienestar de la colectividad.

 

Debemos ser abanderados y proteger las buenas iniciativas, es decir, que los próximos gobiernos que tengan el privilegio de dirigir las riendas de nuestro país deberán entender  el significado de proyectos que se figuran como una marca país.