La doble moral empleada por Los Estados Unidos de Norteamérica volvió a ponerse de manifiesto, ahora por medio a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza o (CBP, por sus siglas en inglés) al detener los embarques de azúcar sin refinar y sus derivados producidos por la empresa estadounidense Central Romana Corporation en la República Dominicana.

El gobierno de Estados Unidos acusa al Central Romana Corporation Limited de presuntamente mantener trabajadores sometidos un tipo de esclavitud y/o trabajo forzoso. Lo contradictorio del caso es se sanciona a una empresa que pertenece a ciudadanos estadounidenses.

Y si las acusaciones son ciertos, las autoridades de EE.UU tambien han sido co responsables por haber impedido que  una de sus empresas cometiera los supuestos abusos.

El Central Romana pasó a formar parte de la Gulf & Wertern Industries, Inc, un entramado de empresas estadounidenses creadas en el 1932 que unificaba a sectores de piezas para vehículos, sello, discográficos, entretenimiento, industrial de cigarros, bancaria, financiera y del sector azucarero entre otros. Que durante años tuvo al frente hasta su deceso al empresario de origen austriaco Charles Blouhdor.

Es de todos conocido que EE.UU utiliza diversas vias para imponer como ellos concideran deben hacerse las cosas; ya sea por medio del monitoreo constante que ejercen las representaciones consulares en cada pais o con el desarrollo de políticas autoritarias ejecutadas como mecanismo de presión contra cualquier estado que se oponga a las directrices impuestas por Washington.

Pero lo cierto es que con la sanción, solo se establecen el criterio asumido por los norteamericanos para constreñir hasta asfixiar a todo un país que cumpla con una prerrogativa legal. Las sanciones al Central Romana, siendo una empresa explotada por intereses estadounidenses desde hace más de un siglo, son simplemente una estrategia de distracción mediatica.

Habría que preguntarse si las autoridades estadounidenses querrían eludir su propia responsabilidad. Nadie implanta el autoboicot o autosabotaje como política de saneamiento.

También habría que preguntarse de si estas sanciones económicas a Central Romana, que también afecta a la República Dominicana, no estaría dirigidas a enviar un mensaje a las autoridades dominicanas porque han decidido hacer respetar la ley de migración en ejercicio de su derecho soberano.

Sancionar a un pueblo porque ha decidido implantar la ley dentro de su demarcación territorial, solo afecta la naturaleza de la relación existente entre el sancionador y el sancionado y parece ser la nueva modalidad de represión política de estos tiempos.

La vía debe ser la búsqueda asertiva del diálogo, para limar cualquier aspereza que alcance un objetivo común. Estados Unidos es una potencia que debe reorienta su política exterior con menos niveles de confrontación y más de buena diplomacia.

Este autoboicot o autosabotaje es desafortunado, porque con el panorama actual de tanta crisis a nivel global, los problemas existentes deben ser resueltos por otras vias y fuera de la política de enfrentar a República Dominicana, mostrandola como enemiga del pueblo haitiano y no es asi la cosa.