Existe una diferencia marcada entre el San Cristóbal de antaño y el San Cristóbal actual. La misma diferencia es sensiblemente notoria si partimos de su mundo histórico y de las miradas críticas del presente. Cada vez que asistimos a un encuentro para rememorar, pensar, re-conocer dicho pueblo, nos lanzamos en el mar de las anécdotas olvidando su etnogénesis o formación sociocultural de origen. En la documentación y suma de datos que ofrece el libro San Cristóbal de antaño (1946), compilado por el historiógrafo don Emilio Rodríguez Demorizi, encontramos un muestrario documental que puede verificarse entre las páginas 149 y 153. Aparte de que el temario del libro es un reto a verificar documentos y datos que no eran ni son tan fáciles de comparar como esperábamos. La misma documentología (política, económica, geográfica, histórica, artística, etnográfica, educativa, cultural y religiosa), invita a hurgar o buscar elementos en sus imágenes de época.

 

Sin embargo, la fundación de San Cristóbal cuyo fenómeno se le atribuye al  Presbítero Juan de Jesús Fabián Ayala y García, quien fuera un agente catalizador responsable de este pueblo, donde murió y fue sepultado el 22 de septiembre de 1977, supone  informaciones y otras imágenes complementarias sobre sujetos, mentalidades, acciones y un trabajo de búsqueda etnohistórica y testimonial. Según Emilio Rodríguez Demorizi (1946).

 

La vida de este pueblo cuyos datos territoriales ofrece Mr. H. Thomasset, sobre los límites del mismo invita a un estudio de pruebas y comparaciones históricas y geográficas importantes. Sin embargo, la historia de San Cristóbal, la antigua y la moderna, se ha escrito sin un conocimiento preciso de la naturaleza cultural y psicohistórica   como pueblo testimonio. Su misma historia natural ha sido bastante densa e irregular. Aguaceros, movimientos sísmicos, ríos, lagos, ciclones, tormentas, inundaciones, invasiones de terrenos, agricultura, desplazamientos de tierra, sequía, productos naturales y otros fenómenos que la mayoría de sus historiadores no incluyen en su búsqueda. Estos y otros aspectos formarían parte de una pesquisa significativa para su comprensión en tiempo, espacio, reconocimiento, tradición, economía e historia. Pero tampoco existe una historia documentada de las mentalidades incidentes en la  historia interna de dicho pueblo. La psicohistoria de San Cristóbal no ha sido plasmada de manera consistente a partir de su devenir ideológico y espiritual.

 

Tampoco se han estudiado las fuerzas productivas de sus orígenes, evolución o de su actualidad. De hecho, San Cristóbal es un “pueblo testimonio” que tiene una historia de aportes, tropiezos y cambios. La condena sociopolítica y moral  ha sido confundida, manipulada por sus herencias políticas y sobre todo por los vínculos con los hechos del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina. Las acciones de este militar “nativo” de San Cristóbal han influido no poco en su historia moderna,  conocimiento y acciones sociales. Las lleva en sus hombros el pueblo mismo de San Cristóbal y acusado de “pueblo de Trujillo” o de “pueblo trujillista”. La oralidad política sobre la relación Trujillo-San Cristóbal carece en muchos casos de datos ciertos, Pero también entendemos que esa historia de eventos, prejuicios, explicaciones sin un serio respaldo histórico, contribuyen a crear una imagen falsa de San Cristóbal. A nuestro pueblo no le conviene ese tipo de “historia oral” e incierta. Tampoco le conviene a los historiadores nuestros “distraerse” con fábulas o anécdotas en tal sentido. Por eso creemos en el rebase de dicho tópico proveniente de cierta élite que prefiere mantenerse en un pasado corrompido por el mito creado alrededor del personaje en cuestión.

Entendemos que hoy en día se necesita un giro histórico en cuanto al estudio y conocimiento sociocultural de las mentalidades y comportamientos creadores del presente y del pasado de San Cristóbal. Sus movilidades clasistas, su historia y movimiento poblacional,  así como sus fuerzas productoras y culturales muestran, de una u otra manera, su presencia en el pasado y en la contemporaneidad. De ahí la necesidad de contribuir al conocimiento de su historia-identidad-cultura  en este presente de su interpretación.

 

Las historias o crónicas de San Cristóbal escritas o compiladas por Emilio Rodríguez Demorizi, Félix Reyes, Sócrates Barinas Coiscou, Pablo Barinas, Emiliano de la Rosa, La Colección Lugo, Guaroa Ubiñas Renville, Ramón Puello Báez, José Pimentel Muñoz y otros que han contribuido para escribir una historia de San Cristóbal podrían ser un reto serio para asumir una historia crítica de este pueblo tan importante para la historia del país dominicano.

 

Según se lee en los apuntes y notas de Emilio Rodríguez Demorizi (1946):

 

“San Cristóbal fue consagrada Común de la Provincia de Santo Domingo, por ley del 9 de junio de 1845. Por resolución del 24 de agosto de 1861 fue convertida en Tenencia del gobierno Político y Militar de Santo Domingo. Por decreto del 12 de agosto de 1865 readquirió su condición de Común de la Provincia de Santo Domingo. (Cabecera de la Provincia Trujillo, a partir del 1º. De enero de 1935…” (p. 19).

 

Esta cita dicta una “fronterización” temporal y espacial que implica una división micro y macroterritorial, pero también una determinación de modos de pensar la cultura de la tierra, de los terrenos,  de las familias, la identidad, las posesiones públicas y privadas, la educación moral y civil de la sociedad sancristobalense. (Véase más adelante las informaciones que presenta el libro citado)

 

En efecto, ¿cuál sería la importancia de escribir la historia institucional, educativa o educadora, cultural, artística y literaria de San Cristóbal y de todos los pueblos o comunidades de la República Dominicana?

 

Las líneas de estas reflexiones tienen su base en la observación participante y en las montañas de papeles, crónicas, documentos, libros, reseñas, revistas y periódicos que constituyen la base explicativa e informativa de esta provincia y por lo mismo del pueblo de San Cristóbal. La actual Celebración del Bicentenario de San Cristóbal nos debe llevar al compromiso de asumir y plasmar la verdadera historia de nuestro pueblo.