En cualquier análisis político es preciso partir de los tres ideologemas en los que se fundamenta el sistema democrático: Estado de derecho, voluntad popular y justicia social, concepto este último que, actualmente, intercambia con los de equidad social y cohesión social.

¿Cuál es la situación de Salvador Jorge Blanco, presidente de la República en relación con esos ideologemas ? Ante la sociedad, las acciones y medidas de los gobiernos son los tópicos particulares en los cuales se realizan esos tres grandes retos.

No quisiera avanzar en la exposición del Estado de derecho durante la presidencia de la República de Jorge Blanco sin evocar un funesto acontecimiento familiar. Después de los Doce Años de Balaguer, en ese gobierno fue la última vez que mi hermano Plinio Matos Moquete fue objeto de persecución e intento de encarcelamiento.

Dedicado al ejercicio de su profesión de abogado, mi hermano se encontraba en su oficina en un segundo piso de la calle Duarte con la Vicente Celestino Duarte, en San Antón, cuando de repente se presentó ante él, haciéndose pasar por un cliente, un capitán del servicio secreto de la policía junto a varios subalternos.

Se presentó y para sorpresa de mi hermano lo conminó a acompañarlo por orden del jefe de la policía. Le aclaró que no lo conducía como prisionero sino como invitado: el jefe quería hablar con él en su despacho .

Plinio obedeció, descendió la escalera escoltado. Una vez en la acera, convenció al oficial que, si no lo llevaban en condición de prisionero, él podría irse en su vehículo, un volvo de los años cincuenta, y ellos seguirlo detrás.

Así lo hicieron. Descendían la Duarte hasta la calle Mercedes y al llegar a la intersección, de repente Plinio detuvo su carro y, justo a la altura de la Casa de las Academias, puso pies en polvorosa.

Se escapó internándose en el vecindario, cuyos patios y callejones conocía al dedillo. Momentos después, mi hermana Carmen recibió una llamada de Plinio.

Ella me contactó e inmediatamente nos aparecimos al lugar donde mi hermano había dejado su carro. Echamos un vistazo a la situación sin detenernos, pues el lugar estaba acordonado por la policía.

Entonces nos movilizamos para saber cuál era la situación de Plinio, quien desde de 1978 ,desde la amnistía de los presos políticos, se había mantenido tranquilo, dedicado a su familia y al ejercicio del derecho.

Nuestro temor era que Plinio volviera a la clandestinidad y reviviera las calamidades de los tiempos de Balaguer. Felizmente eso no sucedió.

Teníamos algunos conocidos en el gobierno y tratamos de comunicarnos con ellos ,entre los cuales Peña Gómez y Hatuey Descamps.

Concretamente, nos comunicamos con Hatuey ,secretario de la Presidencia, de quien Plinio había sido profesor en el liceo Juan Pablo Duarte en los años sesenta .

Minutos después ,Hatuey nos dijo que había conversado con el jefe la policía y nos aseguró que no había nada contra Plinio, que lo sucedido era solo un malentendido.

Como le sugerimos, y le sugirió su amigo y colega Manolo Medrano, días después Plinio reapareció en el Palacio de Justicia con su toga y maletín de abogado como si nada hubiera sucedido.

No obstante, el acto represivo contra él no podía ser olvidado. Y cauteloso continuó su vida y ejerciendo como abogado, pero siempre presto a volver a coger la de Villadiego, acción en la que era muy diestro.

Esa acción de violación de la libertad de un ciudadano es solo un indicador de la situación del Estado de derecho, de mal en peor en ese gobierno. Un poco distinto fue el estado de la voluntad popular.

Al hablar de voluntad popular, hablamos de elecciones y de la reelección. Jorge Blanco fue un abanderado del antirreeleccionismo. Durante la campaña electoral de 1982 reprochó a su antecesor, Antonio Guzmán, el no haber establecido constitucionalmente el principio de la no reelección, comprometiéndose a establecerlo en su gobierno. la posición antirreeleccionista

“En otro orden de ideas, desde el poder, y por extraña coincidencia con el pasado inmediato, no se hicieron esfuerzos para establecer el principio de la no reelección presidencial. Nos proponemos esta meta inmediatamente se inicie el Gobierno de Concentración Nacional”.

En ese discurso Jorge Blanco describió la situación de la voluntad popular en ese momento en el país, luego de los Doce Años de Balaguer, como la “continuidad de vigencia de la lucha democrática por medio del voto popular “en la que el Partido Revolucionario Dominicano jugo un papel estelar . Es una lucha le sirve de ejemplo a los demás países del continente americano. “Nuestra América nos contempla con respeto y también con admiración.“

Reproducimos este largo fragmento de ese discurso, pues es importante resaltar la actitud positiva de Jorge Blanco acerca de un tópico que cada cuatro años nos permite evaluar cuán difícil ha sido nuestra democracia:

“En el día de hoy ha quedado abierta la campaña electoral con miras a la celebración de los comicios que habrán de llevarse a cabo exactamente dentro de cuatro meses, el próximo 16 de mayo. En este histórico día tenemos la honra de dirigirnos a todo el pueblo en nuestra condición de candidato a la Presidencia de la República, representando al partido político que mayor contribución ha hecho en lo que va de siglo, a las luchas del pueblo dominicano en la búsqueda de su libertad y del progreso social y material: el Partido Revolucionario Dominicano. La campaña electoral de este año representa la continuidad de vigencia de la lucha democrática por medio del voto popular y la firme creencia que tiene todo el país de que los comicios son el mejor instrumento para la conquista del poder. Esta continuidad y firme creencia, constituyen un ejemplo edificante del grado de desarrollo democrático y civilizado de la República, que se coloca por delante de la gran mayoría de nuestras naciones en el continente americano, que miran hacia nosotros con la nostalgia de quienes han perdido la estabilidad política que servía de blasón y orgullo para sus pueblos; o de aquellos que hacen ingentes esfuerzos por incorporarse a la vida democrática, respetuosa y civilizada; o de quienes se debaten en luchas fratricidas que enlutecen la promisoria tierra del continente de la esperanza. Nuestra América nos contempla con respeto y también con admiración. Hemos crecido democráticamente en un mundo cada vez más convulsionado. En veinte años, nos hemos hecho adultos con la vigencia plena de la democracia política, que acepta el reto que supone el proceso electoral que debe culminar con las elecciones del 16 de mayo del presente año”.

En ese discurso se alude a los fraudes, los usos de los recursos del Estado durante los gobiernos de Balaguer. También se alude al l golpe de Estado de 1963. Hasta entonces, que se sepa, solo habían transcurrido en condiciones más o menos normales las elecciones de 1978, cuya calificación era aún desastrosa, como lo había denunciado Antonio Guzmán al asumir la Presidencia de la República .