Tengo la foto de Saúl el Canelo Alvarez en la graduación de su hija. Sale sonriente y feliz por el logro alcanzado. También tengo la foto de Antonela y Messi en Ibiza, lugar de mi amiga Carmen, una española rubísima que vivió en los noventas en el hotel Dominican Fiesta.

Tengo claro que se dice que los niños de Messi saben jugar al fútbol (se les da bien lo del balón). Otros detalles de lo que ocurre en Ibiza no han sido cronometrados. Sin embargo, es de entender que Messi sabe pasarla bien en un lugar tan espectacular, repleto de clubes nocturnos y una esplendorosa Marina de apaga y vámonos. La foto que se ha vuelto viral (¿a los cuántos likes se vuelve uno viral?) es la del astro con sus dos vástagos, casi de la misma estatura.

Alguien me dirá: “esos muchachos pronto serán reclutados, se convertirán en estrellas refulgentes como su padre y tendrán la herencia de la fanaticada”. No es extraño que sepan jugar, como da cuenta esa noticia. Otros me dicen: “Messi en este Mundial no hará nada, acaba de cumplir 35 y no tiene la misma potencia de otros años”.

Hablando de mundiales, no todos vimos en vivo el desmayo de una nadadora en el Mundial de Natación y cómo fue salvada por su entrenadora. El hecho se registró en imágenes que quedaron para la historia. La competidora, al menos eso vimos en Twitter (red que muchos desprecian), tendría que competir más adelante. Superpuesta, una gráfica de Messi con motivo de su cumpleaños 35, construida con todas las imágenes de sus momentos gloriosos, un enorme mix que muchos agradecemos.

En una foto con una periodista mexicana despampanante, el astro argentino llevaba una camiseta con la foto nada más y nada menos que de Mike Tyson, al parecer un boxeador al que el astro futbolístico admira. Suponemos que no admira tanto a Floyd Mayweather, Jr. púgil que recién denunció que se encuentra en la bancarrota. Oh milagro, Mayweather hizo la advertencia de que se gastó su fortuna en chicas, vaya usted a ver si la información fue esclarecedora (estamos hablando de muchos millones). Por cierto, Tyson acaba de decir que sí peleará con un influencer, su nombre es Jake Paul, en un match que parece puro divertimento –lo dijo en el programa de Jimmy Kimmel–, puro negocio, pero ¿cuándo esto no lo ha sido?

Otro asunto que vimos recién fue un concierto de los Rolling con Mick Jagger a la cabeza. Si Jagger a su edad puede hacer eso –salir en concierto y moverse tanto–, imagínese usted Messi: la comparación se hacía necesaria. Se cronometraba todo: cómo efectivamente bailaba Jagger, pero algo más importante fue descubrir la suspensión de su gira porque el memorable rockero contrajo Covid.

De los artistas en escena –que parece haber una nueva moda–, David Lee Roth era un verdugo. No podemos pedirles a otros sentidos cantantes –no mencionaré nombres esta vez–, que sean bailarines en el escenario cuando prefieren estar tocando un piano. Por ejemplo, no podemos pedirle a Paul Simon, autor de Graceland, que de vueltas y vueltas como da David Gahan, de Depeche Mode (anda un concierto por ahí creo que en NBC donde este artista demuestra su maestría en el escenario). De modo que Harry Styles no es el único que tiene esa manía de bailar delante de tanta gente. Aclaro: no es que Harry Styles me caiga mal, sino todo lo contrario.

Algunos artistas salen en líos mientras están de vacaciones. Otros en lugar de vacacionar se encuentran en juzgados donde dirimen grandes problemas, tales como Amber Heard (podemos verla en Aquaman), y Johnny Depp, cuestiones que tienen su público en las redes. Salen nuevos videos y así como la galleta de Will Smith, esto copa los medios con el interés de mucho de permanecer en primera fila. Mágicamente, nos sentamos en nuestros sillones, algunos dicen que para zombificarnos.

En todos estos años, los tuits que vemos son reportes en miniatura, pero me quedo con el de un dominicano profesional del turismo que incluyó en sus tuits el comentario de la puesta en marcha de un telescopio para espiar el cosmos.

Navegamos en un mar de información, como nos dicen Nicholas Carr, ex editor de Harvard Business Review y Vargas Llosa, y a veces es bueno depurar las fuentes, para así tener mejor acercamiento a lo que ocurre.

Esa persona –que conservaré en el anonimato–, tiene claro que crear contenido amable tiene mucho que ver con lo que te deja el tuit. Esto no quiere decir que te alejes de las noticias políticas, y de todo aquello que se tuitea en relación a lo que ocurre en muchas áreas. Floyd, ¿dónde está el dinero?