- Oteando el mundo democrático desde nuestro país
En nuestros casi nueve décadas de vida, jamás pensamos que iba a suceder lo que está ocurriendo actualmente en nuestro país.
No solo el hecho de que pueda haber una Justicia Independiente totalmente del Poder Ejecutivo, algo que ocurre en muy pocos países. En USA, no es así, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos (en inglés: United States Department of Justice, o por sus siglas: DOJ) es un departamento ejecutivo federal del gobierno de Estados Unidos responsable de la aplicación de las leyes y la administración de justicia, que en cierta forma depende del gobierno. El Presidente recomienda a los Jueces de la Suprema Corte, regularmente con jueces o abogados notables de su partido. Ahora cuando el expresidente Donald Trump se ve atosigado porque no quiere que unos documentos que al parecer lo incriminan en los sucesos del Día de Reyes del pasado año, les sean entregados a los Representantes, los jueces actuales que fueron recomendados por él, aunque le fallaron en contra los recursos locos contra la legalidad de las elecciones que abrumadoramente perdió, esperará que le paguen el favor.
Lo que está haciendo el actual presidente nuestro, Luis Abinader Corona, es algo insólito. Inmediatamente alguien ha metido la pata o se cree que es un relajo su actuación contra la corrupción, es cesado, y luego cancelado sin contemplaciones. El resto le corresponde a la Justicia. Cierto que en el Partido de Gobierno se colaban ciudadanos aparentemente honestos y honorables o por lo menos simpáticos para las masas, que luego han resultado malandrines, no ha ocurrido lo que acontecía de siempre en nuestra política, sino que han sido sometidos por la acción de esa justicia independiente, situación opuesta totalmente a una vieja tradición, que llegaba al colmo de proclamar un presidente histórico, que la corrupción se detenía en la puerta de su despacho. La oposición tiene ahora la gran oportunidad de ayudarlo a mantener esa independencia y ese rigor, sencillamente, mostrando, con pruebas, las cosas malas, las bellaquerías contra la Cosa Pública, o el origen de ciertas fortunas de funcionarios o legisladores o el robo descarado contra los dineros del pueblo que cometan los empleados y funcionarios de este gobierno, denunciándolas. Aunque hasta ahora, frente a las acusaciones del Ministerio Público, cualquier desliz ha sido una risible pecatta minutta frente a los horrores denunciados.
Se me diría que eso es alentar el chismoteo. No. Sencillamente es un reto para que depositen esas pruebas ante ese Ministerio Público Independiente, a ver qué pasa. Si no actúa, tendrían motivos y razones para estarse quejando de lo que sucede con los pasados administradores de esa misma Cosa Pública.
Finalmente, es un año de esperanzas, por estas razones: Si un grupo ha podido sustraer tantos millones, si el Itbis altísimo que pagamos y otros impuestos legales se reciben por los canales de DGII, no va a ser necesario por mucho que debamos o gastemos, tener que aumentarlos. Si no se roba, habrá dinero para lo señalado en el Presupuesto y para abonar la deuda pública. Una deuda, que si se emplea para los fines solicitados, producirá por sí misma con qué pagar esa y las que arrastramos desde hace años, como el famoso Peaje Sombra.
Hasta ahora, y por lo que hemos visto, todo indica que si el Presidente puede mantener el ritmo de viajar por el interior, en una actitud cónsona con sus orígenes urbanos, ya que el anterior como campesino nato, se iba a los montes, por no decir a los campos, a intercambiar con las gentes, si no incultas, por lo menos del mismo nivel original suyo, con las visitas sorpresas. Abinader va a los pueblos y a los campos, oye a todas las partes y se da cuenta in situ de las carencias más urgentes y del estado de las vías, en un momentum del país donde los caminos rurales son más necesarios que nunca, ya que en cualquier lugar se está produciendo y hay cooperativas, o sea, pequeñas empresas agrícolas, que si bien son un aporte innegable del pasado gobierno, tiene ahora otro sentido de modernidad, en consonancia con el nombre del partido de gobierno.
Que haya zonas oscuras que se precisan aclarar y diafanizar, donde no importan las banderías sino el país, como el de la Educación, espinita terrible en el costado del Gobierno, ya que ese ecumenismo parece haber desaparecido para beneficiar a “compañeros y compañeras” necesitados, sin importar su capacidad; aunque ahora se habla de concursos que se acusan de amañados, seguimos esperando que sean superados. Hemos dicho que si se fracasa en Educación, se fracasa en lo principal del aporte cultural que debe hacer el gobierno al futuro de la juventud, al futuro del país. Tampoco estamos de acuerdo con las tantas extensiones de la UASD para lo mismo, para fabricar burócratas, en su mayor parte, y no para que sean sencillamente los técnicos necesarios como deberían ser. Como indicamos en nuestro artículo del miércoles pasado comentando “El futuro que nos espera”, que es hoy. Necesitamos técnicos. Jóvenes, sobretodo, que manejen con los conocimientos básicos los aparatos indispensables y los instrumentos tecnológicos. Naturalmente con buena base de la lengua y si fuera posible, de varios idiomas, ahora que lo global es una realidad.
Además, junto a los elementos citados, es preciso mantener y superar el ritmo de producción agraria e industrial. La necesidad de Institutos agroindustriales es urgente. Debemos en esos pueblos y esos campos prósperos o paupérrimos, llevar a la par de lo tecnológico que es base de lo industrial, lo agrario que incluye la ganadería, la veterinaria y el conocimiento químico para producir abonos orgánicos para ir alcanzando un nivel en cuanto a lo biológico y al medio ambiente. Más agricultura orgánica, no solo el Cacao y los guineos de la Línea Noroeste, sino todo el territorio nacional libre de químicos y de plagas. Comenzando así el ciclo orgánico nacional con nuevas industrias, mejor precio para nuestros productos. Una preocupación que si viene desde arriba, podría significar que las empresas y las industrias nacionales podrían llegar a ser ejemplos para el mundo, como lo que está sucediendo con la Justicia.
No más universidades, sino Institutos, de agronomía y veterinaria, de tecnologías actuales de todo orden, para que salgamos de los pasados siglos y entremos, no importa el rincón más lejano y oscuro del país, en el siglo XXI, pensando en el futuro de la juventud y en la producción agroindustrial; pensando en el futuro del país y lo decimos como ciudadano vegetariano, y la otra, con mayúsculas, como abogado, aunque no ejerzamos, estudiamos la carrera y sabemos lo que decimos en cuanto a lo de la Justicia.
Por lo menos, tenemos esas Esperanzas. Eso nos permite soñar con realizaciones mayores y un mejor país. Eso es bastante para Felicitar en Año Nuevo a Luis Abinader Corona y a la República Dominicana..
- Meditación del caso nacional y el de los banilejos
Lo de Baní, no es único. Es la punta del iceberg que ha reventado. Si en vez de existir un grupo que preparara viajes para que tantos ávidos de mejoría salieran del país desesperados por cumplir el sueño de ir a “los países” (nunca hasta ahora mejor utilizada la expresión), porque no es solo a un país, aunque haya uno que atrae por la cercanía y por la cantidad de amigos y familiares a contactar o que les cuentan la gran mentira de la vida fácil y de abundancia, hubiera una agencia, o lo que fuese, que se pudiera contactar para que con ese dinero preparado para irse, se pudiera formar una cooperativa de producción o una industria.
Los banilejos han sido emprendedores a través de la vida de esa región; sin embargo, su enseña mayor, lo que debería estar en su escudo, el mango banilejo auténtico, ese sabor único y maravilloso, nos hace recordar a un chileno, precisamente a un chileno, que llevó a su país un par de docenas de mangos, que no sé cómo los pasó, y cuando lo probaron, les dijeron: Queremos importar equis cantidad de toneladas. Luego nos dijo, que cuando llegó, entusiasmado por el negocio fabuloso que haría, habló con un productor de la zona y este le dijo que cientos o miles sí, pero toneladas ni pensarlo.
En cuando a la empresa de que hablamos, no la soñó un banilejo, sino un francomacorisano, un hombre sincero que el país se perdió de ser dirigido por él, quizás temiéndoles a la anticorrupción, que en eso era de la estirpe de Luis Abinader: nos referimos a Alfonso Moreno Martínez, en su Helados Bon, que hizo las primeras mermeladas del famoso mango con suficiente cantidad de frutas para saborearlas fanáticos de ese sabor puro, como nosotros, que ahora, cuando ya no está Alfonso, cuando es empresa internacional, volvimos a esperar lo mismo, y solo había una mínima cantidad de lo que nos deleitaba. Si esos banilejos, en vez de soñar pendejadas, como la de ir como obreros, cuando muchos podrían ser empresarios, pensaran en hacer maravillas con ese fruto único en el mundo, que casi abarca sobre todo la provincia de San Cristóbal, podrían llegar a ser ricos sin arriesgar sus vidas, y viajar en primera con visas legales.
No solo helados, jugos, mermeladas naturales, orgánicas, compotas inigualables y quién sabe qué otras cosas más, como salsas para cocinar, o en rebanadas o enteros sin semillas en frascos trasparentes, etc. No solo de banilejos, cuya cosecha es más corta, de todos los que haya no solo en Baní, pienso en un “Ma José o Gusto Abajo” de Altamira y así el Jean Marie o Xamaguí en el Sur profundo o el Bullita de Loma de Cabrera… Hay que empezar por donde sea, los dominicanos ausentes lo agradecerán comprándolo en dólares. De solo escribir pensando en los banilejos de verdad, de piel fina y sabor real, que se dan en matas pequeñas, con copas redondeadas, que casi no existe, por lo que para industrializar son mejores los que abundan en árboles grandes, que mantienen el mismo sabor. Ojalá este año comenzaran a pensar en que ser banilejos es sinónimo de ser empresarios, desde los colmados clásicos, o Mi pymes, a los Altos Logros de un Rafael Perelló Abreu…
Que por cierto, trajo semillas de mangos de casi medio mundo y ni Baní ni el país, han sabido aprovecharlas, ya que en cada zona de acuerdo a su clima o a su tierra, se dan diferentes. A comer mangos se ha dicho, pero industrializados.