Cuando hablamos de contaminación ambiental lo primero que nos llega a la mente es la imagen de los vertederos de basura improvisados que abundan en nuestro país. Por igual recordamos la cantidad de artículos médicos  en los que se asocia el mal manejo ciudadano, político e institucional  de la basura con diversas afecciones de salud.

También hablamos de como la calidad del aire se ha relacionado con enfermedades cardiovasculares y respiratorias. En los últimos años se ha asociado la contaminación atmosférica con problemas de salud mental basándose en que los contaminantes del aire resultan tóxicos para el sistema nervioso central. Diversos estudios demuestran que la exposición al aire contaminado aumenta el riesgo de sufrir enfermedades mentales, como depresión o ansiedad.

Sin discusión la contaminación del agua afecta con múltiples enfermedades que van desde gastrointestinales provocada por microorganismos hasta otras más complejas debido a la contaminación físico-química por actividades realizadas por el hombre.

En ese mismo aspecto podríamos citar sin orden específico que:

  • La contaminaciónatmosférica.
  • Contaminaciónhídrica.
  • Contaminacióndel suelo.
  • Contaminaciónacústica.
  • Contaminaciónlumínica.
  • Contaminación
  • Contaminacióntérmica.
  • Contaminación por metales pesados.

Son cómplices de un sinnúmero de afecciones cerebrales que sin lugar a dudas se han incrementado exponencialmente en las últimas décadas, también estudiosos de la historia y enfermedades han encontrado una correlación entre los utensilios usados en la antigüedad y ciertas patologías comunes en las que se encuentran algunas de carácter psiquiátrico.

El crecimiento económico, la globalización y el desarrollo de la tecnología han originado grandes beneficios a la humanidad, pero al mismo tiempo han provocado la aparición de nuevos riesgos de consecuencias negativas.

Varios estudios publicados por JAMA, la revista de la Asociación Médica Estadounidense, la exposición a largo plazo a niveles altos de contaminación atmosférica se asoció con una mayor incidencia de depresión y ansiedad.

AMBIÓMICA PSIQUIÁTRICA

La relación entre genoma y ambiente ha constituido tradicionalmente un tema central en la investigación de la etiopatogenia de los problemas de salud mental y en la concepción misma de esta. En su aplicación a la psicopatología y a la salud mental.

la ambiómica psiquiátrica se ha definido como «el estudio de las condiciones y procesos ambientales que promueven la salud mental o incrementan los riesgos de trastornos mentales».

En España por ejemplo han centrado su atención en los aspectos relativos a los riesgos ligados a la contaminación física, química o biológica del aire, el agua o la tierra, así como a su correlación  alimenticio. Aunque los riesgos ambientales, como la calidad del aire, las temperaturas extremas, el ruido, el cambio climático y distinto tóxicos ambientales, pueden desempeñar un papel muy importante, difícilmente identificados como elementos etiopatogénicos únicos.

Por la razón anteriormente expuesta se trata de un tema complejo, donde pueden coexistir múltiples factores que han sido motivo de estudios, desde el clima y sus efectos en patologías afectivas y enfermedades cerebrales, luego el ambiente y factores físicos químicos como  fundamentales en el estudio y la comprensión de las enfermedades mentales.

Factores como el ruido están asociados con los trastornos del sueño, y, para el caso de los niños, deficiencias cognitivas, entre otras afectaciones en la salud mental.

El estrés térmico puede desencadenar o agravar la ansiedad. En el año 2018, R. Thompson, L. Hornigold, realizaron una revisión sistemática sobre la potencial asociación entre las altas temperaturas ambientales, las olas de calor y la evolución de diversos trastornos mentales. La temperatura puede influir en el estado de salud mental y se han postulado varios mecanismos explicativos: uno hace alusión a la propia incapacidad de las personas con enfermedad mental de cuidarse por sí mismas; otro se justifica por el consumo de ciertos medicamentos, como antipsicóticos, antidepresivos, etc., que incrementan la vulnerabilidad al calor por inhibición de los mecanismos termorreguladores.

Una serie de estudios encontraron una asociación entre el riesgo de ingreso por urgencias debido a trastornos mentales y el incremento de las temperaturas, tanto para trastornos generales como para esquizofrenia y trastorno bipolar. Otro estudio refiere una asociación fuerte entre la mortalidad por suicidio y el calor (mayor en los hombres que en las mujeres), y no tan evidente para el resto de las enfermedades mentales.

En conclusión sin pretender ser un conocedor de la materia quiero señalar que el actual conocimiento científico de la relación entre salud mental y salud ambiental es muy pobre y poco estudiado. Sabemos los potenciales daños que al organismo producen, las sustancias tóxicas como metales pesados (plomo, mercurio), venenos agrícolas, plásticos y otros disruptores endocrinos), el exceso de CO, O2, PB, SO2 y NO2 en el aire, el ruido, el calor extremo, pero no sabemos a ciencia cierta el impacto sobre la salud mental ni mucho menos óomo abordar la problemática salvo tratar de disminuir los niveles actuales considerados como peligrosos.