Es notoria la atención que se le está prestando a la salud mental en la actualidad, en parte porque hemos logrado superar muchos problemas existenciales y hemos comprendido que los principales retos que tenemos que enfrentar están en nosotros mismos. Pensemos por un momento: ¿qué seríamos si mañana al amanecer descubrimos que hemos perdido totalmente la memoria o incluso la razón?

Nuestra salud mental es más frágil de lo que normalmente creemos. Vemos los esquizofrénicos como algo raro y muy distantes a nosotros, sin embargo, debemos reconsiderar esa idea. Es importante señalar que vivir una vida desordenada, con una alimentación incorrecta, durmiendo mal, trabajando excesivamente, haciendo lo que nos dé la gana, sin responsabilidades, con abuso de determinadas substancias, sin vínculos personales, sin parámetros morales de referencia, normalmente hace muy difícil mantener una mente sana. Términos como desquiciado, lunático o sin juicio, hablan de esa pérdida de referencias o parámetros, implicando la incapacidad para mantener una mente equilibrada.

Algunos personajes famosos perdieron la razón. Podríamos mencionar el caso de John Forbes Nash el eminente matemático ganador de importantes reconocimientos académicos pese a padecer de una esquizofrenia paranoica. Su caso se presentó en la exitosa película Beautiful Mind (Mente Brillante) del 2001.

Algunos artistas que han representado a personajes afectados por la locura han sufrido trastornos psiquiátricos importantes, entre los que podemos señalar a Heath Ledger quien hizo una brillante representación del Guasón en la película de Batman del 2008, pero por los trastornos mentales que esto le ocasionó perdió la vida, recibiendo un Oscar póstumo. Hacerse pasar por loco puede tener consecuencias lamentables.

Nietzsche propuso una ruptura con los condicionamientos sociales, describió que el Superhombre se encontraba por encima de las limitaciones o normas humanas, ya que se guiaba por lo que a él pareciera válido según su propia intuición. Entendía que los valores morales eran una nefasta influencia del cristianismo que generaba pusilánimes, con mentalidad de esclavos o bajo adoctrinamientos gregarios. El hombre era un simple estado intermedio entre el animal y el superhombre. Es evidente la influencia que ejerció en su compatriota Hitler y el nazismo. En sus últimos 11 años Nietzsche perdió totalmente la razón, se han propuesto varias causas, entre ellas la sífilis y posibles intoxicaciones, pero también se ha planteado una etilogía psicógena. Habiendo roto sistemáticamente durante su vida con los parámetros de referencia vigentes, no parece extraño que finalmente esa ruptura se desplazara del plano teórico al personal, ocasionándole grados severos de inadaptación social y desintegración de la personalidad. En verdad, su filosofía es muy interesante pero también muy peligrosa.

Normalmente la persona no nace loca sino que “se vuelve loca”. Es preciso velar por la propia salud mental y no considerarse blindado contra las patologías psiquiátricas.

Hay señales que nos demuestran que no estamos tan cuerdos y es preciso recordar que por cada pérdida total de la razón existen infinidades de trastornos menores o parciales que suelen pasar desapercibidos para quien los padece y para sus relacionados. A nivel popular suele decirse que: de locos todos tenemos un poco.

La buena noticia es que ya los manicomios no son necesarios, no se requiere mantener amarrado de por vida al “loco de remate”, sino que se disponen de terapias que le permiten reinsertarse aceptablemente en la sociedad y rara vez son peligrosos para los demás, generalmente son los demás quienes los maltratan. En ese orden, el libro: Por si las voces vuelven, de Ángel Martín, narra el testimonio de alguien que estuvo en la locura y logró recuperarse. Si hay esperanzas con los esquizofrénicos, evidentemente en los niveles de psicopatologías menos severas los pronósticos son mucho más favorables.

Constantemente nuestra salud mental presenta alteraciones o fluctuaciones. Frente a la sospecha de posibles trastornos, las consultas tempranas con el psicólogo o el psiquiatra podrían salvar vidas.

Si alguien te ofende de mala manera normalmente afecta tu ego, y piensas que “no puedes quedarte así”, pero no consideramos que quien te maltrata lo hace principalmente porque tiene problemas mentales. Cada cual da lo que tiene, si es una persona muy sana tendrá un trato exquisito para los demás, pero si su mente está perturbada, no podrá tratarte bien.

Si te quejas de casi todas las personas que tratas, el problema no está en ellas sino en ti.

El humano vive acorde a las normas de la vida civilizada, cuando se comporta de manera salvaje o animal es un claro indicio de que está perdiendo la razón. En los peores trastornos mentales, el afectado no reconoce tener problemas.

Son elementos sugestivos de que tienes una salud mental satisfactoria:

Si puedes estar feliz en soledad, tus familiares se sienten a gusto contigo, compartes con amigos, puedes tener una relación estable de pareja, conservas tu trabajo, no molestas a tus vecinos, puedes conectarte con sentimientos ajenos, hablas coherentemente, tienes una vida “aceptablemente” equilibrada y sabes buscar ayuda cuando la necesitas.

Por otro lado, aunque la risa exagerada podría evidenciar trastornos mentales, la sonrisa frecuente suele ser un signo muy saludable.