Sacar al indio de Bolivia, sacarlo de Guatemala. De México, Nicaragua, Guatemala. Sacar al indio de Venezuela y de Chile y Argentina y, ¿por qué no?, sacarlo también del Perú.
América Latina es racista, es decir, desdeña de su gente autóctona, la rechaza y menosprecia. Admira más a su pasado europeo porque suele ser “más fino”, más elegante y sofisticado.
Por ahí andan muchos escondiendo sus apellidos andinos, aztecas, araucanos… disfrutan más de “aquellos otros” más suecos, ingleses, italianos, franceses. Toda una suerte de piratas y bucaneros.
Una herencia que al parecer ha quedado en conjunto con “la otra” aquella que “sugiere” la nobleza de un imperio español pasado. ¡Sacar al indio y traed al negro! Y luego también sacadlo…
Todas estas nuevas tierras conquistadas por los europeos ya eran muy viejas y además ya tenían dueños. No “necesitaban” ser conquistadas, quizás descubiertas, pero solo con la intención de abrir “un nuevo mercado de negocios” y no que se lo robaran todo, las tierras… Y hasta a sus habitantes.
Esas guerras que llegarían cientos de años después, en busca de unas “supuestas” independencias. No serían más que un asunto de “blancos europeos”. Esos “pobres muchachos” nacidos fuera del territorio ibérico serían humillados al nombrárseles “criollos” título que, de cierta forma, los cualquierizaba con las más bajas capas sociales de la época, los indios y negros…
Los jovencitos, aquellos, se valieron de “esas” clases más bajas para sacar definitivamente a todos aquellos engreídos ingleses, portugueses, españoles, franceses y unos que otros curiosos holandeses y alemanes.
Sin embargo, a los indios y negros los siguieron relegando, apartándolos de posiciones públicas del Estado y agrupándolos en “reservaciones” y cualquier tipo de cofradía en donde “no molestaran” a los “refinados criollitos” que entrenaban un nuevo “status”… sin definición…
Por supuesto, que el campo y la construcción siempre serían lugares en donde serían “muy bien vistos” aquellos antiguos dueños y estos asoleados y nuevos invitados dueños de otro continente también arrebatado, África.
Las Guyana, las islas del Caribe y algunas costas del continente serían el refugio mayor de aquellos negros cimarrones que se negaron a seguir siendo esclavos. Hoy ocupan la mayoría de los gobiernos de esas islas.
Cosa muy distinta le sucedió a los indios que se quedaron en tierra firme. Benito Juárez sería posiblemente el primer indígena en llegar a la posición de presidente en 1857 en México…
Pasarían 149 años, en el 2006, para que Evo Morales, en Bolivia, alcanzara la primera posición del Estado. Sin embargo, fue víctima de un golpe de Estado, tal y como vemos sucede en la actualidad con Pedro Castillo en el Perú.
No hay que ser muy inteligente para darnos cuenta de que “al pobrecito” no lo dejaron respirar desde que llegó. Jodieron y jodieron hasta que terminaron sacándolo.
Yo no sé si se lo merecía, pero llama la atención un rasgo particular de estos indígenas que los distingue de “los criollitos”. No se venden como estos. Tienen la particularidad de velar por los intereses del pueblo más que por lo de ellos mismos.
Lógicamente, esos detalles no van con los capitalistas, quienes solo aspiran a ganar más de lo que invierten, así tengan que cortar cabezas o dejar en la miseria perpetua a la mayoría.
Tengo amistades de casi todos los países latinoamericanos. Indios, mulatos, blancos y negros. Ciertamente, “aquellos” que componen la clase alta suelen emitir comentarios despectivos hacia los descendientes nativos que lograron sobrevivir.
Un asunto que crea un complejo ancestral y que ha afectado a muchos indígenas que han emigrado a los Estados Unidos, cuyos hijos solo desean hablar el idioma inglés sintiéndose ofendidos si se les habla en castellano.
La ignorancia agrede hasta el derecho sagrado a pensar y de respetar la integridad humana. Los nuevos mandatarios indígenas son promotores de esa dignidad perdida.
Del derecho a vivir en paz, como dijo Juárez. Si los criollitos se empeñan en sacar al indio, el indio terminará por sacarlos a ellos. Del Perú, de Chile, de México y de donde sea, o es que acaso ¿no son de ellos todas las tierras? ¡Salud! Mínimo Caminero