Lo interesante del fenómeno Mantequilla, el joven que según los sabanaboyaenses multiplica el dinero como Jesús panes y peces, es que ha puesto a Sabana Grande de Boyá en las portadas de los principales diarios y medios de comunicación.
Situado en la provincia Monte Plata, Sabana es uno de los tantos Macondo caribeño, un pueblo que pocas personas sabrían ubicar en el mapa, por donde nadie pasa a menos que vaya directamente hacia allá.
El municipio de unos 32 mil habitantes está rodeado de bateyes que en algún momento tuvieron una zafra pujante y que generaba gran movilidad económica, pero esa bonanza solo duró hasta que Leonel Fernández privatizó los ingenios azucareros; desde entonces el lugar ha permanecido en "tiempo muerto" (período contrario a la zafra).
La privatización de los ingenios a partir del 1998 produjo un éxodo masivo: algunos se iban en yola a Puerto Rico, otros a trabajar en los hoteles del este y hubo quienes, como mi familia, nos fuimos a la provincia Sánchez Ramírez. Mi padrastro cambió el tractor que había manejado por más de 25 años por un carrito con ruta Cotuí-San Francisco.
A mis 13 años yo no conocía mucho de política, ni de privatización o estatización, pero no me agradaba lo que estaba sucediendo, me estaban obligando a mudarme del lugar donde había pasado gran parte de mi infancia y donde vivían todos mis amigos.
Muchos de mis contemporáneos también salieron de Sabana a principio del 2000, una gran parte ni siquiera tuvo la oportunidad de ir a la universidad o terminar el bachillerato, desertaron de la escuela para ponerse a "echar día" en construcciones o donde apareciera, pues en la Pirámide de Maslow, y supongo que en la de Mantequilla también, comer está antes que cualquier otra necesidad.
El municipio de unos 528 kilómetros cuadrados no tiene grandes empresas ni una fuente de empleo con más de 30 trabajadores, gran parte de los sabanaboyaenses vive de la remesa.
Es un pueblo olvidado por las autoridades, con calles polvorientas, servicios deficientes y con estadísticas que lo colocan como uno de los municipios más pobre del país.
Las variables señaladas nos explican porqué el joven al que apodan Mantequilla se ha vuelto un héroe en tan poco tiempo. En las ciudades arropadas por la pobreza la gente siempre espera un mesías o quizás a un Robin Hood.