Deseo contarles a los lectores cuál y por qué tengo esta posición política respecto al conflicto que tiene como eje central a Ucrania y sus relaciones y posiciones respecto a la OTAN, que ha conllevado una reacción de Rusia y ha sido utilizada por USA para amenazarle con graves sanciones si invade el territorio ucraniano.

Juego de poderes e intereses

El escenario es el siguiente: USA contra Rusia, y Europa de espectadora, especialmente la UE. Sin embargo, hay que resaltar el papel de Macron, que ha hecho esfuerzos de diálogo en busca de acuerdos diplomáticos, logrando la posibilidad de una cumbre entre Putin y Biden. Este ha dicho que sería posible esa reunión si no hay invasión. Pero antes está el encuentro entre el ministro de exteriores ruso, Lavrov, y el secretario de Estado, Blinken, que tendrá lugar esta semana.

Alemania es el Estado más importante de la UE; si bien la ministra de Exteriores ha sido muy contundente y ha hecho peña con las ideas de la OTAN, hay sectores que no se muestran tan belicistas y son más partidarios de llegar a una entente. En todo caso, si han expuesto que el Gobierno alemán no piensa proporcionar armas a Ucrania.

Entiendo que a la Unión Europea le interesa sobre todo incrementar sus relaciones comerciales con Rusia y no ir tocando tambores de guerra. Lo que debe es impulsar conversaciones para llegar a acuerdos pragmáticos en busca de evitar el choque armado.

Porque hay un hecho indudable: hay países de la UE que dependen en casi su totalidad del gas ruso para calentar sus hogares y para mantener en marcha la producción de sus empresas. Un tercio del gas consumido en Europa viene de Rusia a través del gasoducto que pasa por Ucrania, hasta que se concluya el Nord Stream II, que esquiva pasar por ese territorio.

Letonia, Lituania, Finlandia, Alemania, Holanda, Luxemburgo, Bélgica, Italia, Eslovaquia, República Checa, Hungría, Polonia, Bulgaria, Rumania, entre otros, necesitan el gas ruso. Por tanto, lo inteligente es pensar en sus ciudadanos, en la producción de bienes y servicios, y no en embarcarse en una cruzada contra Rusia.

Rusia quiere dos cosas: Respeto y Seguridad

Los rusos lo que están exigiendo es un trato de respeto por parte de USA y la UE, como un Estado clave en el escenario mundial. Cierto que con la disolución de la URSS perdieron la llamada guerra fría y ese fue un momento dónde hubo una marcha atrás en lo económico y una debilidad en lo político y lo militar. Además de cierta anomia social.

A Gorbachov, para convencerlo en Occidente de disolver la URSS e instaurar el capitalismo de libre mercado, le prometieron verbalmente que la OTAN no trataría de instalarse en los antiguos “países socialistas” o en los países ex miembros de la URSS. Algo incumplido. De gentleman agreements, ¡nada!

Pero durante los veinte años que lleva ya Putin gobernando, ora como presidente, ora como primer ministro, la situación ha mejorado en lo económico y se ha fortalecido en  lo militar. Rusia vuelve a ser un Estado que no se le puede ni se le debe minusvalorar.

Los investigadores y científicos rusos siguen siendo de un alto nivel. La población ha recuperado su auto estima y orgullo nacional. Y los soldados rusos tienen merecida fama de ser uno de los mejores ejércitos del planeta. Y es mejor no tratar de comprobarlo sobre el terreno, como Napoleón o Hitler pudieron comprobar. ¡Russians don’t play!

Los oligarcas quieren tener el poder económico y el político

Putin, aunque sea un gobernante que no encaja dentro del canon político occidental “democrático liberal”, ha sido, con sus luces y sombras, el artífice de este renacer del pueblo ruso.

Por más que se le acuse de autoritarismo, liberal no lo es, ciertamente, los ciudadanos rusos tienen experiencia suficiente para saber que son libres, que no existe una ideología “oficial” que les obligue a pensar de una determinada manera y que pueden invertir, abrir empresas, hacer negocios, viajar dentro y fuera de sus fronteras. Y elegir a los miembros de su Parlamento, en un arco que va desde los comunistas hasta la extrema derecha neofascista. Hay elecciones, hay libertad y lo más importante, hay capitalismo, ¿no es eso lo que propugna el canon occidental dominante?

Lo que es más criticado por Occidente es que haya sido duro con algunos de los multimillonarios oligarcas, exmiembros de la nomenclatura soviética, gran parte de los cuales se hicieron con empresas estatales durante las privatizaciones de Boris Yeltsin y, una vez convertidos en capitalistas y millonarios, han querido usar sus miles de millones de dólares para lanzarse a la política y a la conquista del Estado.

Los actos autoritarios más discutibles que se le atribuyen a Putin están relacionados no con que no deje a los oligarcas hacer negocios, o a los extranjeros invertir, sino que las autoridades rusas encuentren ilegalidades en sus acciones empresariales, la Justicia les aplique la Ley y les condene a penas de cárcel. Eso ocurre cuando quieren emplear sus millones para hacerse con el poder del Estado para hacer de Rusia una “pluto democracia liberal”, en vez de la “democracia cesarista”  o “bonapartista” que existe hoy día.

Ucrania, Rusia, economía y FMI

En cuanto a Ucrania, sin entrar en el hecho cultural de que para los rusos tanto gran parte de Ucrania como de Bielorrusia han sido parte integrante de Rusia desde el imperio de los zares y hasta 1991 fue parte de la URSS. Ucrania es un territorio que es de importancia geopolítica vital para Rusia. Por su orografía y cercanía de Moscú, es una vía de acceso rápido a la capital.

Hasta 2014, con altibajos, hubo un entendimiento entre los gobernantes de ambos países. Con los acontecimientos de Maidan, USA y la UE, se lanzaron a tomar la hegemonía política y económica de Ucrania. El FMI le dio créditos por 5000 millones. A cambio estaban las condicionalidades del organismo monetario: austeridad, disminución de gastos sociales, privatizaciones, apertura a las inversiones extranjeras y de vender la tierra a los extranjeros.

Ucrania a pesar de tener un 25% de sus terrenos de tierra negra, la mejor del mundo, y ser la mayor productora mundial de aceite de girasol, no ha podido llegar aún a los niveles económicos que tenía en 1990. Entre 1990-2017 fue el quinto peor país del mundo por crecimiento económico acumulado negativo junto con algunos pocos países africanos, como Burundi y la República Democrática del Congo.

Los gobernantes ucranianos quieren que Ucrania sea admitida  como miembro de la OTAN. Y le gustaría ser un Estado miembro de la UE, pero ni Alemania ni otros países desean admitirla, por no cumplir con las condiciones exigidas. En la OTAN, ahora, hay diferentes puntos de vista. Aunque el hecho es que  al no ser miembro del tratado, los países de la OTAN no estarían obligados a defenderla. Lo que Rusia pide o exige, es que nunca se la admita por una cuestión de seguridad nacional

Aunque todos esos partidarios de las no fronteras, vivan en el limbo de su ceguera – para ser generoso con ellos-, los Estados, mientras existan, tienen intereses nacionales, tienen poblaciones y territorios que defender y, tienen que pensar en su seguridad.  Rusia lo hace. Ucrania, también. Por ello quiere implicar a USA y a los países europeos en su contencioso con Rusia, tanto sobre Crimea  como sobre los territorios separatistas del Donbas, donde la mayoría de población habla y es de origen ruso. Y que mantienen dos repúblicas la de Donestsk y Lugansk.

Rusia lo que quiere es un acuerdo explícito de que Ucrania no sea beligerante militarmente contra ella. Si es admitida  en la OTAN lo sería. Lo que pondría Moscú a pocas horas de los tanques e infantería  de USA y de la OTAN.

Ni invasión, ni sanciones: negociación y un acuerdo pragmático y racional

Puesto en el lugar de Putin, yo haría lo mismo. Defender mi Patria, mi territorio, mi población, mis intereses estratégicos, mi futuro. Eso es lo que se espera de un estadista.

Como  hizo Kennedy, mutatis mutandis, cuando reaccionó contra los misiles en Cuba, que veía como una amenaza a su país, Es una reacción lógica. El resultado fue negociar y llegar a acuerdos que fueron mutuamente beneficiosos para USA, la URSS y la paz mundial. Aunque Fidel se pusiera iracundo.

Por tanto, un acuerdo sobre Ucrania que de seguridad a Rusia, no perjudica a los europeos ni a los ucranianos. Tampoco perjudica a los norteamericanos. A nadie beneficia un conflicto armado que puede llegar a una guerra en Europa, de consecuencias imprevisibles, y que sería un retroceso económico y un matadero. Los únicos que se pueden beneficiar de un escenario de guerra es el complejo militar-industrial-comercial armamentista… Nadie más.

Una Ucrania neutral sería un escenario de Todos Ganadores. Ganarían los ciudadanos europeos (incluidos los  rusos y ucranios), y ganarían los ciudadanos norteamericanos. Que el Presidente Biden, utilice el famoso pragmatismo y utilitarismo norteamericano y se siente con Putin a negociar.

Si lo hace así, con grandeza de miras y pensando no en ganar unas elecciones de medio término (que también), pasará a la historia no como  el político “mister middle class”, sino como un estadista que puso las bases para una paz no kantiana y  perpetua, pero si al menos de larga duración en Europa. Y eso es bueno para USA, para Europa, para Ucrania y para Rusia.