“La humanidad debe poner fin a la guerra, o la guerra pondrá fin a la humanidad” (John F. Kennedy).

A 100 días de dolor, desolación y destrucción, el mundo sigue impotente de cómo poner fin a esta guerra salvaje y carente de sentido de humanidad.

Hoy de 3 de junio, se pueden contar los días de guerra y muerte en Ucrania, que parecen cien días de una tragedia humana de muerte y dolor. Cien días que ponen al desnudo el corazón salvaje de seres humanos que planean, organiza y ejecutan con alma de hielo la eliminación y destrucción de la vida sobre el planeta. Se pueden contar los 100 días, no así; el sufrimiento y los cadáveres de cuerpos arrancados de la vida de aquellos que un misil, un tanque, un avión de combate o el nuevo duende tecnológico de la guerra: el dron militar que le arrancó de entre los vivos.

El Papa Francisco expresa con alma contrita y abatida por el dolor, que no alcanza a entender como desde un avión de combate se pueda disparar sobre seres humano para destrozar la vida.

Este pesar del Papa lo hemos reflexionado en las clases virtuales de “Aulas Sin Muros” del Aforo Docente creado por el autor de esta columna, como respuesta a los efectos de la pandemia COVID-19 con mis alumnos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo(UASD)  en donde se abordó el tema de la Guerra en Ucrania y la Invasión Rusa, como requisito de evaluación de fin de curso del presente semestre 2022-01.

Desde la perspectiva del análisis y la investigación, hemos acercado una mirada a la guerra Ucrania y Rusia vista desde el pensamiento Ético y Semiótico, el Impacto de la Guerra en la Educación o el Médico en Tiempo de Guerra. Y con los estudiantes de filosofía: Aportes de la filosofía a la Construcción de la Paz; más de 100 jóvenes han estado investigando y debatiendo las complejidades de la Guerra Ucrania-Rusia.

La conclusión más relevante en estas reflexiones nos llevó a entender que la guerra es una fuente de amor por la muerte, la destrucción y odio. Vicios propios, estos, de la decadencia humana que marcan la pérdida del carácter racional del hombre civilizado.

Erich Fromm en su ensayo “El Corazón del Hombre nos ofrece una interesante reflexión psicoanalítica en este sentido, cito: “Le atrae todo lo que se aparta de la vida o se dirige contra ella. Quiere regresar a la oscuridad del útero y al pasado de existencia inorgánica o animal. Está orientado esencialmente hacia el pasado, no hacia el futuro que odia y teme” …continúa la cita: “Pero la vida nunca es segura, nunca es previsible, nunca es controlable para hacerla controlable, hay que convertirla en muerte; la muerte es, ciertamente, la única seguridad de la vida (p.18), fin de la cita.

Fromm muestra en sus enjundiosos análisis cómo puede escapar el hombre de su cárcel mayor, el aspecto destructivo de sí mismo y de la vida.

El discurso de Vladímir Putin o su narrativa de guerra esta montado en dos tesis filosóficas, cuál de las dos más tenebrosas: Thomas Hobbes y Aristóteles, con la salvedad que hace el segundo en el colofón de su argumento: “el individuo depende para su seguridad de su propia fuerza e ingenio, no habiendo más límite para su acción que los que éstas le impongan (Thomas Hobbes)”

Aristóteles, ve la guerra como un medio violento para obtener y defender el derecho de una ciudad. “Que solo se justifica por su finalidad. «El fin de la guerra es la paz». Pero no puede ser el ideal de ningún Estado”.

La guerra en Ucrania pasa de ser una defensa de occidente y sus valores democráticos, a un teatro de guerra donde se experimenta y se ponen a pruebas las últimas generaciones de armas de ataque y defensa, capaces de borrar la vida en el planeta en milésima fracción de segundos.

¡Que Viva la Vida (Unamuno), no a la Guerra y la Muerte!!!”