El título de este artículo es también el nombre de una casa productora de discos, pero yo lo estoy utilizando aquí para referirme a lo que han sido los Juegos Paralímpicos de París 2024, una fiesta de la inclusividad y de la autosuperación.
La República Dominicana está rompiendo récords de esta ocasión y no solo por las hazañas de los atletas en cada una de sus competencias, sino también en la calidad de su participación como país. Esta es la segunda ocasión en que tenemos atletas que repiten presencia, algo habitual en las olimpíadas regulares y todavía más evidente en las paralímpicas. Darleny de la Cruz, con limitación visual, no solo está repitiendo asistencia, sino que además está logrando mejor desempeño que en su visita anterior a este encuentro mundial.
Por otro lado, Warner Astacio, que compite en salto, rompió récord mundial en su categoría el pasado 31 de agosto. Esto de romper récord es relativamente más fácil en paralímpico, no por el nivel de desempeño de los atletas, superior a los de muchas personas sin limitaciones, sino porque, al existir diferentes maneras de no entrar en la norma existen más clasificaciones en las formas de competir.
Pero donde estas competencias se están llevando todas las preseas es en el entusiasmo y la colaboración de unos 45 mil voluntarios que fueron seleccionados sobre un total de 450,000 personas que postularon para ser partícipes de esta oportunidad histórica, en un proceso de selección que tomó más de un año y medio e incluyó dedicación (debían responder cuestionarios de más de doscientas preguntas), perseverancia (al igual que los atletas, también pasaban diferentes tamices antes de ser seleccionados) y, a la hora final, esfuerzos combinados y en diferentes horarios. ¡Y todo esto por el orgullo y la satisfacción de participar!
Los espectáculos han estado a la altura de las circunstancias, tanto en la ceremonia de inauguración, como luego en la cobertura mediática, que presta atención con gran respeto y minuciosidad.
Y la ciudad en sí misma se ha visto beneficiada en la mejora de las instalaciones y, sobre todo, en la repartición de los costos de seguridad. Al tratarse de un evento que reúne atletas del mundo entero, la colaboración entre los diferentes cuerpos de seguridad se ha hecho evidente. Trabajar por la inclusión no es un favor para los que antes quedaban relegados, es un esfuerzo que conlleva la mejoría de todos.