La experiencia artística siempre ocupó un lugar en la episteme barthesiana (modelo de conocimiento), tanto en sus lecciones como en sus seminarios, principalmente en el Collège de France donde, propuesto por Michel Foucault en 1976, ganó su lugar en 1977, con una lección inaugural sobre Semiología literaria que fue el nombre de su cátedra asumida en dicha institución hasta su muerte en la primavera de 1980.

Roland Barthes, quien nació en Normandía (Cherburgo, Francia), en 1915 y falleció el 26 de mayo de 1980 en Paris. Se formó en la especialidad de Estudios clásicos (griego y latín), principalmente en la rama de la Lexicología y ciencia de textos antiguos y modernos. Desde 1950 desarrolló una pasión por el arte y transitó los caminos de la pintura, la escultura, la fotografía, el cine, el teatro,  la gestualidad y las diversas estéticas de la modernidad.

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Roland Barthes.

Apasionado por Arcimboldo, André Masson, Cy Towmbly, la escritura de lo visible, la fotogenia, el inconsciente, la animación, la caricatura y otros medios gráficos, estudió también las diversas sintaxis de la imagen y asimiló la oposición texto- imagen en contexto de visión y productividad.

Al estudiar como clave del deseo la retórica de la fotografía, de la imagen en movimiento en el cine y la ironía en la pintura, Barthes sanciona lo visible y  reabre lo invisible como espacio significante e imaginario.

En su libro Lo obvio y lo obtuso 1982 (1986),  título lleno de matrices instruidas, se recopilaron casi todos sus ensayos enjudiosos y liberales sobre el arte. La enorme cultura visual y audiovisual de este ensayista y crítico francés pone de manifiesto un vasto horizonte de interpretación de lo visual, lo sonoro, lo gestual y lo musical, en cuyo funcionamiento dialógico se reconoce el orden semiológico de la representación, pero también los intertextos creacionales.

El cuerpo, la voz y el lenguaje surgen como territorios,  reconocidos y sentidos, cifrados y descifrados por el ensayismo y la crítica de arte donde la “dicción verbal_visual” se mantiene en el acto de leer, tal y como lo revela en El placer del texto (1973),  en los ensayos que conforman su obra póstuma recopilada en El susurro del lenguaje 1984 (1987), y los Ensayos críticos 1964 (1967) (2009) y otros textos marcados por aquel emblemático libro de ensayos titulado El grado cero de la escritura (1953).

La biografía de este crítico de arte, crítico literario y semiólogo ha incidido en los ambientes intelectuales de toda Europa, Asia, África, el Medio Oriente, América Latina y el Caribe, de suerte que sus abundantes traducciones a numerosas lenguas del mundo lo colocaron en una travesía universal.

Roland Barthes superó muy temprano el determinismo francés creando un alumnado en una amplia geografía cultural y espiritual, propiciando frutos científicos, culturales, literarios, lingüísticos, visibles y legibles en su idiolecto particular.

La cátedra que sostuvo en el Colegio de Francia entre 1976 y 1980 motivó constelaciones de saberes en los diversos órdenes de las humanidades modernas. De ahí que sus lecciones y cursos publicados después de su desaparición física en 1980, remiten a una apertura de saberes a veces heteróclitos y otras veces neofilológicos y semiológicos que lograron crear una escuela con seguidores directos e indirectos.

Como crítico de arte se planteó el análisis de las imágenes, la retórica visual, la gestualidad a partir del cuerpo, el movimiento y los enlaces textuales de la imagen a través de las diversas retóricas y críticas de las imágenes artísticas y mundos textualizados.

En Lo obvio y lo obtuso 1982 (1986), Barthes reflexiona sobre los medios, mensaje y funciones de la representación y la anti- representación. En dicha obra el crítico y semiólogo francés analiza “lo crítico” y dentro de la crítica contemporánea, abarcando los diferentes territorios del arte, la cultura, “lo cultural”, lo literario, la literatura y la literariedad.

Como fundador de la semiología francesa a comienzos de la década de los 60 publicando sus propuestas en la emblemática revista francesa Communications y en la conocida Informations sur les  sciences sociales, para pasar luego a la revista Tel quel y otras que como Poetique y Literature cubrieron el campo intelectual de los años 60 – 70. Barthes construyó varios regímenes académicos de una semiología del arte, de los medios masivos de comunicación de entonces alcanzando autoridad y notoriedad en el campo editorial y universitario francés de dicha década y dedicándose a ofrecer sus aportes sobre la publicidad, el cine, el teatro, la arquitectura, la pintura, la literatura y los diversos lenguajes y mitologías del siglo XX. (Ver Mitologías (1957)).

Hasta la publicación de su último libro en vida (La cámara lúcida), antes de morir en 1980 dejó preparado algunos libros y en preparación selecciones de ensayos y artículos periodísticos que constituyeron un camino crítico para todo un alumnado que desde todas partes del mundo seguía sus ideas en materia de semiología y ciencias humanas.

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Roland Barthes.

Sin embargo, su espíritu un tanto discreto y otras veces reservado no hizo posible que la farándula ni la publicidad de la época lo mitificara como pontífice de nada en su espacio intelectual, pues, tanto la obra publicada en vida como su voz humana fueron coherentes con su proyección humanística y neohumanística. Cumplió con su profesorado y su permanente trabajo de asesoría en el amplio contexto de las Escuelas prácticas de altos estudios y ciencias sociales y sus cátedras y cursos del Collége de France.

Una doxa que encontramos en Lo obvio y lo obtuso (op. cit), crea entonces la diferencia a propósito de la instancia crítica del arte:

“El sentido obtuso no puede describirse porque, frente al sentido obvio no está copiando nada: ¿Cómo descubrir lo que no representa nada? En este caso es imposible una expresión pictórica en palabras. En consecuencia, si usted y yo nos mantenemos, ante estas imágenes, a nivel del lenguaje articulado, es decir, el lenguaje de mi propio texto- el sentido obtuso no conseguirá acceder a la existencia, entrar al metalenguaje de la crítica. Lo cual significa que el sentido obtuso está fuera del lenguaje (articulado), pero, sin embargo, dentro de la interlocución. Pues si usted observa las imágenes a  que me refiero, verá su sentido: podemos entendernos acerca del sentido obtuso, “por encima del hombro” o “a espaldas” del lenguaje articulado: gracias a la imagen (eso sí, inmovilizada: volveremos a hablar del asunto), o mejor: gracias a lo que en la imagen es imagen… pura podemos prescindir de la palabra sin dejar por ello de entendernos” (Op.cit.p. 61).

Las presiones de Barthes sobre “lo obvio y lo obtuso” como categoría de análisis de la crítica de las imágenes, crearon un territorio direccional de la visión y la representación, pero también de la mirada, la otredad y el discurso visual estático o en movimiento. Así pues, Barthes resume dicha recategorización teórico-analítica, a propósito de las visualidades y capacidades de la crítica de la siguiente manera:

“… lo que el sentido obtuso perturba y esteriliza es precisamente el metalenguaje (la crítica), se pueden enumerar varias de las razones de que así suceda. En primer lugar el sentido obtuso es discontinuo, indiferente a la historia y al sentido obvio (como significación de la historia), esta disociación tiene un efecto antinatural o al menos de distanciamiento respecto al referente (lo “real” como naturaleza, la instancia realista). Probablemente Eisenstein habría asumido esta in-congruencia, esta im-pertinencia del significante, ya que hablando del sonido y el color ha sido capaz de decir (No.208). El arte comienza a partir del momento en que el crujido de la bota (sonido), se superpone en un plano visual diferente y suscita así las asociaciones correspondientes” (Op. cit. pp. 61-62).

En efecto, todos los argumentos propuestos en Lo obvio y lo obtuso  conducen a una crítica entendida como metalenguaje teórico que da cuenta del objeto arte y sus versiones o lenguajes de creación. El metalenguaje como sistema y expresión de la crítica y explicación de sus ejes ventila una práctica y un decir del arte y la artisticidad.

Los diversos tópicos y cardinales pendientes de la crítica y motivados por la instrucción plural barthesiana se desarrollan mediante ejes de escogencia intelectual que aseguran el análisis de vertientes teóricas y analíticas de los diversos modos y sistemas de comunicación construidos desde la relación entre lingüística y semiología y sobre todo lo que él mismo Roland Barthes denominó como translingüística o estudios translingüísticos.

El estudio que da cuenta de este fenómeno, según Eliseo Verón de una “Semiología de operaciones translinguisticas” (1974) de raíz y vertiente barthesiana, ocupa un lugar en la reflexión semiótica de algunos teóricos latinoamericanos (argentinos, venezolanos, mexicanos, brasileños, dominicanos), que han sido influidos por la translingüística teorizada por el ensayista y profesor francés.

En alguna ocasión se ha cuestionado cierto estilo fragmentario de las lecciones impartidas por Barthes en el Collège de France, conformándose una reserva por parte de muchos lingüistas, y ensayistas a propósito de su instrucción en la lingüística “como ciencia piloto”.

Sin embargo, algunos literatos lo van a considerar como un lingüista y un translingüista difícil de aplicar a los estudios literarios. La recepción de Roland Barthes en el ámbito hispánico, se ha hecho sentir desde las traducciones y publicaciones de sus obras en editoriales como Siglo XXI editores, Tiempo contemporáneo, Rodolfo Alonso, editor y, la revista Comunicación que desde comienzo de la década del 60 del siglo XX fue divulgada en América Latina. La divulgación de la semiología francesa en España, América Latina y el Caribe fue apoyada por alumnos mexicanos, uruguayos, brasileños, bolivianos, argentinos, chilenos, venezolanos,  colombianos, cubanos, dominicanos, y otros sujetos continentales americanos que se hicieron partícipes de la instrucción semiológica oral y escrita: Semiología y lingüística, Semiología y urbanismo, Semiología y medicina, Semiología y arquitectura, Semiología y tecnología, Semiología y sociología,  Semiología y política,  Semiología y artes visuales, Semiología y foto y grafía,  Semiología y cine, y otras. Es importante destacar que el impacto de la crítica y los estudios transdisciplinarios surgió de una crítica de Raymond Picard sobre el ensayo de Roland Barthes titulado Sobre Racine,  que provocó la respuesta de Roland Barthes en Crítica y verdad (1966), publicada en español en 1971 con más de 16 ediciones.

La polémica de Picard con Barthes se hizo famosa y favoreció la propuesta de este último, a propósito de la decadencia y el parasitismo de la crítica universitaria denunciada en Crítica y verdad. La operación crítica, la oposición antiguo y nuevo se da por un estado de poder que se manifiesta en la llamada crítica académica, que representa el potencial “Estado literario”, la “Crítica disciplinada”.

Así, el trazado ensayístico e intelectual de Barthes se perfiló desde “la doxa y la crisis”. Lo notable, en esta operación, no es, que oponga lo antiguo y lo nuevo, sino que lance su interdicto, por una reacción desnuda, contra cierto hablar en torno al libro. Lo que no se tolera es que el lenguaje pueda hablar del lenguaje. La palabra desdoblada es objeto de una especial vigilancia por parte de las instituciones, que la mantienen, por lo común sometida a un estrecho código: en el “Estado literario”, la crítica debe ser tan disciplinada como una policía; liberar aquello no sería menos “peligroso” que popularizar a esta serie: poner en tela de juicio el poder del poder, así como el lenguaje del lenguaje. Hacer una segunda escritura con la primera escritura de “la obra de la obra” es en efecto, abrir el camino a márgenes imprevisibles, suscitar el juego infinito de los espejos, y  es este desvío de lo sospechoso”. Según Barthes hay un “verosímil crítico” que existe desde la poética y la retórica aristotélicas. La existencia de ese verosímil crítico, se apoya en la tradición de los sabios, de lo no contradictorio. Roland Barthes: Crítica y verdad, Eds. Siglo XXI, México, 2006, P.13; trad. de José Bianco.

El framentarium poetológico de Barthes es un género crítico, anotado, acentuado en sus Notas de cursos y seminarios en el Collège de France. Véase también la condición de crítico y gramatólogo de Barthes en Cómo vivir juntos, simulaciones novelescas de algunos espacios cotidianos, Ed. siglo XXI, editores Argentino. Notas de cursos y seminarios en el Collège de France 1976-1977; Lo neutro (1977-1978) y La preparación de la novela, 1978-1979 y 1979-1980.

Creemos, leyendo a Éric Marty  en Roland Barthes, el oficio de escribir (2007), que toda la lectura puntual de este investigador, ensayista y teórico francés conduce a una práctica de rasgos y caminos interpretativos que imponen por necesidad una vuelta a su obra y a su experiencia intelectual abierta a la lectura no dogmática.