Cuando he fungido como profesor de escritura creativa me han preguntado, en muchas ocasiones, qué diferencia hay entre un cuento y una novela. Son muchas las diferencias; pero hay algunas fundamentales. Pongamos un ejemplo: en un cuento un hombre sostiene por la brida a un caballo para llevarlo a beber a un pozo. En el camino, ese hombre mantiene el control del animal, no le permite distracciones, ni desvío del camino que lo conducirán hasta el pozo, no importa que el caballo se encabrite, hale las riendas y lance coces. En la novela, el mismo hombre y el mismo caballo van hacia al pozo, pero en el camino el hombre le permite al animal que descanse, se detenga a comer pasto en el camino; le permite que persiga a una yegua en celos que ha olisqueado a lo lejos. Después de muchos rodeos, peripecias y pérdida de tiempo el hombre y el caballo llegan al pozo.
En materia de gerencia estatal también existen los ministros que trabajan con el criterio del cuentista y del novelista. Roberto Fulcar pertenece al grupo de gerentes que no pierde la perspectiva, que no se distrae, que no desenfoca, que tiene claro que para llevar a nuestros estudiantes al pozo de la equidad, de la sabiduría, al paraíso de la calidad educativa no puede permitirse la distracción, el prestar atención al cotilleo, a las minucias que a diario se propalan en contra de su gestión al frente del MINERD.
Solo quien tiene una visión clara, definida, puede mostrar los logros que ha alcanzado su gestión al frente de esa institución. Fueron muchas las críticas, la siembra de desaliento, los disparos de francotiradores apostados en la poltrona de la oposición los que tuvo sortear para no dejar que los estudiantes dominicanos más vulnerables perdieran el año escolar en los momentos más críticos de la pandemia.
Hoy en día, la educación dominicana, a través del plan “Educación para vivir mejor”, empieza a mostrar unos retoños que en un futuro cercano empezarán a mostrar sus verdes ramas, las flores, y finalmente los frutos. Y para que esto sea así, el ministro Fulcar ha tenido que dejar pasar, sin distraerse, calumnias, ataques arteros, descalificaciones injustificadas, chismes de comadres, y la artillería pesada de algunos medios y de antiguos estafadores que hicieron fortuna con el 4 por ciento de la educación en connivencia con las autoridades; muchos de estos ataques provienen de gente que pensaba que la fiesta seguiría, porque no contaban con un presidente que defiende los fondos públicos con el celo con que se cuida algo sacrosanto. Y por eso el presidente Abinader apoya sin reservas la gestión del ministro Fulcar, porque hay una sinergia, porque comparten los mismos valores y el gran compromiso de sacar del sótano de la calidad educativa a nuestra Nación.
Recientemente, con la participación entusiasta del presidente Abinader, el ministro Fulcar, y el calificado equipo que le acompaña, presentó ante el país el plan “Aprendizaje del idioma inglés 2021-2024”. Con este nuevo proyecto, que inicia con un plan piloto en las dieciocho regionales del Minerd, el ministro Fulcar cumple con unos de los pilares fundamentales del plan Educación para vivir mejor que es la empleabilidad.
A partir de esta gestión en el Ministerio de Educación, el título de bachiller dejará de ser un papel sin valor y se convertirá en una ventana de oportunidades para nuestros jóvenes; a partir de la gestión al frente del Minerd del ministro Fulcar las cosas no solo han empezado a cambiar, sino que se están trazando las rutas que en el futuro deberá seguir la educación dominicana. Por algo es el primer educador, doctor en educación, que dirige la institución tras haberse establecido el 4 por ciento para la educación; ahora no se trata de construir y comprar para ganar grandes comisiones, como era en las pasadas gestiones; ahora de lo que se trata es de poner en práctica la creatividad, los saberes acumulados, las experiencias de buenas prácticas de otros sistemas educativos exitosos, y sobre todo el compromiso con tener un mejor país, y la educación es un pilar fundamental para lograrlo.
El actual ministro de Educación podría decirle al equipo que le acompaña: "nos ladran, compañeros, señal inequívoca de que avanzamos", tal como le dijera Don Quijote a Sancho en cierta ocasión.