La población que desconoce los riesgos existentes en su entorno, especialmente los que provocan pérdidas de vidas y materiales, no sabrá cómo gestionarlos.
Se administra y gestiona lo que se conoce, por lo que identificar con tiempo las amenazas y vulnerabilidades donde vives, es el primer paso de protección de una población organizada.
La comunidad formada en estructuras sociales de desarrollo está llamada a inventariar los recursos y capacidades de que dispone con el fin de contribuir a reducir los riesgos.
Vivir de espalda a los peligros naturales y humanos es una mala elección. De la misma manera en que la gente se interesa en los lugares de esparcimientos, igual debe mostrar preocupación por los posibles peligros que coexisten.
Las amenazas (humanas y naturales) se caracterizan por factores externos que, por lo regular, son el detonante que hacen posible su ocurrencia.
Las contingencias asociadas a fenómenos naturales son hidrometeorológicas y geológicas (sequía, ola de calor, vaguada, ciclón tropical, sismo, tsunami y terremoto).
Las lluvias generan inundaciones y deslizamientos de tierra, y los sismos ocasionan derrumbes por inestabilidad del suelo y edificaciones mal construidas.
La vulnerabilidad obedece a factores internos, es decir, el lugar donde construiste la casa, su diseño, tipos de materiales y si cuando llueve se llena de agua con facilidad la zona.
En el nivel de peligro interactúa también el factor humano cuando existe una empresa que representa una amenaza para el sector debido al uso de materiales peligrosos en sus operaciones.
Comprender el riesgo es aprovechar el proceso de gestión del mismo, enfocándose en la inspección del histórico de eventos ocurridos en la comunidad. Del mismo modo, levantar información de los fenómenos o sucesos que podrían acontecer en el futuro y las consecuencias sobre la población, sus bienes y medios de vida.
Para evitar la interrupción del funcionamiento de una comunidad hay que darse cuenta de los posibles eventos de origen natural y humanos potencialmente perjudiciales para las actividades socioeconómicas de la población.
Para disminuir el impacto de esos fenómenos hay que estar organizado, tener una estructura mínima que motive a estudiar y analizar las amenazas y vulnerabilidades para luego definir los procedimientos específicos de pronta respuesta utilizando las capacidades y recursos del conglomerado.