El Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile (CEIUC) ha publicado la cuarta edición del “Índice de Riesgo Político en América Latina 2024”, donde se establecen los diez principales riesgos para la región en el recién iniciado año. (https://dialogopolitico.org/wp-content/uploads/2024/01/Riesgo-Politico-America-Latina-2024.pdf).
Uno de los riesgos a destacar es lo que se identifica en el documento como “desafección democrática, el avance populista y el resurgimiento de los autoritarismos”.
Al mostrar los datos que indican un retroceso democrático en el hemisferio, el documento señala que entre la ciudadanía latinoamericana se incrementa la apatía hacia la democracia por la falta de resultados.
La insatisfacción por la incapacidad de las instituciones democráticas para resolver los problemas promueve el surgimiento de liderazgos que, en nombre de la eficacia y del orden, instauran gobiernos autoritarios, populistas o iliberales. No es casualidad que la ciudadanía rechace un modelo político que asocia con la exclusión, la inseguridad social, la corrupción, el crimen organizado y la falta de un futuro promisorio.
A esto debemos agregar la tradición autoritaria que ha permeado el continente durante la mayor parte de su historia y que ha dificultado el cultivo de prácticas que hagan fecundar hábitos de pensamiento democráticos. Esta situación impacta sobre todo en los jóvenes, que han sido educados en un clima de violencia y de exclusión que dificulta la cultura del diálogo y la solución institucional de los conflictos.
La acumulación de necesidades irresueltas refuerza la disposición a aceptar gobiernos autoritarios en el futuro si son capaces de solucionar los problemas que las democracias han fallado en abordar. Este es precisamente un riesgo crucial para América Latina: la conformación y solidificación de una subjetividad antidemocrática en quienes están llamados a sustentar el futuro de sociedades abiertas y plurales.