Este artículo fue escrito a raíz de las declaraciones del Sr. Ángel Hernández, Ministro de Educación, sobre los resultados de la “Evaluación Diagnóstica Nacional 2022”. Cuando un Ministro de Educación admite con sinceridad, que sistema educativo dominicano ha colapsado y está estancado, es porque hemos tocado fondo.
En sus más recientes declaraciones, el Ministro de Educación, Ángel Hernández, ha manifestado con franqueza la subyacente mediocridad que aqueja al sistema educativo dominicano, así como su perenne estancamiento.
Dicha situación nos convoca a reflexionar críticamente acerca de los objetivos, las metas académicas y las expectativas que subyacen en dicho ámbito, planteando la necesidad de reconsiderar cómo se estarían abordando dichos desafíos.
Es menester señalar el notorio gesto que caracterizaron las declaraciones del ministro de esa institución, al exhibir una postura expresando lo que muchos ya presagiaban, -un secreto a voces-. Ojalá esto pueda ser interpretado como un indicio de determinación a implementar mejoras significativas. Esperamos que así sea por el bien de todos.
Analicemos el enfoque actual en empoderamiento, contextualización y reflexiones en pro de mejorar dicho sistema.
Integrando el contexto comunitario
De forma inteligentemente resumida, el adagio africano: «se necesita un pueblo para criar a un niño»; comunica la importancia de la tela social en la educación de cada generación, dejando claro que las personas aprenden de cada situación en su entorno y, por supuesto, que mientras más sanos y provechosos sean los engranajes mejor educación podemos esperar.
En esto, la sociedad dominicana, para su propia desgracia, ha sido negligente, dejando de lado la participación de los actores comunitarios. La formación integral de nuestros niños requiere un enfoque colaborativo que involucre a todos los sectores (familias, organizaciones gubernamentales y privadas); solo así se abordarán las deficiencias y se formularán políticas efectivas.
Es fundamental determinar el propósito de la educación, más allá de un proceso mecánico orientado a la promesa de inserción laboral, para impulsar mejoras en el sistema educativo dominicano.
Empoderamiento educativo dominicano
Fomentar el empoderamiento mediante una educación enriquecedora y autónoma contribuye a una sociedad justa, equitativa y democrática. Para mejorar la educación en República Dominicana, es preciso analizar dos obstáculos: (1) La excesiva burocracia y atraso procedimental del Ministerio de Educación y (2) la insuficiente y negligente capacidad autocrítica de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP).
Superar estos desafíos implica ajustes en toda la jerarquía estructural de las instituciones responsables de la educación dominicana, en primeras instancias promoviendo el diálogo y la participación en la comunidad educativa para identificar áreas críticas y soluciones innovadoras.
Entender con certeza el sistema educativo desde múltiples perspectivas facilitará el desarrollo y bienestar social en la República Dominicana. Pero más allá de lo anterior, para transformarlo de raíz, hará falta un elemento fundamental: voluntad política.
El enfoque educativo severamente institucionalizado limita el desarrollo de habilidades esenciales como el pensamiento crítico, creatividad y autonomía, al centrarse en la memorización y en objetivos cuantitativos (exámenes). Por otro lado, la insuficiencia de infraestructura urbana y rural, escolar y ciudadana, recursos materiales y aparente ausencia de profesionales capacitados obstaculiza la mejora en la calidad y eficiencia educativa. Además, la desigualdad social y económica en nuestro país, dificulta el acceso a una educación de calidad, afectando el rendimiento y perpetuando la pobreza.
Sugerimos, que un nuevo paradigma educativo debe priorizar la libertad intelectual y la conciencia crítica y autónoma en los individuos, trascendiendo el enfoque cuantitativo y positivista.
Para abordar el estancamiento educativo en el país, es crucial adoptar un enfoque integral y sistémico, considerando diversos factores involucrados. Para ello, las estrategias deben incluir metodologías centradas en el alumno, formación continua docente, incorporación de profesionales de otras áreas, desde fuera de la ADP y el área docente, implementación de políticas de inclusión, equidad y abastecimiento oportuno de las materias primas de las instituciones responsables y evaluaciones continuas al sistema, en todos los niveles de la cadena.
Un elemento importante pero tratado como tabú en el sistema educativo, son las tareas y los exámenes.
Las tareas y los exámenes, son medios tradicionales de evaluación académica, que afectan negativamente el rendimiento y bienestar de los estudiantes. Estas herramientas tradicionales generan situaciones de estrés y ansiedad, lo que conduce a un enfoque superficial en el aprendizaje. Los estudiantes, bajo la presión constante de la evaluación, tienden a memorizar en lugar de comprender los conceptos teóricos y prácticos que se imparten en la escuela. Este enfoque deriva en un bajo nivel de retención del conocimiento y una reducción en el desarrollo de habilidades críticas y de pensamiento creativo.
Además, las tareas excesivas llevan a la fatiga y el agotamiento, y en consecuencia, a una disminución en la capacidad de concentración y atención en el trabajo académico. Los estudiantes con dificultades de aprendizaje o aquellos que requieren más tiempo para comprender ciertas materias pueden sentirse frustrados en entornos que privilegian el ritmo acelerado y la entrega de trabajos en tiempo récord.
Por otro lado, los exámenes contribuyen a una escala de competencia desmedida entre los estudiantes. La obtención de calificaciones altas se vuelve el objetivo principal en lugar de centrarse en el desarrollo de habilidades y conocimientos. Este enfoque en las calificaciones afecta negativamente la autoestima y la motivación de los alumnos, especialmente en aquellos que no obtienen resultados sobresalientes, minando así su confianza en el proceso de aprendizaje. En todo caso, los exámenes deberían ser herramientas para evaluar qué tan bien o mal está el docente haciendo su labor de enseñar, pero nunca que tanto conocimiento posee un estudiante de una asignatura.
La inversión en educación orientada hacia objetivos claros e integrales puede generar beneficios sociales a largo plazo, como fortalecimiento del capital humano, reducción de la desigualdad socioeconómica y el aumento de competitividad. Esta problemática no es exclusiva de nuestra nación, muchos sistemas educativos carecen de enfoque en formar individuos críticos.
En cuanto al currículum educativo, las disciplinas fundamentales como español, matemáticas y ciencias sociales, se ha reconocido que potencian las habilidades cognitivas y analíticas en los estudiantes. Es por ello que recomendamos indagar en los métodos educativos actuales, basados en la memorización y falta de contextualización, pues pueden tener una parte o la responsabilidad total de la insuficiencia formativa; esto es un paso crucial.
El evidente estancamiento educativo se vincula con el énfasis en estandarización y conformidad, en lugar de fomentar aprendizaje crítico y autónomo. Enfatizamos la necesidad del análisis del sistema pedagógico y sus prioridades, ya que la transmisión unidimensional de conocimientos en lugar de desarrollar habilidades analíticas y éticas es de por sí un indicativo inequívoco de deficiencia.
Aunque la “Evaluación Diagnóstica Nacional 2022” muestra deficiencias en el aprendizaje, no profundiza en las causas subyacentes. Investigar detalladamente causas y soluciones, no solo académicamente, sino también social y políticamente, brindará insights valiosos para transformar el sistema educativo.
Sería primordial para el gobierno y la sociedad dominicana adoptar estrategias educativas centradas en promover el razonamiento analítico, la originalidad y el compromiso social, garantizando al mismo tiempo un acceso equitativo a la instrucción de excelencia. Esto se puede alcanzar reestructurando el plan de estudios, capacitando a los profesionales de la educación y estableciendo una red de apoyo que impulsen la cooperación interdisciplinaria y la vinculación entre el sistema educativo y el entorno comunitario.
Frente al panorama educativo actual, es valido impugnar la efectividad y equidad del sistema predominante globalmente. Este enfoque monolítico, enfocado en un colectivo homogéneo, impone un currículo estandarizado sin considerar distintos estilos de aprendizaje, mostrando profundas deficiencias y limitaciones.
La implementación de métodos educativos no convencionales, como la educación en el hogar (homeschooling) y la microescolarización (microschool), emergen como soluciones innovadoras en el panorama pedagógico actual. Esto se debe a que proporcionan currículos altamente personalizados, adaptados a las capacidades y habilidades individuales de cada estudiante, muchos de ellos sin tareas, ni exámenes, lo cual permite un aprendizaje adaptativo y a ritmos específicos según las necesidades de cada individuo. Por consiguiente, sería recomendable que el Ministerio de Educación, (MINERD) explorase e incursionase en la adopción y promoción de estas modalidades educativas, con el fin de brindar alternativas diversas y efectivas a la comunidad estudiantil.
Estudio del Desempeño Académico en Educación Básica
El referido estudio analizó el desempeño académico de estudiantes en tercer y sexto grado de primaria, así como en tercer grado de secundaria. La evaluación se realizó con base en una escala de 150 a 450 puntos, considerándose resultados satisfactorios aquellos que superaron el promedio de esa escala. Los resultados evidencian brechas significativas en el rendimiento de los jóvenes estudiantes en las áreas de lengua española, matemáticas, ciencias sociales y ciencias naturales.
A la hora de analizar el desempeño de los estudiantes, ese resultado debe ser usado para evaluar, no a los estudiantes mismos, sino a los docentes que los educan y al sistema educativo.
La evaluación, arrojó resultados preocupantes. En el caso de los estudiantes de tercer grado de primaria (6,351 evaluados), solo un 17% logró obtener resultados satisfactorios en lengua española, mientras que un 19% lo hizo en matemáticas.
En sexto grado de primaria, de los 6,286 alumnos evaluados, el 33% alcanzó buenos resultados en español. No obstante, en matemáticas solo el 0.7% fueron satisfactorios, y en ciencias naturales el 8.7%. Estos datos revelan la importancia de ajustar los enfoques pedagógicos y profundizar en la enseñanza de estas disciplinas para mejorar el rendimiento.
Respecto a los estudiantes de tercer grado de secundaria, la muestra constó de 5,900 alumnos, entre los cuales un 24% logró resultados satisfactorios en lenguas. Sin embargo, las demás áreas del conocimiento presentaron porcentajes más bajos: 8% en matemáticas, 13% en ciencias sociales y 19% en naturales. Esto indica la necesidad de una revisión exhaustiva de los programas y estrategias de enseñanza en estos niveles.
Hacia un sistema educativo más empoderante y equitativo
En conclusión, es necesario repensar el propósito de la educación en la República Dominicana, reconociendo que no se trata de un proceso mecánico, sino de un medio para empoderar a los individuos y crear una sociedad más justa y equitativa.
Esto implica superar obstáculos existentes en el Ministerio de Educación y la ADP, y adoptar enfoques más participativos y colaborativos para involucrar a todos los actores en la comunidad. Al reorientar la educación hacia el empoderamiento y el pensamiento crítico, la sociedad dominicana puede enfrentar los desafíos del futuro y construir una base sólida para el crecimiento y desarrollo sostenible.
El estancamiento del sistema educativo en la República Dominicana es un problema preocupante que requiere una comprensión profunda y la formulación de estrategias adecuadas para el cambio. Siguiendo los principios de un pensamiento educativo crítico y analítico, es necesario examinar las causas subyacentes y trabajar en conjunto para transformar el sistema educativo en uno más inclusivo y centrado en el desarrollo humano y la participación ciudadana y no en la creación de recursos humanos para incrementar el PIB.