Ismael Enrique Arciniegas

No. 2- De Ismael Enrique Arciniegas

Claveles rojos

 

De mis cabras guardar, volvía al cortijo

saltando entre peñas y matojos,

cuando a mi moza vi, me llamó y dijo.

Que del amo de la hacienda vino el hijo

y ella quería lucir claveles rojos.

 

Al monte me volví como a la guerra,

con valentía, ceguedad y arrojo,

porque al pasar con mis cabras y mi perra,

ví en lo alto de la sierra

una gran mata de claveles rojos.

 

Pero al llegar a lo alto de la sierra

y entre las matas de una gran chumbera

vi que entre hierbas y matojos

lloraba la madre clavelera,

por sus hijos, los claveles rojos.

 

Sus hijos le robaron: ¿Quién sería?…

Y al cortijo volví lleno de enojo

triste porque llevar no podía

lo que mi moza amorosa me pedía.

¿En dónde encontraré claveles rojos..?

 

De pronto me acordé que allá en la Ermita

los mozos del cortijo “Los Hinojos”

llevaron a la Virgen “La Ciervita”

unos ramos de rosas, margaritas,

pensamientos y claveles rojos.

 

A la Ermita llegué casi reventado,

fatigado, mal herido y cojo,

en mis manos tomé el manojo amado

y al cortijo volví ya consolado

porque al fin encontré claveles rojos.

 

Corriendo iba como un gamo,

saltando los rastrojos.

En el camino me encontré a mi amo

Y me dijo: –”Zagal, véndeme el ramo”.

¿Cómo venderle los claveles rojos?

 

Me lo perdona mi amo, hube de decirle.

Pero… fatigado, mal herido y cojo

quedó este pobre cabrerillo humilde,

para poder llevar a su Matilde

este ramillo de claveles rojos.

 

-¿”Para tu Matilde has dicho? ¡Anda y retoza!,

que si por ella te quedaste cojo,

ve a curarte a tu escondida choza,

Porque… óyelo bien: Sólo a esa moza

he de llevarle yo claveles rojos”.

 

Pasó por mí, no sé qué cosa mala.

El señorito me clavó los ojos.

se tiró para mí como una bala

y con la fuerza que el talador tala

me deshojó el ramo de claveles rojos.

 

Al cortijo me volví, salté tres bancos,

preñados de lágrimas iban mis ojos

Allí ví una mata de claveles blancos,

los tomé y me los llevé al campo

a transformarlos en claveles rojos.

 

De ideas malas llevaba un enjambre.

Al ver al amo una nube me cegó los ojos,

mi cuchillo en su pecho hundí con hambre;

los claveles blancos empapé en su sangre,

y a mi moza le llevé… claveles rojos

  

Ismael Enrique Arciniegas, (1895-1938) Nació en Santander, Colombia y falleció en Bogotá. Fue una alta personalidad en su patria, embajador plenipotenciario en Chile y Panamá. Además de destacarse como poeta se le conoce como traductor, en especial del poeta romántico francés Paul Geraldy, de lo cual damos una muestra.