El discernimiento, la deliberación y la responsabilidad, capacidades resaltadas por el filósofo Agustín Domingo Moratalla en su conferencia “Los retos éticos en la era digital”(https://www.youtube.com/watch?v=0_UahfsMRnM&t=19s), constituyen habilidades que no pueden reducirse a las destrezas relacionadas con la medición y los saberes tecnológicos.
Dichas destrezas se relacionan con actitudes que hunden sus raíces en el mundo de la vida cotidiana, donde nos encontramos inmersos en una compleja red de relaciones y situaciones que exigen sopesar las implicaciones de nuestras decisiones, discutir sobre su razonabilidad y sobre las “cargas” que conllevan.
Moratalla apunta al hecho de que el desarrollo de estas destrezas debe apuntar a la construcción de una ciudadanía basada en un cuidado integral, es decir, que tome en consideración todas las expresiones de la vida incluyendo el cuidado de las personas más vulnerables.
Las consecuencias de esta ética del cuidado es que los recursos tecnológicos disponibles deben dirigirse no solo a un saber hacer, sino también, al encauzamiento de nuestro poder. Este paradigma ético “se plantea como tarea y como don”. En otras palabras, la nueva educación no solo debe plantearse cómo llevar a cabo un quehacer democrático, sino también, cómo educar para el agradecimiento.
Moratalla entiende que en la estructura de la ética yace una comprensión de la vida como “entrega, donación y regalo”. Esta mirada, arraigada en la tradición teológica cristiana, recupera el reconocimiento de la humildad como principio contrapuesto a la voluntad de dominio que el filósofo Martin Heidegger asoció con la técnica moderna.
En este sentido, Moratalla sostiene que uno de los grandes retos de la educación democrática consiste en recuperar la pregunta filosófica por el estilo de vida que aspiramos a vivir. De acuerdo con la respuesta a esta pregunta, podemos aspirar a una vida caracterizada por la prudencia o por la borrachera tecnológica que nos convierte en adictos y alienados por los sistemas algorítmicos creados por las grandes corporaciones de la sociedades tecnológicas actuales.