Actualmente en el escenario político del país de cara al proceso electoral del 2024 se barajan varias candidaturas .
Cada uno de los tres principales partidos parecen tener definido el problema de su candidatura, aunque no se descarta que puedan presentarse hacia el interior de las mismas otros precandidatos, como el caso del Partido Revolucionario Moderno, en el que existen otras figuras con aspiraciones presidenciales, así como candidaturas de organizaciones que prefieran concurrir solos, como alternativa diferente a las tradicionales.
Pero cada una de las principales organizaciones tienen problemas que resolver.
En el Oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM) su cúpula dirigencial parece inclinarse por volver a presentar al actual de presidente de la República, Licdo. Luis Rodolfo Abinader Corona como su candidato para las elecciones de Mayo del 2024.
Pero el PRM es un partido en construcción, que pese a estar en el poder, tiene problemas que está obligado a superar si quiere mantenerse en el mismo.
Como heredero de las tradiciones democráticas del otrora poderoso Partido Revolucionario Dominicano (PRD), tiene que seguir siendo escuela de democracia, representantes del liberalismo y la social democracia en el país, garantizar su democracia interna, entender que su soberanía descansa en sus bases y que el respeto y la participación de las mismas es la garantía de sus futuros triunfos electorales.
El PRM tiene que romper el maleficio que arrastró el viejo PRD de no haber podido mantenerse en el poder por más de un periodo presidencial, salvo en el periodo 1978-1986 con la alternabilidad los presidentes Silvestre Antonio Guzmán Fernández y Salvador Jorge Blanco.
Es indudable que el presidente Abinader está por encima de la popularidad de su partido, pero si el partido no resuelve sus problemas internos realizando un proceso democrático para la escogencias de sus candidatos y cohesionándose alrededor de los mismos, mantenerse en el poder podría resultar muy cuesta arriba.
Solo un proceso donde participen sus bases, dará legitimidad a los ganadores y tranquilidad en su interior.
La sola popularidad de cualquier candidato no es garantía de triunfo. Para ganar un proceso electoral se necesita un candidato que suscite simpatía en el electorado y una gran maquinaria que convierta la simpatía en votos.
El PRM tiene que salir unido y fortalecido del proceso convencional, si es que quiere mantenerse en el poder.
El ejemplo de las elecciones del 2012 donde diferencias mal manejadas al interior del antiguo Partido Revolucionario Dominicano (PRD) contribuyeron ha impedir el triunfo del entonces candidato Ing. Rafael Hipólito Mejía Domínguez, es harto elocuente.
Contrario al PRM, el partido de la Liberación Dominicana (PLD), es más fuerte que su candidato el Licdo. Abel Atahualpa Martínez Durán, quien se impuso cómodamente a sus demás contrincantes, incluida la exvicepresidenta Dra. Margarita Cedeño a la que muchos consideraban la favorita de la contienda.
Es una maquinaria política que gobernó 20 años de los últimos 26, ejerciendo el poder por 16 años consecutivos.
Es muy cierto que la división, el hartazgo y su vinculación con actos de corrupción contribuyeron a su salida del poder, pero no puede dejar de reconocerse que pese a su disminución y las acusaciones de corrupción en la que están envueltos algunos de sus dirigentes y personas relacionadas con el antiguo presidente de la República y principal líder de esa organización, habrá de ser tomada en cuenta a la hora de analizar las posibilidades electorales del próximo proceso.
Para poder participar con alguna posibilidades de éxitos su candidato Abel Martínez, está obligado a superar o por lo menos igualar las simpatías del partido.
La maquinaria ayuda, pero la simpatía condiciona el voto.
Los meses por venir determinarán si la candidatura de Abel logrará prender en el electorado para que pueda superar las dificultades de su partido.
La fuerza del Pueblo (FP) es el mayor desprendimiento ocurrido en el partido fundado por el profesor Juan Bosch en 1973. Surgido a raíz de los problemas sucedidos en el proceso de selección interna de su candidato presidencial en octubre del 2019, es una organización que necesita desarrollarse.
Su casi seguro candidato, es el Dr. Leonel Antonio Fernández Reyna, tres veces presidente de la República con una experiencia acumulada que no se puede menospreciar, teniendo en cuenta que logró concitar el apoyo de una franja del boschismo y de un amplio sector conservador que giraba en torno al Dr. Joaquín Antonio Balaguer Ricardo.
El Dr. Fernández está muy por encima de la maquinaria política que lo sustenta, su simpatía duplica la de su partido, siendo esta organización la más débil de las tres grandes que competirán en el próximo torneo electoral.
Contrario a sus antiguos compañeros del PLD, el Dr. Fernández está obligado a desarrollar a todo vapor su maquinaria partidaria porque su simpatía sola no es garantía de triunfo.
La fuerza del Pueblo (FP) y el partido de la Liberación Dominicana (PLD) tienen por separados lo que al otro le falta.
Vista la realidad que confrontan las tres principales organizaciones políticas del país se puede concluir que el panorama electoral es un tanto impredecible, donde cualquier cosa puede pasar.
De ahí que un buen manejo de las situaciones internas, una correcta política de alianza y la articulación con sectores externos a los partidos podría ser la diferencia entre ganar o perder.