No hay que ser un genio del análisis político para entender que el desastroso resultado electoral del PLD se sembró muchos años antes. Sin duda que el esfuerzo insensato de Danilo Medina por modificar la Constitución en el 2015 (que apenas tenía un lustro y fue iniciativa de su partido) con el único objetivo de reelegirse, fue la clarinada para que se desataran o incrementaran los proceso más graves de corrupción de nuestra historia (hoy en los tribunales) y la estúpida mutilación del partido morado para excluir a los leonelistas. Ahí se concibió el monstruo que ha devorado al PLD y terminará engulléndolo hasta convertirlo en una organización insignificante como lo es el Reformista o el PRD en la actualidad. Las candidaturas del 2020 y del 2024 del PLD, fruto de que Medina no podía ser candidato, fueron promovidas por él para que se hundiera el partido.
La candidatura de Leonel Fernández, con prácticamente el triple de votos de los que obtuvo el PLD en estas elecciones, es la demostración cabal de que Medina no tenía el menor criterio político cuando forzó su salida del partido morado. Si algún aliado ha tenido el PRM en el 2020 y consolidar su dominio político en el 2024 ha sido precisamente Danilo Medina con sus descabelladas acciones para destruir al partido fundado por Juan Bosch.
La exclusión de Faride Raful como candidata al Senado se demostró que fue un error del PRM, o a lo sumo se equivocaron con quien sustituirla. Dentro de la clase media urbana figuras como José Horacio Rodríguez, Faride Raful u Omar Fernández, por su edad, frescura expositiva y energía tienen futuro político por delante. Sin importar los resultados particulares en estas elecciones, para las del 2028 generacionalmente la clase política que ascendió a puestos electivos al inicio del siglo XXI será desplazada y ocuparán sus plazas figuras más jóvenes. De alguna manera Luis Abinader anticipó ese movimiento por su edad y perfil.
La extrema derecha sigue siendo una ridícula minoría cuando le cuentan los votos, el truco de “apoyar” a alguien que ya las encuestas le daban posibilidades de ganar es un truco tonto. El fango regado en las redes sociales durante la última semana por líderes religiosos que apelaban al tema de las tres causales o condenando la correcta votación del Estado dominicano a favor de un Estado Palestino, queda demostrado que son pulsiones infernales de mentes sin empatía por la humanidad y contrarios a la felicidad del pueblo dominicano.
El pueblo dominicano nueva vez demostró su vocación democrática y entusiasmo electoral. Es importante reconocer que tanto Leonel Fernández como Abel Martínez reconocieron el triunfo de Luis Abinader la misma noche de las elecciones. La diferencia entre el ganador y el segundo lugar, casi el doble, no tensionó el reconocimiento, esperamos que cuando la diferencia sea mínima se mantenga el mismo nivel de celeridad para aceptar los resultados.
Si el PRM termina con mayoría absoluta en las dos cámaras del Congreso le toca ineludiblemente hacer la reforma fiscal que urge para que la economía dominicana no agote su proceso de crecimiento, crear los mecanismos para que el Ministerio Público sea realmente independiente, blindar la Constitución para que no tengamos reformas por el interés de reelecciones indefinidas y modificar el régimen de pensiones para que los jubilados reciban un ingreso decente.