Durante décadas, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha desempeñado un papel fundamental en la promoción de los intereses estadounidenses en el extranjero. En su mejor momento, la agencia ha proporcionado asistencia humanitaria que salva vidas, ha fortalecido alianzas y ha promovido la democracia y el crecimiento económico en regiones clave. Sin embargo, en los últimos años, USAID se ha visto cada vez más envuelta en gastos innecesarios y excesos ideológicos, alienando a muchos estadounidenses que esperan que sus impuestos se utilicen de manera responsable. La reciente decisión de revisar las operaciones de USAID es un paso necesario para separar el trabajo esencial del desperdicio y garantizar que la agencia se alinee con las prioridades estadounidenses.
Los Logros Históricos de USAID en la República Dominicana
No se debe olvidar que USAID ha sido un actor clave en momentos históricos de progreso en la República Dominicana. La agencia ha trabajado de la mano con defensores dominicanos de la buena gobernanza, la lucha contra la corrupción, el estado de derecho y la prevención de la violencia, especialmente contra mujeres y niños. Estos esfuerzos han sido posibles gracias al compromiso de muchas organizaciones de la sociedad civil, incluyendo FINJUS, Participación Ciudadana, y otras ONG que representan el esfuerzo colectivo del pueblo dominicano por avanzar hacia un país más fuerte, seguro y próspero.
Estos momentos son un ejemplo brillante de cómo USAID, el gobierno de los EE. UU., y líderes como el senador Marco Rubio han demostrado su orgullo y apoyo hacia los aliados dominicanos. El tema aquí no es si el papel o la función de proporcionar asistencia a países dispuestos es necesario o no; es claro que es necesario. Los estadounidenses están felices de extender la mano cuando los resultados son duraderos.
El desafío reciente con USAID, sin embargo, radica en un cambio cultural dentro de la agencia. Este cambio, aunque continuó apoyando áreas importantes como la democracia, los derechos, la gobernanza y las comunidades marginadas y desfavorecidas, en algunos momentos llegó a los extremos. Esto no ha sido particularmente evidente en la República Dominicana, pero sí en otros países, donde a veces pareció haber un esfuerzo por imponer una agenda “woke” a expensas de programas significativos alineados con los intereses de Estados Unidos.
La Reputación de USAID Socavada por la Ideología y el Gasto Excesivo
No se puede negar que USAID ha estado plagada de mala gestión y decisiones cuestionables de financiamiento. Investigaciones lideradas por la senadora Joni Ernst, el representante Mike McCaul y reportes independientes descubrieron ejemplos preocupantes de dinero de los contribuyentes canalizado hacia proyectos dudosos con pocos o nulos beneficios tangibles. Entre ellos:
• Financiamiento para el Instituto de Virología de Wuhan – A pesar de las crecientes preocupaciones sobre los orígenes del COVID-19, USAID supuestamente dirigió fondos hacia investigaciones peligrosas sobre coronavirus en Wuhan, generando serias dudas sobre la supervisión y la responsabilidad.
• Clases de Cerámica en Marruecos – Mientras los estadounidenses enfrentan inflación y el aumento de costos, USAID financiaba lecciones de cerámica en Marruecos, un programa sin una conexión clara con los intereses nacionales de Estados Unidos.
• Proyectos de Turismo en Líbano – Incluso cuando el Departamento de Estado advirtió contra viajar al Líbano debido a la inestabilidad, USAID estaba gastando dinero de los contribuyentes para promover el turismo allí.
• $1.9 Millones para Cuidado de Afirmación de Género en Guatemala – En un país que enfrenta crisis de pobreza y migración, este financiamiento ha sido criticado como desalineado con las prioridades fundamentales de la ayuda exterior de EE. UU.
• $14.1 Millones para Igualdad de Género en Programas Climáticos de Tanzania – Mientras que abordar el cambio climático es vital, asignar este nivel de fondos a iniciativas de género dentro de los programas climáticos genera preguntas sobre proporcionalidad e impacto directo.
Estos ejemplos ilustran cómo USAID, en lugar de enfocarse en fortalecer a nuestros aliados y avanzar en objetivos estratégicos, se ha visto envuelta en proyectos que reflejan una obsesión creciente con causas ideológicas y gastos desconectados de resultados tangibles.
La Necesidad de Reforma: El Papel de Elon Musk y el Departamento de Eficiencia Gubernamental
Reconociendo la necesidad de una reforma, el presidente Trump tomó medidas decisivas al nombrar a Elon Musk como empleado especial del gobierno dentro del recién establecido Departamento de Eficiencia Gubernamental. Musk, conocido por transformar industrias con presupuestos ajustados, tiene la tarea de recortar el desperdicio y responsabilizar a agencias como USAID.
Según el presidente Trump, Musk no actuará unilateralmente, sino que reportará directamente a la administración. Este movimiento representa un cambio hacia simplificar el gobierno, eliminar el desperdicio y garantizar que los impuestos de los ciudadanos se utilicen de manera eficiente.
Separando el Grano de la Paja
A pesar de los problemas de USAID, es importante reconocer que no todo su trabajo es innecesario. La agencia ha sido instrumental en la ayuda en desastres, la asistencia alimentaria y el apoyo a movimientos democráticos en países que se alinean con los intereses estadounidenses. Sin embargo, estos esfuerzos vitales han sido eclipsados por la burocracia inflada y el gasto políticamente motivado que han empañado la reputación de la agencia.
La misión de USAID debe centrarse en servir a los intereses nacionales de Estados Unidos, promover la estabilidad y proporcionar asistencia humanitaria significativa sin distracciones ideológicas. Es hora de reenfocar los proyectos en la promoción de valores estadounidenses, intereses estratégicos y esfuerzos de ayuda transparentes y basados en resultados.
Los logros históricos en la República Dominicana muestran lo que USAID puede hacer cuando su misión se alinea con las prioridades nacionales y el compromiso local. Es un ejemplo de lo que se puede lograr cuando los programas están diseñados para generar impacto duradero.
El cambio está llegando. Y ya era hora.