Contar con una oferta de calidad en la educación pública es una preocupación desde hace varias décadas.  Varios procesos de reforma educativa desarrollados en el país no han permanecido en el tiempo. Los cambios gubernamentales están acompañados de la politización del sistema con rupturas y poca sostenibilidad en muchos programas y políticas públicas.

Un mejoramiento de la calidad de la educación pública en el país supone cambios en el sistema en términos de su democratización, horizontalidad y descentralización con el establecimiento del estudiantado como sujeto protagónico y activo en todos los niveles. Estos cambios presentan fuertes resistencias en el sistema educativo que se expresan en:

a) Apego a un estilo vertical del proceso de aprendizaje con imposiciones del desarrollo del proceso educativo en aula en base a mandatos, ordenes y pasividad.

b) Negaciones y ausencias de:

— Diversidad de creencias y expresiones artísticas del estudiantado desde su participación en los actos de inicio de clases.

— Espacios de consulta, diálogo y participación del estudiantado en la planificación de aula y evaluaciones periódicas.

— Integración de la creatividad y las expresiones artísticas en las dinámicas de aula que favorezcan a un clima armónico e interactivo.

— Construcción de pensamiento crítico en contraposición del conservadurismo y la resistencia al cambio

— Articulación entre procesos educativos y contexto sociocultural del estudiantado

— Enfoque de género que favorezca la igualdad y equidad en los roles al interior de las aulas y centros.

— Expresiones identitarias de las comunidades y su integración al proceso educativo.

— Abordaje transparente de los procesos de acompañamiento y supervisión de los centros educativos desde los distritos y regionales.

— Estrategias educativas dinámicas e interactivas sostenidas en la creatividad, diversidad, análisis crítico y procesos grupales.

— Procesos de aprendizaje con sentido cooperativo y horizontal desprovisto de exclusiones e individualismo.

— Abordaje del estudiantado como sujeto de derechos consciente y responsable ante sus derechos sexuales y reproductivos y de la apropiación de su cuerpo como prevención del abuso sexual y la violencia.

— Diversidad de identidades de género y orientaciones sexuales de la población estudiantil (LGTBIQ) provoca la legitimación de la discriminación, violencia y acoso en la interacción de aula y de centro.

—- Trato igualitario e inclusivo de la población estudiantil de diferentes nacionalidades, estratos sociales, identidad de género, condición de discapacidad, madres adolescentes y perfiles étnico-raciales con despojo del racismo y el antihaitianismo en las interacciones dentro de los centros.

El mejoramiento de la calidad del sistema educativo supone procesos de cambios estructurales que implican la democratización del sistema,  el empoderamiento del estudiantado y del docente como sujetos activos del proceso educativo. Las reformas educativas deben desarrollarse desde consultas al estudiantado como sujeto protagónico tanto desde la perspectiva estratégica como en la integración de su realidad sociocultural, sus derechos y su diversidad en todos los ámbitos.