La resiliencia se utiliza tanto en el ámbito de la Criminología cuando se refiere a la prevención de la delincuencia, como en el campo de la Victimología, en el tratamiento a las víctimas. En el primer caso, se busca incentivar o estimular la formación sobre resiliencia con la finalidad de que el individuo, pese a estar expuesto a ambientes insanos, es decir, tener varios factores de riesgo como la pobreza, violencia doméstica, barrios marginales, etc., pueda desarrollarse y crecer como individuo normal y adaptado. Por el lado de la Victimología, se centra, no solo en los riesgos y síntomas del trauma o enfermedad, sino en estimular las características de la resiliencia con el propósito de facilitar el proceso de recuperación de la víctima.
Según Rodríguez Piaggio (2009), “el término resiliencia nació en la física (soltura de reacción, elasticidad), designaba la capacidad de un cuerpo para resistir un choque.” Más adelante, afirma que, “cuando pasó a las ciencias sociales, significó ‘la capacidad de triunfar, para vivir y desarrollarse positivamente, de manera socialmente aceptable, a pesar de la fatiga o de la adversidad, que suelen implicar riesgo grave de desenlace negativo’”.
Garrido y Redondo (2013), al hablar del concepto de resiliencia, sostienen que “se refiere al hecho de que en ocasiones surgen niños saludables o ‘normales’ del seno de ambientes insanos”.
Por otro lado, Hill (2009) señala que la “resiliencia es un término que se utiliza a menudo para describir la capacidad de una persona para mantener un estado de equilibrio frente a los desafíos (Bonanno 2004). Este no significa ausencia de problemas sino más bien capacidad de permanecer intacto y saludable a pesar de desafíos. A veces, cuando los practicantes hablan de resiliencia, en realidad están hablando de recuperación, de capacidad de “recuperarse” después de haber sido traumatizado (Bonanno 2005).”
Hill (2009), expone las siguientes características dentro de la resiliencia: Autonomía y autoconfianza. En algunos casos, las personas buscan el aprendizaje y crecen con la adversidad. Por ejemplo, el caso en que una persona elige una carrera que le permita utilizar la experiencia que obtuvo en la adversidad, y poder desarrollar habilidades y aportar a su comunidad.
Identidad personal positiva. Esto se refiere a cuando se cuenta con una buena autopercepción.
Capacidad de adaptación y ajustar los desafíos permitiéndoles un mejor afrontamiento. Puede ser una adaptación emocional o conductual, permitiendo que se fije en la parte positiva de un evento negativo.
Actitud positiva, esperanza y una visión positiva del futuro. Las personas resilientes tienden a ver al mundo como un lugar seguro. “Por lo tanto, las víctimas que pueden tener alguna esperanza o que se sienten seguros tienen muchas más probabilidades de resistir la crisis de victimización por delincuencia.” En efecto, entendemos que tiene una visión realista. Por ejemplo, para el año 2022 el porcentaje de denuncia de todos los delitos cometidos en nuestro país fue de un 1.51%, según la PGR; en relación con la población total. Si bien se dan a conocer ciertos casos que generan alarma social, lo cierto es que el porcentaje de delitos, en específico, los violentos, son muy bajos.
Aquellas personas pueden manejar de manera adecuada emociones complejas, facilitando que puedan afrontar situaciones desafiantes sin abrumarse.
El apoyo social es vital. Ya sea que provenga de su círculo íntimo o/y apoyo de los profesionales (terapeutas, abogados, clérigos, servicios sociales).
Competencia social. “La competencia social incluye las habilidades de la persona en comunicación, empatía y atención, y la capacidad de conectarse positivamente con los demás.”
Habilidades cognitivas como la inteligencia, la resolución de conflictos, habilidades de planificación. Tendrá más recursos internos que le permitirán afrontar la adversidad.
Las habilidades cognitivas también permiten que las personas que estén atravesando por un evento traumático reciban los beneficios de la comparación social. “Las víctimas pueden fomentar la comprensión al compararse con otras personas que han sufrido un crimen similar.” Esto les permite mantener una perspectiva adecuada, y en muchos casos, sienten gratitud al detectar que su trauma no es tan grave en comparación con otros casos detectados.
“Esta comparación social parece ayudar a las personas a ganar perspectiva e incluso pueden identificarse con un centrarse en los aspectos positivos de ser un sobreviviente”.
En adición, otras características que se han analizado por otros autores, en los casos de resiliencia, son:
– Esperanza.
– Sentido de la vida. En este caso, referimos al libro escrito por Victor Frankl “El hombre en busca de sentido”, donde, a partir del relato de los hechos, podemos detectar las características de la resiliencia. En su libro cita la frase de Nietzsche: «Quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo».
– Espiritualidad.
– Visión optimista. El optimismo permite que se evalúe la dificultad o adversidad como algo temporal. Esto permite que mantenga la esperanza de que la adversidad pasará.
– Autoestima.
– Creatividad. Rodríguez Piaggio (2009), la describe como “la capacidad de crear orden y belleza a partir del caos y el desorden.”
– Introspección o autoconocimiento.
– Sentido del humor, le permite liberar el estrés, su cerebro produce endorfinas lo que le genera cierto bienestar, y promueve un mejor manejo de la situación.
En definitiva, desde la Criminología se intenta estudiar estos elementos con la finalidad de formar individuos resistentes. Cierto que el porcentaje de personas que se desarrollan de manera sana, pese a provenir de lugares con alto efecto criminógeno, es mayor. Sin embargo, se busca promover la resiliencia desde la infancia con la finalidad de disminuir la posibilidad de conductas antisociales en los casos en los que se verifiquen numerosos factores de riesgo. Para la Victimología, se busca facilitar el proceso de recuperación de la víctima. La manera en que la víctima aborde lo que le sucede o ha sucedido es determinante y de ello depende recuperarse y salir fortalecida del evento traumático.