En medio de la pandemia la Reserva Federal de Estados Unidos, que para nosotros es el Banco Central, así como otras economías del mundo, incluyendo la Republica Dominicana, implementaron el aumento de la tasa de política monetaria, que es lo mismo decir la tasa a como le prestan desde el ente público a las instituciones financieras privadas y a la vez se constituye en una guía para fijación de tasas de interés en el mercado financiero; con el objetivo de influir sobre los niveles de inflación y estabilizar los precios en la economía.
Desde junio a noviembre del año 2022, la tasa de política monetaria pasó en Estados Unidos de 1.5% a 3.75% y ya a principios del enero de este año se aumentó 0.5% para llevar dicha tasa a 4.25%. Esto tiene implicaciones sobre el costo del dinero tanto para inversión como para consumo; pero además y agregado a esto la guerra Rusia-Ucrania y las restricciones en la actividad económica en China como resultado del resurgimiento del COVID-19, anuncia la entrada a una recesión de la economía mundial, aunque algunos analistas como es el caso de Isaac Cohen entienden como buena noticia de que estas acciones de política monetaria no han afecta el nivel de empleo.
Se vaticina una caída en el crecimiento económico global en términos del producto interno mundial por debajo del 2% anual.
No podemos ilusionarnos y pensar que estamos en época de bonanza
Para la República Dominicana y así como gran parte de las economías latinoamericanas y de otras latitudes, los cambios en la economía norteamericana traen consigo sus consecuencias, tanto desde el punto del comercio, la agricultura, el turismo y las transferencias tanto desde el punto de vista de las remesas como de la inversión extranjera tanto directa como indirecta.
Una señal de como afecta un estancamiento de la economía norteamericana sobre nuestro país, se refleja en los siguientes datos: De enero a septiembre del año 2021 la entrada de divisas procedentes desde Estados Unidos fueron de 7,861.3 millones de dólares en tanto para el siguiente año 2022, para el mismo periodo de nueve meses, las entrada de divisas se redujeron a 7,309.4 millones de dólares, o sea 551.90 millones de dólares menos que el año anterior; esto como producto de que los recursos a programas de protección social como producto de la pandemia se redujeron, pero también como resultado de los efectos recesivos a que se comenzó a reflejar en la economía de Estados Unidos desde finales del año 2021.
Partiendo de que las exportaciones desde la Republica Dominicana, que en el año 2022 fueron en total de 12,390.93 millones de dólares y que de ese total 47.2% o sea 5,848.37 millones de dólares se destinaron a los Estados Unidos, una recesión en esa potencia como se pronostica, podría acarrear problemas sustanciales para la economía dominicana.
Para la República Dominicana una recesión mundial se traduce en una reducción de tres fuentes principales de ingresos del exterior: El Turismo, las remesas y las industrias de zona franca, pero además que estas actividades tienen una influencia fundamental en la generación de empleo y el dinamismo del comercio y los servicios, que permiten una dinamización de la economía; a esto se agrega que el costo de la deuda externa se encarece en virtud que, como ya hemos señalado, las acciones de gran parte de las potencias económicas del mundo, sobre todo Estados Unidos, como mecanismo para frenar la inflación, lo que se traduce en aumento de los intereses sobre la deuda.
Esto nos indica que los dominicanos y sobre todo el gobierno, no podemos ilusionarnos y pensar que estamos en época de bonanza, para la cantidad de reservas internacionales que sobrepasan los 14 mil millones de dólares, que tiene el Banco Central y tratar a lo máximo de no comprometer por encima de los limites presente y futuros los ahorros en divisas, pues como el sueño del faraón y la interpretación de José sobre las siete vacas flacas que se comieron las siete vacas gordas, por lo que llevó a que guardara trigo para los tiempos de sequías, debemos estar preparados, para tiempos tormentosos que podrían presentarse por los efectos recesivos en los próximos años de la economía mundial.