Aún recuerdo el sonido de aquellos viejos monitores cuando encendía las computadoras en el Colegio Joseth. Cada arranque, cada zumbido, significaba una puerta al futuro. Yo era un joven de 14 años, pero ya sabía que mi vida estaría marcada por esos bits y bytes, esos impulsos eléctricos que se convertían en palabras y fórmulas. No imaginaba entonces que mi compromiso con la tecnología me llevaría a recorrer todo el país, con un solo objetivo: “Conectar a cada dominicano con el futuro”.

Hace poco más de dos décadas, en el año 2000, la República Dominicana daba sus primeros pasos en el vasto mundo de la tecnología digital. En aquel entonces, las aulas carecían de la interactividad que hoy damos por sentado, y la educación virtual parecía algo sacado de la ciencia ficción. En ese contexto, trabajaba como joven profesor de tecnología en el Liceo Secundario Estados Unidos de América, bajo el Programa de Informática Educativa (PIE) del Ministerio de Educación (MINERD). Mis estudiantes compartían una chispa de curiosidad por explorar este "mundo digital" en formación, y juntos comenzamos a dar forma a una visión de futuro que, en ese momento, apenas podíamos imaginar.

Mi pasión por la tecnología comenzó incluso antes, en Infoclass Villa, en Villa Mella, y en el Colegio e Instituto Joseth. Cada vez que insertaba un disquete y veía cómo el texto aparecía en la pantalla, sentía que descubríamos algo revolucionario. Aquellas primeras experiencias sembraron en mí un compromiso que me ha acompañado desde entonces: hacer la tecnología accesible y significativa para todos.

Para 2004, mientras Facebook nacía en las universidades de Estados Unidos y comenzaba a revolucionar la comunicación, en la República Dominicana se lanzaba el Programa Nacional de Alfabetización Digital y se inauguraron los primeros Centros Tecnológicos Comunitarios (CTC) para reducir la brecha digital. Fue en ese mismo año que me uní a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) como profesor de programación y bases de datos. Poco después, como Asesor de Tecnología, tuve el privilegio de liderar proyectos innovadores: automatizamos procesos académicos, implementamos la inscripción en línea y creamos un campus virtual pionero, basado en software libre. No solo conectamos aulas; rompimos barreras. Cada estudiante que no tenía que viajar kilómetros para acceder a la educación fue una victoria. Con cada avance, sentíamos que la educación dejaba de ser un privilegio para convertirse en un derecho.

En el Instituto Tecnológico de las Américas (ITLA), mi rol evolucionó en consonancia con la tecnología. Como Investigador Titular y Director del Departamento de Bienestar Estudiantil, impulsamos proyectos de ciberseguridad y educación a distancia en un momento en que la seguridad digital apenas comenzaba a ser una prioridad. Fue también en esa época que los programas de robótica y programación se expandieron en el ITLA, alineándose con el crecimiento de plataformas educativas como edX. Preparar a una generación de jóvenes dominicanos para enfrentar los retos del siglo XXI era una misión clara. Al igual que un río que se abre paso entre montañas, la tecnología fluía, superando obstáculos y transformando cada lugar que tocaba.

Mi trabajo en la Universidad del Caribe (UNICARIBE) fue otro hito en este viaje. Como Director de Innovación y Tecnología Educativa, dirigí la creación de un Campus Virtual avanzado que conectó a docentes y estudiantes de formas inéditas. Recuerdo el escepticismo inicial de algunos profesores, que temían que la tecnología deshumanizara la enseñanza. Sin embargo, con el tiempo, vimos cómo sus clases cobraban vida con las nuevas herramientas digitales, y comprendimos que la tecnología, lejos de ser una barrera, era un puente que nos acercaba aún más.

Además, he tenido el privilegio de contribuir a proyectos de impacto nacional e internacional como consultor. En la Universidad Central del Este (UCE), desarrollé un sistema de gestión de guías de estudio que facilitó el acceso al conocimiento para estudiantes y docentes. Y en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), lideré la distribución de 2,000 laptops en centros de salud en la zona sur del país. Ver a un médico en un centro de salud remoto usar una laptop para registrar a un paciente por primera vez fue revelador. Sus manos, acostumbradas a llenar formularios en papel, temblaban sobre el teclado. Pero al cabo de una semana, al verlo navegar con confianza en la pantalla, entendí que la tecnología, bien aplicada, no solo transforma sistemas; transforma vidas.

El compromiso con la ciberseguridad también se convirtió en una prioridad. En 2016, cuando el mundo comenzaba a reconocer los riesgos de la seguridad digital, participé como Certified Cybercrime Forensic Investigator en la creación de políticas de ciberseguridad para proteger los datos de los dominicanos, colaborando desde la Cámara TIC de la República Dominicana como Vicepresidente y luego como Secretario General. Este esfuerzo nos permitió posicionar al país como referente en el Caribe y América Latina en términos de seguridad digital, garantizando que los ciudadanos pudieran navegar con confianza en un entorno digital seguro.

Uno de los mayores desafíos de mi carrera llegó en 2020, con la pandemia. Como Director General de Tecnología de la Información en el Ministerio de Educación (MINERD), lideré la Mesa de Educación y Capacidades Digitales, en coordinación con los principales entes académicos del país, para asegurar la continuidad educativa en tiempos de crisis. Coordinamos la entrega de más de 2 millones de equipos tecnológicos a estudiantes y docentes del sistema educativo público. Además, se instalaron 23,000 pizarras digitales interactivas, 4,000 kits de robótica educativa y se conectaron más de 1,000 planteles estudiantiles, beneficiando a más de 5,000 escuelas. Más de 135,000 docentes fueron capacitados en el uso de tecnologías digitales y en la educación a distancia.

A lo largo de estos años, he mantenido un compromiso constante con la capacitación en innovación y emprendimiento, llevando talleres y cursos accesibles a las comunidades más vulnerables. La tecnología y el conocimiento deben ser herramientas de empoderamiento, y mi objetivo ha sido siempre acercarlos a quienes más los necesitan.

Este recorrido me permite hoy hablar con la suficiente autoridad para reconocer los avances que se han logrado bajo el liderazgo del presidente Luis Abinader desde el año 2020. Durante su gestión, se ha impulsado una transformación digital en sectores clave, llevando la tecnología más cerca de la ciudadanía. La Agenda Digital 2030 traza un camino hacia la modernización integral del país, promoviendo no solo conectividad, sino también ciberseguridad e innovación en todos los niveles. Iniciativas como Burocracia Cero han reducido significativamente la burocracia, digitalizando trámites y acercando los servicios públicos a los ciudadanos de manera más eficiente y transparente. Asimismo, la Estrategia Nacional de Ciberseguridad ha fortalecido la protección de los datos de los dominicanos, permitiendo a cada ciudadano interactuar con el entorno digital de forma segura y confiada.

Este es el tipo de liderazgo y compromiso que la República Dominicana necesita para avanzar hacia un futuro más ágil, conectado y enfocado en el bienestar de sus ciudadanos. La integración de la inteligencia artificial, el gobierno electrónico y la automatización de procesos en instituciones públicas no solo mejora la eficiencia, sino que también democratiza el acceso a los servicios esenciales, promoviendo una sociedad más equitativa y moderna.

Sin embargo, el desafío sigue latente. En un mundo en constante evolución, el país debe mantener el impulso y continuar apostando por la tecnología como herramienta para mejorar la calidad de vida de los dominicanos. Los próximos años representan una oportunidad invaluable para consolidar estos avances y extender sus beneficios a todos los rincones del país. Con la visión de Abinader, confío en que seguiremos avanzando, posicionando a la República Dominicana como un referente en automatización, innovación y transformación digital en América Latina. Así será.