En noviembre de 2018 escribí “Idear e implementar un plan Marshall moderno para Haití”. Ahora, abril 9, 2023, el dirigente y político Johnny Jones propone “Un Plan Caribe para el desarrollo definitivo de Haití”, basado en el Plan Marshall.
¿Qué valoración podríamos conferir a esa propuesta?
IDEAR E IMPLEMENTAR UN PLAN MARSHALL MODERNO PARA HAITI
“No es con espada ni con ejército”, ni mediante el aislamiento con un muro, cómo se modela y se estabiliza una sociedad, una nación o una región geopolítica. Por tanto, muy bien se puede hacer la siguiente recomendación para ser tomada en consideración: “Idear e implementar un Plan Marshall” modelado para Haití, a fin de normalizar el estado civil e impulsar el tren de desarrollo continuo en esa nación. Esta idea puede ser considerada absurda y maniática, pero es posible si se quiere efectuar. ¿Por qué no?
Si alguien está enfermo y se ha hecho todo lo posible para curarlo del padecimiento con brebajes caseros de curanderos populares, con ensalmos mágicos-religiosos y otros medios no científicos; pero, en lugar de mejoría se perpetúa el mal sin esperanza de sanación, hay que ofrecerle la asistencia facultativa de la medicina profesional científica.
El enfermo debe tener conciencia de su precaria salud y asumir la imperiosa necesidad de permitir los medios prácticos de sanación. En ese caso se requiere la intervención de quienes tienen capacidad para lograr restaurar su sanidad. El enfermo no puede ser su propio consultor, analista, médico o proveedor de asistencia sanitaria. Hay que intervenir de manera determinante y eficaz para el bien del paciente. Y al pueblo haitiano le hace falta esa especial atención.
Por más fe que se tenga en los remedios caseros y en los rituales mágicos-religiosos, es recomendable poner la salud de la nación en manos expertas y que puedan prestar asistencia solidaria con pleno conocimiento, experiencia, respaldo y responsabilidad, bajo la inspiración del mandato de Jesús “de amar a Dios y al prójimo…”
La República de Haití es considerada un Estado fallido, en efecto, así lo reconocen muchos de sus propios líderes intelectuales y políticos. Si se asume con respeto e interés solidario la preocupación por su situación, se puede hacer la recomendación de: “Idear e implementar un Plan Marshall” modelado para la recuperación de esa nación. Esto se puede afirmar sin intención de socavar o empañar la dignidad, el orgullo nacionalista o la independencia de la hermana república.
El deterioro y padecimiento de la nación haitiana es inminente y, como vecinos colindantes, los dominicanos estamos en la obligación de priorizar la previsión de nuestra propia salud; pues, si Haití está bien, nosotros estaremos mejor.
Atendiendo a esta malograda situación que afronta la isla de Quisqueya, se hace este tipo de recomendación para que los Estados de alto conocimiento y poder, puedan tener susceptible conciencia de que “no es con espada ni ejército”, ni con un aislante muro perimetral, que se puede obtener estabilidad social y creciente desarrollo de un grupo, conglomerado, nación o región geopolítica determinada.
En caso de considerarse el plan tipo Marshall, este tendría una cobertura especial que sobrepase la simple implementación económica. Entendiéndose que la nación haitiana padece una situación deprimente que se deteriora de manera progresiva, se debería organizar una asistencia integral que comprenda la política, estructura gubernamental, seguridad social, reforestación, sanidad, escolaridad, deportes, cultura y otras áreas de gobernabilidad para la estabilidad y desarrollo de esa nación.